Resulta difícil
comprender la actitud condenatoria frente a un simple mensaje de Twitter del
embajador argentino en Haití, con motivo del día del Ejército, considerando que
fue imprudente, por haber manifestado
ser hijo de oficial alemán de la II Guerra mundial. Se
ha considerado que dicha frase implica reivindicar al régimen nazi.
Como expresa una
carta de lector, de Enrique Schwarck (La
Nación, 5-6-19): “Decir que el Ejército alemán y por consiguiente todos sus
integrantes, desde oficiales hasta soldados conscriptos, como lo fue mi suegro
en la dotación del acorazado Graf Spee y tantos otros soldados alemanes que
participaron de la Segunda Guerra Mundial, eran nazis es una tremenda estupidez
y un desconocimiento de la historia.”
Paradójicamente,
el embajador de Israel, Ilan Sztulman, ha criticado duramente que las autoridades
argentinas no consideren al Hezbollah una organización terrorista –como Estados
Unidos y la Unión Europea- siendo que la Justicia sospecha que dicho grupo
cometió el atentado a la Amia, que continua impune luego de 25 años. Referentes
del gobierno reconocen que el oficialismo no considera prioritario impulsar este
tema durante un año electoral (sic).