Algunos católicos, incluidos sacerdotes, consideran inocuo participar públicamente en ceremonias de culto a la Pachamama, como si fuera una concesión inocente a los que creen en esa divinidad, y que no afecta para nada nuestra fe. Objetivamente, no es así.
Información
oficial
En
la página web de la
Presidencia , se informó que “Cristina presenció la reapertura
del ingenio La Esperanza
en Jujuy”. En el ingenio jujeño la Presidente realizó una ofrenda a la Pachamama , arrojando
quinoa, chicha, azúcar y alcohol.
Clarín,
2-8-13
Un ritual
ancestral en honor a la Tierra
Mariana Otero
“Queremos decirle a la Tierra , nuestra madre, que
somos sus hijos, que a la
Tierra no se la compra, no se la vende, no se la parcela ni
se la privatiza”. Con esas palabras Víctor Acebo, miembro fundador y presidente
del Instituto de Culturas Aborígenes (ICA), inició cerca de las 15.30 de ayer
el rito ancestral en honor a la
Pachamama (la
Madre Tierra ) en frente de su sede, en el corazón de barrio
Alberdi, asentamiento originario de la comunidad comechingona del Pueblo de la Toma.
Bajo el cálido sol de
la siesta, la segunda cuadra de la calle Enfermera Clermont se colmó bien
temprano, hasta que se cerró al tránsito. Se congregaron miembros de pueblos
originarios, vecinos, alumnos de jardín de infantes (el San Jerónimo),
secundarios (del Rosarito Vera Peñaloza, de Villa Allende; del Garzón Agulla y
el Carbó), terciarios y universitarios (ver galería de fotos).
Había curas, como el padre Horacio Saravia, militante
en la defensa de las culturas ancestrales; excuras, como Pol Zayat, profesor en
Filosofía; monjas, como dos hermanas de la congregación de las Doroteas, jóvenes, madres de alumnos, representantes de la
cultura wichi, sanavirona, comechingona, afroamericanos. Y curiosos.
“La Tierra es de todos, es un
bien colectivo, no individual ni de un grupo”, siguió Acebo, frente al pozo
donde, luego se colocarían las ofrendas de verduras, frutas, otros alimentos,
licores y tabaco. “Pertenecemos a la Tierra. Somos hijos de la Tierra ”. Acebo es oriundo
de la frontera argentino-boliviana, entre La Quiaca y Villazón.
Una enorme wiphala
–el estandarte cuadrangular de siete colores utilizado por las etnias de la
cordillera de los Andes, símbolo del pueblo aimara y del Estado boliviano desde
hace pocos años– cubría buena parte de la fachada del Instituto de Culturas
Aborígenes. Otros más pequeños, colgaban de los árboles, junto al rojinegro del
Pueblo de La Toma
y el verde del Instituto de la Presencia Afroamericana
en Córdoba.
Sobre una manta, al
lado de un brasero, se había cavado el hoyo, el mismo donde, desde hace 20
años, la Pachamama
recibe en Córdoba sus dones. Tierra fértil. Un espacio sagrado.
“No hay que olvidarse
de que somos hijos de la tierra”, remarcó Acebo, secundado por los caciques
Ramón Aguilar y Argentina Acevedo. Sonaba música andina mientras en el brasero
ardían hierbas aromáticas, deseos y agradecimientos. Es un ritual de
purificación para que, se dijo, la gente viva sin miedo, respete los valores y la
familia. “Hay que devolverle a la tierra lo que nos da”.
Después llegó una
baguala del norte argentino, en la voz de una mujer wichi, acompañada del
sonido la caja. Con su canto, daba la bienvenida al tiempo de siembra en este
hemisferio. Honores a “la mamita”, a “la pachita”, explicó una mamá a su hijo
pequeño en brazos.
Y se quemaron hojas
de coca, presentadas en pares: la madre y el hijo. La Tierra y el hombre. Los dos
juntos, sin superioridad, la filosofía de la complementariedad, explicaron. La
dualidad. “Solos no somos nada”, repitió el orador durante el milenario ritual,
que le hablaba en quechua a la
Pachamama , y en español, a los demás.
Cada homenaje a la Madre Tierra es un
acto de fe, no es una representación ni una puesta en escena, explicó el presiente del ICA, antes de marcar, con
un chorro de vino, el lugar sagrado. Y, luego, arrojar ofrendas: manzanas,
maní, anchi (postre de sémola de maíz), algarroba, quinoa, yerba...
“Hoy la Pachamama explota”,
gritó Acebo. “Hay una sobreabundancia de frutos”. La calle estalló en aplausos
mientras los presentes compartían cigarros. Al final, el brasero quedó limpio,
señal de que lo ofrendado fue bien recibido.
Evo Morales
impulsa una nueva «Iglesia-nacional» en Bolivia basada en la religión
pachamamista
Jaime Septién
Tras participar en la Misa multitudinaria de
clausura de la JMJ
en Río de Janeiro, el presidente de Bolivia, Evo Morales, ha regresado a su
país con nuevos bríos para reforzar la fundación de la denominada “Iglesia Católica Apostólica Renovada del
Estado Plurinacional”.
El obispo de Oruro,
una de las diócesis donde se ha asentado este experimento, monseñor Cristóbal
Bialasic, denunció ayer que “el gobierno
(de Morales) pretende dividir la fe de los bolivianos” con la puesta en marcha
de esta que “no es una Iglesia sino más bien una secta”.
“Seamos sinceros
-dijo monseñor Bialasic nacido en Polonia, en 1958 y titular de Oruro desde
2005- que no es un ninguna Iglesia, es una secta que se comenzó a formar y es
promovida por el Estado, no tanto por el Estado como por el gobierno”.
El obispo Bialasic
sostuvo que es “arbitraria” la manera como se quiere consolidar esta postura
del gobierno de Evo Morales, quien se ha caracterizado por los duros ataques a la Iglesia católica, sobre
todo desde 2008, cuando la calificó como “un instrumento de dominación”.
Como Plutarco Elías
Calles en México
La estrategia de Evo
Morales es similar a la que siguió, en 1926, el régimen persecutor de la Iglesia en México,
encabezado por Plutarco Elías Calles, quien nombró al sacerdote cismático José
Joaquín Pérez Budar (Santiago Juxtlahuaca, 16 de agosto de 1851 – Ciudad de
México, 9 de octubre 1931) como patriarca de la “Iglesia católica apostólica
mexicana” para substituir a la Iglesia Católica.
En Bolivia se habla ya de la imposición de un
“arzobispo primado de Bolivia”, el ex sacerdote católico Ariel Ticona,
“ordenado” en el Coliseo de La
Coronilla , en Cochabamba. Cabe resaltar que el Padre Ticona
había sido expulsado de la
Iglesia Católica por su mal comportamiento.
Como buena parte de
las estrategias seguidas por Morales, ésta es reflejo de algo que ya se hizo en
Venezuela, en Perú y en Ecuador: atacar a la Iglesia católica, opuesta, según los dirigentes
cuya referencia moral y política es el fallecido Hugo Chávez, a los “verdaderos
intereses del pueblo”.
Incluso, en alguna
ocasión, Evo Morales ha manifestado sus “dudas” de que los robos de joyas y
bienes de la Iglesia
católica en Bolivia, todas ellas dedicadas al culto, no hayan sido cometidos
por los propios obispos de ese país.
La prensa boliviana
calificó de “oportunista” el viaje de Evo Morales a Brasil para participar en la Misa de cierre de la JMJ en Copacabana. Buscó,
dicen los medios bolivianos, a toda costa la fotografía con el Papa Francisco,
de quien, dijo, “es partidario de la Teología de la Liberación ”.
El pachamamismo:
nuevo culto oficial
“Son actitudes lamentables que demuestran la
intención del gobierno al promover una supuesta Iglesia que ya se hizo en
Venezuela, Perú, Ecuador e incluso Chile desde donde se respalda ideologías
como el matrimonio de los sacerdotes, el casamiento de homosexuales y el aborto
que hoy en día hace polémica en Bolivia”, comentó monseñor Bialasic.
“Es un invento del
mismo gobierno, da pena porque mucha gente se va dejar llevar por el engaño,
ojalá que el pueblo se dé cuenta que es un grupo separado que más bien cumple
las políticas internas del gobierno”, indicó el obispo de Oruro
La “Iglesia Católica
Apostólica Renovada del Estado Plurinacional”, está completamente alineada -en
lo ideológico- con el régimen cocalero, con un soporte supuestamente religioso:
la religión pachamamista, que se quiere inscribir como un nuevo culto oficial
en la Bolivia
de Evo Morales.
Jaime Septién / El
Observador
Religión en Libertad
InformadorPúblico,
2-8-13