martes, 6 de agosto de 2013

TRES NOTICIAS A TENER EN CUENTA



Algunos católicos, incluidos sacerdotes, consideran inocuo participar públicamente en ceremonias de culto a la Pachamama, como si fuera una concesión inocente a los que creen en esa divinidad, y que no afecta para nada nuestra fe. Objetivamente, no es así.

Información oficial

En la página web de la Presidencia, se informó que “Cristina presenció la reapertura del ingenio La Esperanza en Jujuy”. En el ingenio jujeño la Presidente realizó una ofrenda a la Pachamama, arrojando quinoa, chicha, azúcar y alcohol.

Clarín, 2-8-13



Un ritual ancestral en honor a la Tierra


Mariana Otero

“Queremos decirle a la Tierra, nuestra madre, que somos sus hijos, que a la Tierra no se la compra, no se la vende, no se la parcela ni se la privatiza”. Con esas palabras Víctor Acebo, miembro fundador y presidente del Instituto de Culturas Aborígenes (ICA), inició cerca de las 15.30 de ayer el rito ancestral en honor a la Pachamama (la Madre Tierra) en frente de su sede, en el corazón de barrio Alberdi, asentamiento originario de la comunidad comechingona del Pueblo de la Toma.
Bajo el cálido sol de la siesta, la segunda cuadra de la calle Enfermera Clermont se colmó bien temprano, hasta que se cerró al tránsito. Se congregaron miembros de pueblos originarios, vecinos, alumnos de jardín de infantes (el San Jerónimo), secundarios (del Rosarito Vera Peñaloza, de Villa Allende; del Garzón Agulla y el Carbó), terciarios y universitarios (ver galería de fotos).

Había curas, como el padre Horacio Saravia, militante en la defensa de las culturas ancestrales; excuras, como Pol Zayat, profesor en Filosofía; monjas, como dos hermanas de la congregación de las Doroteas, jóvenes, madres de alumnos, representantes de la cultura wichi, sanavirona, comechingona, afroamericanos. Y curiosos.

La Tierra es de todos, es un bien colectivo, no individual ni de un grupo”, siguió Acebo, frente al pozo donde, luego se colocarían las ofrendas de verduras, frutas, otros alimentos, licores y tabaco. “Pertenecemos a la Tierra. Somos hijos de la Tierra”. Acebo es oriundo de la frontera argentino-boliviana, entre La Quiaca y Villazón.
Una enorme wiphala –el estandarte cuadrangular de siete colores utilizado por las etnias de la cordillera de los Andes, símbolo del pueblo aimara y del Estado boliviano desde hace pocos años– cubría buena parte de la fachada del Instituto de Culturas Aborígenes. Otros más pequeños, colgaban de los árboles, junto al rojinegro del Pueblo de La Toma y el verde del Instituto de la Presencia Afroamericana en Córdoba.
Sobre una manta, al lado de un brasero, se había cavado el hoyo, el mismo donde, desde hace 20 años, la Pachamama recibe en Córdoba sus dones. Tierra fértil. Un espacio sagrado.
“No hay que olvidarse de que somos hijos de la tierra”, remarcó Acebo, secundado por los caciques Ramón Aguilar y Argentina Acevedo. Sonaba música andina mientras en el brasero ardían hierbas aromáticas, deseos y agradecimientos. Es un ritual de purificación para que, se dijo, la gente viva sin miedo, respete los valores y la familia. “Hay que devolverle a la tierra lo que nos da”.
Después llegó una baguala del norte argentino, en la voz de una mujer wichi, acompañada del sonido la caja. Con su canto, daba la bienvenida al tiempo de siembra en este hemisferio. Honores a “la mamita”, a “la pachita”, explicó una mamá a su hijo pequeño en brazos.
Y se quemaron hojas de coca, presentadas en pares: la madre y el hijo. La Tierra y el hombre. Los dos juntos, sin superioridad, la filosofía de la complementariedad, explicaron. La dualidad. “Solos no somos nada”, repitió el orador durante el milenario ritual, que le hablaba en quechua a la Pachamama, y en español, a los demás.
Cada homenaje a la Madre Tierra es un acto de fe, no es una representación ni una puesta en escena, explicó el presiente del ICA, antes de marcar, con un chorro de vino, el lugar sagrado. Y, luego, arrojar ofrendas: manzanas, maní, anchi (postre de sémola de maíz), algarroba, quinoa, yerba...
“Hoy la Pachamama explota”, gritó Acebo. “Hay una sobreabundancia de frutos”. La calle estalló en aplausos mientras los presentes compartían cigarros. Al final, el brasero quedó limpio, señal de que lo ofrendado fue bien recibido.

La Voz del Interior, 2-8-13

Evo Morales impulsa una nueva «Iglesia-nacional» en Bolivia basada en la religión pachamamista

 Jaime Septién

Tras participar en la Misa multitudinaria de clausura de la JMJ en Río de Janeiro, el presidente de Bolivia, Evo Morales, ha regresado a su país con nuevos bríos para reforzar la fundación de la denominada “Iglesia Católica Apostólica Renovada del Estado Plurinacional”.

El obispo de Oruro, una de las diócesis donde se ha asentado este experimento, monseñor Cristóbal Bialasic, denunció ayer que “el gobierno (de Morales) pretende dividir la fe de los bolivianos” con la puesta en marcha de esta que “no es una Iglesia sino más bien una secta”.

“Seamos sinceros -dijo monseñor Bialasic nacido en Polonia, en 1958 y titular de Oruro desde 2005- que no es un ninguna Iglesia, es una secta que se comenzó a formar y es promovida por el Estado, no tanto por el Estado como por el gobierno”.

El obispo Bialasic sostuvo que es “arbitraria” la manera como se quiere consolidar esta postura del gobierno de Evo Morales, quien se ha caracterizado por los duros ataques a la Iglesia católica, sobre todo desde 2008, cuando la calificó como “un instrumento de dominación”.

Como Plutarco Elías Calles en México

La estrategia de Evo Morales es similar a la que siguió, en 1926, el régimen persecutor de la Iglesia en México, encabezado por Plutarco Elías Calles, quien nombró al sacerdote cismático José Joaquín Pérez Budar (Santiago Juxtlahuaca, 16 de agosto de 1851 – Ciudad de México, 9 de octubre 1931) como patriarca de la “Iglesia católica apostólica mexicana” para substituir a la Iglesia Católica.

En Bolivia se habla ya de la imposición de un “arzobispo primado de Bolivia”, el ex sacerdote católico Ariel Ticona, “ordenado” en el Coliseo de La Coronilla, en Cochabamba. Cabe resaltar que el Padre Ticona había sido expulsado de la Iglesia Católica por su mal comportamiento.

Como buena parte de las estrategias seguidas por Morales, ésta es reflejo de algo que ya se hizo en Venezuela, en Perú y en Ecuador: atacar a la Iglesia católica, opuesta, según los dirigentes cuya referencia moral y política es el fallecido Hugo Chávez, a los “verdaderos intereses del pueblo”.

Incluso, en alguna ocasión, Evo Morales ha manifestado sus “dudas” de que los robos de joyas y bienes de la Iglesia católica en Bolivia, todas ellas dedicadas al culto, no hayan sido cometidos por los propios obispos de ese país.

La prensa boliviana calificó de “oportunista” el viaje de Evo Morales a Brasil para participar en la Misa de cierre de la JMJ en Copacabana. Buscó, dicen los medios bolivianos, a toda costa la fotografía con el Papa Francisco, de quien, dijo, “es partidario de la Teología de la Liberación”.

El pachamamismo: nuevo culto oficial

“Son actitudes lamentables que demuestran la intención del gobierno al promover una supuesta Iglesia que ya se hizo en Venezuela, Perú, Ecuador e incluso Chile desde donde se respalda ideologías como el matrimonio de los sacerdotes, el casamiento de homosexuales y el aborto que hoy en día hace polémica en Bolivia”, comentó monseñor Bialasic.

“Es un invento del mismo gobierno, da pena porque mucha gente se va dejar llevar por el engaño, ojalá que el pueblo se dé cuenta que es un grupo separado que más bien cumple las políticas internas del gobierno”, indicó el obispo de Oruro

La “Iglesia Católica Apostólica Renovada del Estado Plurinacional”, está completamente alineada -en lo ideológico- con el régimen cocalero, con un soporte supuestamente religioso: la religión pachamamista, que se quiere inscribir como un nuevo culto oficial en la Bolivia de Evo Morales.

Jaime Septién / El Observador

Religión en Libertad
InformadorPúblico, 2-8-13