Con motivo de la
reciente decisión de la
Universidad Católica de Córdoba (UCC) de otorgar a Fray
Gustavo Gutiérrez OP, el doctorado honoris causa, resulta conveniente conocer
su pensamiento, ya que fue presentado oficialmente como uno de los creadores de
la Teología
de la Liberación.
El mencionado enfoque
teológico fue severamente cuestionado por la Congregación para la Doctrina de la Fe (1984), en la Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la Liberación , donde
se advierte:
“sobre las
desviaciones y los riesgos de desviación, ruinosos para la fe y para la vida
cristiana, que implican ciertas formas de teología de la liberación que
recurren, de modo insuficientemente crítico, a conceptos tomados de diversas
corrientes del pensamiento marxista” (Introducción).
“En este contexto,
algunas fórmulas no son neutras, pues conservan la significación que han recibido
en la doctrina marxista. La lucha de clases es un ejemplo” (VII, 8).
Se han clasificado en
tres las corrientes dentro del nombre común de Teología de la Liberación (TL) :
1) Corriente
“pastoral-episcopal”: que pone el acento en lo religioso. En esta tendencia se
ubicaron la mayoría de los Obispos latinoamericanos.
2) Corriente
“moderada-marxista”: que prioriza lo socio-político, y está influida por la
teoría de la dependencia. Ejemplo: Movimiento de Sacerdotes para el Tercer
Mundo.
3) Corriente “rígida-marxista”:
la liberación política incluye y supera la dimensión religiosa.
A la tercera
corriente pertenece el autor distinguido en la UCC :
“Gustavo Gutiérrez y
quienes adoptan su sistema de pensar, aceptan implícitamente toda la
antropología y la filosofía de Marx, y se ven así abocados al empeño de
intentar hacer coexistir dos visiones del mundo, del hombre y de las cosas que
son en realidad antitéticas e incompatibles: la marxista y la cristiana. Empeño
carente de sentido, cuyo solo planteamiento manifiesta ya una notable
superficialidad intelectual” .
Del libro de Gustavo Gutiérrez: “Fe cristiana y
cambio social”; Salamanca, Sígueme, 1973.
* ”La teología de la
liberación, que busca partir del compromiso por abolir la actual situación de
injusticia y por construir una sociedad nueva, debe ser verificada por la
práctica de ese compromiso; por la participación activa y eficaz en la lucha
que las clases sociales explotadas han emprendido contra sus opresores” (p.
387).
* “Lo que se busca es
equilibrar, e incluso rechazar, el primado y casi exclusividad de lo doctrinal
en la vida cristiana” (p. 37).
“ Conocer para Marx
será algo indisolublemente ligado a la transformación del mundo por medio del
trabajo. Partiendo de estas primeras intuiciones, Marx irá construyendo un
conocimiento científico de la realidad histórica” (p. 57).
* “Es innegable que
la lucha de clases plantea problemas a la universalidad del amor cristiano y a
la unidad de la Iglesia.
Pero toda consideración sobre ello debe partir de dos comprobaciones
elementales: la lucha de clases es un hecho y la neutralidad en esa materia es
imposible” (p. 353).
* “cuando la Iglesia rechaza la lucha
de clases se está comportando objetivamente como una pieza más del sistema
imperante” (p. 356).
* “Hoy en el contexto
de la lucha de clases, amar a los enemigos supone reconocer y aceptar que se
tiene enemigos de clase y que hay que combatirlos”. “El amor a los enemigos
lejos de suavizar las tensiones, resulta así cuestionando el sistema y se
convierte en una fórmula subversiva” (p. 358).
Boletín
Acción Nº 148 Córdoba, julio
28 de 2013
Fuente:
Verdera, Hugo.
“Distintas corrientes de las Teologías de la Liberación
latinoamericanas”; en Cursos de Cultura Católica. “La Teología de la Liberación y el
marxismo”, Universidad Católica Argentina, 1985.