jueves, 29 de septiembre de 2022

LA AUSENCIA DEL ESTADO


En la fecha, dos periodistas han publicado breves notas sobre el tema mencionado en el título, que se transcriben al final de este comentario. Se trata de un problema al que nos hemos referido en este mismo sitio con anterioridad. Durante demasiado tiempo se ha pretendido ignorar en la Argentina, que ninguna sociedad puede lograr el bien común, si el Estado respectivo no funciona adecuadamente.


El gobierno no encuadrado en un Estado, es errático y caprichoso; sirve únicamente para el enriquecimiento e influencia individual de los gobernantes, que no pueden lograr el funcionamiento eficaz de la estructura gubernamental. De allí la paradoja de culpar al Estado de todos los problemas, cuando el origen de los problemas es la ausencia del Estado.


El Estado es el órgano de concordia, planeamiento y conducción, de una sociedad territorialmente delimitada, que procura el bien común. Es decir, que sólo puede calificarse de Estado, aquel que cumple las tres funciones básicas señaladas.


1. La función de Concordia o armonía social es el resultado de la interacción de las diversas fuerzas sociales constitutivas, síntesis en constante elaboración por los cambios que se producen en los grupos y en el entorno. La superación de los antagonismos internos no surge espontáneamente; es el resultado de un esfuerzo consciente por afianzar la solidaridad sinérgica a cargo del Estado. El poder estatal tendrá legitimidad en la medida en que cumpla dicha función, garantizando la concordia política.


2. La función de planeamiento. El Estado centraliza la información que le llega de los grupos sociales; recopila sus problemas, necesidades y demandas. Los datos son procesados y extrapolados en función de los fines comunes, fijados en la Constitución Nacional y en otros documentos, que señalan los objetivos políticos y los valores que identifican a un pueblo. Con mayor o menor intensidad, según el modelo gubernamental elegido, es en el marco del Estado donde debe realizarse el planeamiento global que establezca las metas y las prioridades en el proceso de desarrollo integral de la sociedad.


3. La función de conducción. La esencia de la misión del Estado es el ejercicio de la autoridad pública. La facultad de tomar decisiones definitivas e inapelables, está sustentada en el monopolio del uso de la fuerza, y se condensa en el concepto de soberanía. El gobernante posee una potestad suprema, en su orden, pero no indeterminada ni absoluta. El poder se justifica en razón del fin para el que está establecido y se define por este fin: el Bien Común temporal.


Si un Estado no posee, en acto, estas tres funciones, ha dejado de existir como tal o ha efectuado una transferencia de poder en beneficio de organismos supraestatales, o de actores privados, o de otro Estado.

Esta es, precisamente, la situación argentina, pudiendo citarse la opinión de tres intelectuales de diferente posición:

* Dr. Jorge Vanossi (siendo Ministro de Justicia): “La Argentina es un Estado debilucho, que está al borde de la anomia...” (La Nación, 17/3/02).

* Dr. Manuel Mora y Araujo: “...el Estado argentino no funciona. No cumple su papel, no brinda a la sociedad los servicios que se esperan de él...” (La Nación, 20/3/02).

* Dr. Natalio Botana: “...podemos llegar a una conclusión provisoria muy preocupante: que tenemos una democracia en un país sin Estado y sin moneda.” (Clarín, 28/4/02).


Podemos agregar lo expresado por el General Perón, en un discurso a los gobernadores (2-8-1973) poco antes de asumir por tercera vez la Presidencia: “Es el Estado que se ha destruido; son sus instituciones las que han sido atacadas en sus basamentos”.


Como hipótesis, nos animamos a decir que el Estado argentino dejó de funcionar como tal a partir de junio de 1970, con la caída del Gral. Onganía, pues se advierte que, a partir de la fecha indicada resultaron afectadas las tres funciones básicas.


En conclusión, si es correcto el análisis, la prioridad absoluta consiste en restaurar el Estado, y procurar que actúe eficazmente al servicio del bien común. Ello no ocurrirá como consecuencia necesaria de elaborar un buen diagnóstico. Por eso, decía Don Ricardo Curutchet: “No basta con denunciar que se pierde la Argentina, es necesario actuar para contribuir a salvarla”. Es insensato confiar en que, precisamente en el momento más difícil de la historia nacional, podrá producirse espontáneamente un cambio positivo. Sólo podrá lograrse si un número suficiente de argentinos con vocación patriótica, se decide a actuar en la vida pública buscando la manera efectiva de influir en ella. Un dirigente político no puede limitarse a exponer los principios de un orden social abstracto.

La doctrina tiene que estar encarnada en hombres que cuenten con el apoyo de muchos, formando una corriente de opinión favorable a la aplicación de la doctrina. Debe encararse con seriedad la preparación de un Proyecto Nacional y la constitución de equipos aptos para aplicarlo.

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Anomia creciente

 por la ausencia del Estado

 

Sergio Berensztein

Cadena 3, 29-9-22

 

 -¿Y dónde está el Estado? La paradoja que se da en un contexto de gobierno que durante mucho tiempo insistía que el Estado te ayudaba. Todavía está presente que efectivamente hay un rol para el Estado en la sociedad y que estamos totalmente de acuerdo.

- Lo interesante son las prioridades donde son indispensables las acciones que efectivamente materializan la autoridad pública y donde pueden ser discutibles. ¿Dónde está la necesidad del Estado? Lo básico desde que se inventó el Estado en el siglo XV es mantener la seguridad pública.

- Tener la certidumbre de que hay una autoridad que se ocupa de que los ciudadanos puedan desarrollar sus actividades tranquilamente. Para evitar una situación donde los propios actores, los propios ciudadanos, asumen justamente la responsabilidad de poner órden , entre comillas.. Orden según su criterio. Y por supuesto, de acuerdo al modo en que son definidos por los propios actores.

- La violación de la ley es de todos los participantes, no de un solo bando ahora, porque lo de Mascardi es particularmente relevante aquí. Bueno, porque en un par de días no solamente se afectó la propiedad privada, sino que hubo un ataque a la fuerza de seguridad, un ataque a Gendarmería.

- Lo interesante que la respuesta del gobierno fue “no queremos provocarlos”, vale decir que esta actitud del gobierno es previa a el ataque de los estos grupos que se autodenominan mapuches

-Lo interesante es que luego de un ataque a gendarmería tampoco hay una reacción efectiva del Estado argentino. Entonces aquí se corre el riesgo de que se invisibiliza la presencia estatal, cosa que ya ocurre, y que básicamente, no haya una respuesta proporcional.

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Cuando el Estado

 no está donde tiene que estar

 

Sergio Suppo

Cadena 3, 29-9-22

 

Habitualmente los conflictos los miramos por el final, por el desenlace que nos gustaría que tengan. Yo prefiero generalmente mirarlos desde el principio porque uno puede comprender su razón, si es que la tuviera y las raíces que lo provocan.

Hay dos o tres cuestiones de las que ustedes ya se han ocupado muy bien durante la mañana. Sobre alguna puedo volver ahora en el comentario, que son ejemplos de un Estado y sus respectivos gobiernos, ausentes o distraídos o mirando para otro lado o interesadamente actuando sobre lo que no deben actuar.

Hace unos días hubo una Mesa de Café contando el gran escándalo político que se ha desatado en la provincia de Santa Fe a propósito de las escuchas ilegales en el Ministerio de Seguridad de la provincia de Santa Fe. Esto involucra al ex secretario y ex ministro de Seguridad Marcelo Sain que se fue en medio de un escándalo.

No me voy a detener puntualmente sobre el caso. Simplemente voy a decir que el Ministerio de Seguridad de Santa Fe durante dos años se dedicó a generar carpetazos, o sea a buscar información sobre periodistas, dirigentes opositores, empresarios para tratar de comprometerlos públicamente.

¿No es gratis esta desatención? La cifra de muertos en Rosario volvió a dispararse y la media nacional de asesinatos en la Argentina está muy por debajo. Rosario tiene tres veces más casos de crímenes de asesinatos violentos que el resto de la Argentina. No es gratis la desatención de cómo tratan de evitarse los piquetes.

Estamos esperando que venga la fuerza policial a desalojar los piquetes. Por supuesto, porque se está cometiendo un delito serio, grave, que no hace falta explicar cuáles es impedir la circulación de las personas. Ahora, los estados provinciales, nacionales no tienen poder político para persuadir, para tratar de evitar que esos dirigentes que además son gerentes de los planes sociales y viven del Estado, no se concentren en las calles y colapsen. Por ejemplo, el centro de Córdoba, el de Buenos Aires, el de Rosario. Me lo pregunto porque es impensable que al problema lo vayamos a resolver sólo con la Policía.

Ayer vimos cómo la mafia de la barra brava de Talleres actuaba y hacía "justicia por mano propia", con facas, cuchillos y armas de fuego en contra de unos piqueteros que cortaban la ruta en el camino a Resistencia.

A mucha gente le puede resultar a primera vista simpático, que la barra brava desaloje una ruta. Me pregunto si la solución son las barras bravas en la Argentina.