Hace poco comentamos * sobre la conveniencia de evitar tomar como modelos a países en los que existe una educación de calidad pero limitada a ciertas materias y coexistiendo con factores negativos.
Ahora, otro artículo periodístico ** nos alerta sobre los aspectos preocupantes de los países nórdicos, considerados al tope del desarrollo en el mundo. La epidemia de la soledad; el consumo de drogas y antidepresivos; la conquista de la igualdad de oportunidades entre los sexos, conviviendo con violencia de género (sic); la xenofobia extrema.
Una vez más queda demostrado que el progreso económico y social de un país no garantiza la concordia, ni la auténtica felicidad de sus habitantes, que siempre serán el fruto de la cultura, la justicia, la armonía y la amistad cívica.
** La Nación, "Países nórdicos. No todo es lo que parece", 20-7-18.