P.
JOSÉ CUESTA SDB
En el año 2011, el P. José
aceptó la propuesta de un grupo de profesionales y docentes de realizar una
actividad sistemática para contribuir con la formación de los laicos, de acuerdo
al Magisterio, y con el enfoque de Santo Tomás, Dr. de la Iglesia. Así nació lo
que se denominó Cátedra Juan Pablo Magno,
asumiendo el Padre la dirección, que nunca tomó como una gentileza protocolar,
puesto que asistía a todas las reuniones, participando activamente, y en varias
ocasiones expuso un tema.
El motivo que nos impulsó a
esta actividad es lo que llamó con crudeza Benedicto XVI analfabetismo religioso,
que es una característica de la época y que alimenta una profunda crisis. Ya
durante el Concilio Vaticano II, se aprobó el decreto Apostolicam Actuositatem
(1965) dedicado al apostolado de los laicos. Como manifestara el Card.
Quarracino, debido a la complejidad del mundo contemporáneo y a la escasez de
vocaciones religiosas, en el siglo XXI la
evangelización será laical o no habrá evangelización. Por eso, el decreto
mencionado (ps. 29 y 32) destaca la necesidad de que los seglares aprendan la doctrina católica, sobre todo en aquellos
puntos hoy controvertidos.
Cincuenta años después,
surgen declaraciones heréticas, como la de una monja que niega la virginidad de
María, que provocan confusión y escándalo, y los obispos argentinos se ven
obligados a retirar su apoyo al Movimiento de Scouts, por haber adoptado la
ideología de género y aceptar el aborto. Nada menos que el General de los
Jesuitas recomienda revisar el Evangelio, pues, como en el primer siglo de
nuestra era no existían grabadores, es posible que los discípulos de Jesús
hayan interpretado mal sus enseñanzas.
Nuestro patrono, San Juan
Pablo, agregó precisiones sobre la formación de los laicos, en la Exhortación
Christifdeles Laici (1988), subrayando que no hemos sido llamados a abandonar
el lugar que ocupamos en el mundo, sino que debemos contribuir, desde dentro, a
la santificación del mundo, ejerciendo nuestras propias tareas.
Además de otros temas, es
indispensable para ser eficaces en el orden temporal el estudio de la DSI (p. 60),
que nos brinda principios de reflexión,
criterios de juicio, y directrices para la acción. Sobre esta
disciplina, los obispos argentinos reconocieron (2003) en el documento Navega mar adentro (p. 38), que resulta
escandaloso, en un país constituido mayoritariamente por bautizados, el
desconocimiento de la DSI.
Juan Pablo abordó también
otro tema polémico (p. 42) al sostener
que para animar cristianamente el orden
temporal, los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación
en la política. Las dificultades y desprestigio actual de esa actividad, no
justifican lo más mínimo, ni la ausencia ni el escepticismo de los cristianos
en relación con la cosa pública.
Con la guía del P. José
hemos tratado de aplicar estas directivas, organizando dos diplomados, varios
cursos y coloquios, un programa de perfeccionamiento catequético, y otro de
difusión de la doctrina social de la Iglesia. En la actualidad, nos
concentramos en la difusión doctrinaria por Internet, sin dejar de colaborar
con iniciativas de formación que surgen en la Diócesis.
En el primer aniversario de su partida a la Casa del Señor, queremos recordar a don José: modelo de
sacerdote, difusor de la Fe y estudioso infatigable. Nos congregaremos el
sábado 11 de marzo, a las 10 horas, en
la Basílica Santo Domingo, para asistir a la celebración de la Misa en su
memoria.