Se ha conocido en la fecha, que la guerrilla más
antigua del continente, culminó el proceso de abandonar las armas después de 53
años, realizando un congreso que formalizó su conversión en partido político,
de orientación izquierdista y bolivariana. Tras la guerra interna que provocó
230 mil muertos y seis millones de desplazados, además de haber dirigido uno de
los más exitosos carteles del narcotráfico, pasará sin solución de continuidad,
a la actividad política en Colombia.
Rodrigo Londoño, alias Timochenko, anunció el compromiso del nuevo movimiento de defender
y promover una paz con justicia social. Para que no queden dudas de la relación
entre las dos etapas, el partido se llamará Fuerza Alternativa Revolucionaria
del Común, o sea: FARC.
En un país devastado por la guerra y la corrupción, el
escepticismo y desconfianza de la población se manifiesta en los números de la
reciente encuesta de Gallup, donde la
opinión desfavorable afecta de manera similar a los principales actores:
Justicia: 83 %
FARC: 84 %
Partidos: 87 %
El ex Presidente Uribe, que se opuso al acuerdo promovido
por el Presidente Santos, destaca la impunidad total reconocida a los responsables
de delitos atroces.
Pero además, concederles el derecho a postularse a cargos públicos
constituye un verdadero desatino. Como si esto no bastara, se les otorga el
privilegio de garantizarles diez bancas en el Congreso; cinco en la Cámara de
Representantes, y otras cinco en el Senado.