Las Naciones Unidas, a través de la Junta
Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), en su informe anual,
advirtió que cualquier intento de permitir el uso recreativo del cannabis
vulnera las convenciones sobre drogas. e hizo un llamado concreto a frenar el
avance de la marihuana legal, con críticas a los que aprobaron leyes en ese
sentido, como Uruguay y algunos estados norteamericanos.
Y se alertó: "Las
tasas de uso indebido [de drogas] pueden aumentar, especialmente entre los
jóvenes, porque las medidas de legalización pueden influir en la manera de
percibir los daños, en el sentido de que menos personas considerarán que el
cannabis es perjudicial, lo que pone en relieve la necesidad de adoptar medidas
de prevención más eficaces". (La Nación, 2-3-17)
Resulta oportuno citar lo mencionado, con motivo de la
Ley 27.350 que trata del uso medicinal del aceite de cannabis en la Argentina. El
último número de la revista THC (N° 97) –publicación dedicada a promover la cultura cannábica- tituló “La medicina es ley” (pgs. 30-33) el
artículo que relata la aprobación por el Senado, el 29-3-2017, del proyecto que
regula la importación, producción por parte del Estado, y uso del aceite de
cáñamo por pacientes que cuenten con la indicación médica pertinente. Para
quienes alentaron el proyecto, la ley aprobada es sólo un primer paso, pues
pretenden que se autorice el cultivo del cannabis, algo que sigue penado por el
art. 5 de la ley 23.737.
En
palabras de Valeria Salech, de la agrupación Mamá Cultiva: “No nos importa si la obra social nos trae el aceite,
lo queremos hacer nosotras, preparárselo con nuestras propias manos”. Una
pretensión absurda pues todo producto medicinal debe ser elaborado en un
laboratorio, por parte de especialistas, con los debidos recaudos científicos.
En este tema, se mezclan los legítimos reclamos de los pacientes y sus
familiares, con el deseo de quienes buscan que se libere el uso recreativo de
la droga. El ejemplo de Estados Unidos, donde varios Estados comenzaron
autorizando el uso medicinal de la marihuana, y continuaron legalizando el
cultivo y uso de la planta, basta para comprender cuál es el objetivo final de
esta campaña.
Uno
de los componentes de la planta de
marihuana, el cannabidiol (CBD), ha demostrado su utilidad para el tratamiento
de ciertas afecciones como epilepsia infantil—una enfermedad que ocasiona
convulsiones violentas en los niños. Por esta razón, los científicos han
cultivado plantas de marihuana y creado aceite de CBD exclusivamente para uso
terapéutico.
Esta droga no tiene
propiedades embriagadoras, por lo tanto no resulta deseable para aquellos que
usan marihuana recreacionalmente.
Lo que a ellos interesa son las substancias químicas
relacionadas al componente delta‐9‐tetrahydrocannabinol (THC), la sustancia sicoactiva
principal de la marihuana, que altera la mente*.
Habrá que estar alertas, pues crece el número de
personas influyentes que, a contrapelo de las recomendaciones de Naciones Unidas
postulan como mejor solución para frenar el narcotráfico, la legalización de
las drogas. Baste mencionar las declaraciones de Sergio Berni, ex Secretario de
Seguridad de la Nación, y actual senador provincial: “no quedan dudas que con
respecto a la marihuana el uruguayo es el modelo a seguir, pero con respecto a
las demás drogas se queda a mitad de camino” (Diagonales, 17-5-17).
*National Institute on Drug Abuse, julio 2015