Mons. Aguer (*) ha
efectuado un crudo análisis de la crisis de la Argentina, relacionada con la
crisis de la Iglesia. Conviene retener sus conceptos:
"El 8 de
marzo ha sido consagrado como ‘Día Internacional de la Mujer’, una apoteosis
del feminismo mundial, que se hace ubicuo. En Buenos Aires se concentró una
multitud de mujeres jóvenes, ideologizadas, universitarias; el acto fue copado
por la izquierda. De esto tendría que ocuparse el Episcopado, que obsesionado
por el problema de la pobreza no asume su deber de evangelizar la cultura, y
deja a los fieles inermes ante la batalla cultural, en la que el papel decisivo
está representado por los discípulos locales de Gramsci."
"Leo en La
Prensa el informe sobre la audiencia de la comisión ejecutiva de la Conferencia
Episcopal: “Los obispos manifestaron a Milei preocupación por la crisis
actual”, y sigue: “La Iglesia reclamó al Presidente contención para los
sectores vulnerables que sufren, en especial, la falta de alimentos, y
medicamentos”. Esta obsesión episcopal reclama continuar con las dádivas de la
década anterior. ¿Qué aporte hace la Iglesia? ¿Y el laicado católico, y
Cáritas? Hay que hacer esto, sin descuidar aquello. Pero es inútil, los obispos
no entienden los problemas culturales...".
(*) La Prensa,
18.03.2024