La Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) -Córdoba, realizó en la fecha una reunión para analizar la encíclica Laudato Sii, dedicada por el Papa Francisco a la ecología.
Como este documento ha recibido algunas críticas, conviene tener en cuenta que, al integrar la Doctrina Social de la Iglesia, debe ser interpretado según las reglas fijadas por el Compendio de dicha disciplina (p. 80). En especial, deben distinguirse los aspectos doctrinales de los prudenciales; los primeros son de aceptación obligatoria para los fieles, los segundos son opinables.
En la encíclica citada, los capítulos 2 a 6 resumen la doctrina católica sobre la ecología, y no merece ninguna observación. En cambio, el capítulo contiene un diagnóstico de la realidad ambiental, con datos que coinciden con los de un órgano de las Naciones Unidas, el Panel Intergubernamental sobre el cambio climático, cuya posición nunca obtuvo consenso en el mundo académico. Precisamente, en el 2017 se cumplen 20 años de un documento crítico, la Declaración de Oregon, firmada por 10.000 científicos, encabezados por el presidente de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, quienes sostuvieron que el Protocolo de Kyoto "está basado en nuestra opinión en ideas fallidas". Desde entonces no ha cesado la discrepancia con dicho organismo internacional.
Pues bien, el párrafo 61 de Laudato Sii, expresa:
"Sobre muchas cuestiones concretas la Iglesia no tiene por qué proponer una palabra definitiva, y entiende que debe escuchar y promover el debate honesto entre los científicos, respetando la diversidad de opiniones".
En conclusión, el capítulo 1 de este documento es prudencial, y por tanto es legítima la discrepancia.
Córdoba, 26-4-17
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Anexo
COMENTARIOS
SOBRE LA ENCÍCLICA LAUDATO SI’ [1]
Dr.
Mario Meneghini
1. Esta encíclica “se agrega
al Magisterio social de la Iglesia”, de acuerdo a lo que expresa el Papa
Francisco en el párrafo 15 del documento. Por lo tanto: “En cuanto parte de la enseñanza
moral de la Iglesia, la doctrina social reviste la misma dignidad y tiene la
misma autoridad de tal enseñanza. Es Magisterio auténtico, que exige la
aceptación y adhesión de los fieles”[2].
2. Ahora bien, “El peso
doctrinal de las diversas enseñanzas y el asenso que requieren depende de su
naturaleza, de su grado de independencia respecto a elementos contingentes y
variables, y de la frecuencia con la cual son invocados”[3].
En el documento
analizado, tanto en la introducción como
en cinco de los capítulos (2 a 6), se resume y actualiza la doctrina católica
sobre el tema ecológico, que fue desarrollada por Pablo VI, Juan Pablo II y
Benedicto XVI, manteniendo la continuidad en la enseñanza.
3. Los especialistas en
doctrina social advierten que, en cada documento, es necesario distinguir lo
doctrinal de lo prudencial. Únicamente los principios y conceptos que se
encuentran en varios documentos y sucesivos papas, es decir cuando existe
continuidad, puede afirmarse la autenticidad de la doctrina[4]. Pero, además de enunciar
principios, las encíclicas hacen referencias de tipo prudencial, es decir
aplicaciones a situaciones o ejemplos particulares. “En estos aspectos
prudenciales, resultaría posible cierta inadecuación o confusión por parte del
Pontífice, pues en materia tan compleja no compromete al Magisterio como tal”[5]. Es decir, que la
evaluación de una problemática concreta puede ser errónea; puede haber párrafos
que susciten dudas y hasta objeciones.
4. El Capítulo Primero de la
Encíclica: Lo que le está pasando a
nuestra casa, contiene un diagnóstico de la realidad ambiental del mundo. A
diferencia del resto del documento, y a lo que es habitual en el magisterio
pontificio, la mayor parte de los datos consignados, en 10 páginas –párrafos 17
a 30-, no presentan referencias al pié de página. De modo que no se detalla la
fuente de dichos datos; pero es lícito deducir que provienen de un organismo de
las Naciones Unidas, denominado Panel Intergubernamental sobre el Cambio
Climático.
5. La actividad de dicho
organismo ha merecido críticas en el ámbito científico, desde la famosa Cumbre de la Tierra, realizada en Río de
Janeiro en 1992. Como se trata de una cuestión prudencial, consideramos que a
esta parte del documento pontificio, corresponde analizarlo a la luz del
párrafo 61 de la encíclica:
“Sobre
muchas cuestiones concretas la Iglesia no tiene por qué proponer una palabra
definitiva, y entiende que debe escuchar y promover el debate honesto entre los
científicos, respetando la diversidad de opiniones”.
6. Citamos a continuación
algunos antecedentes sobre las discrepancias indicadas.
6.1. Con motivo de esa
reunión internacional de 1992, un grupo de científicos e intelectuales firmaron
el Llamamiento
de Heidelberg, que desde entonces, ha sido suscripto por 4.000
personas, de 106 países, incluidos 72 premios Nobel.
6.2. En 1997, a raíz del
Protocolo de Kyoto, que promovió la reducción de los llamados gases de
invernadero, surgió la declaración de Oregón, firmada por 10.000 científicos,
que manifestaron que dicho tratado “está basado, en nuestra opinión, en ideas
fallidas”. Encabeza las firmas Frederik Steitz, Presidente de la Academia
Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
6.3. En diciembre de 2008, se
publicó el Reporte del Senado de Estados Unidos sobre el calentamiento global
originado por el hombre, rebatiendo las tesis del Panel Intergubernamental
sobre el Calentamiento Global, firmado por 650 científicos.
6.4. El 27 de abril de este
año, ante el anuncio de la inminente aparición de la encíclica papal, un grupo
de científicos e intelectuales dirigieron una Carta abierta al Papa Francisco, encabezada con la firma de Michael
Asten, profesor de Geofísica, de Australia. En total, ha sido firmada por 196
personas, hasta la fecha (12-7-2015).
7. El Llamamiento de
Heidelberg manifiesta:
“…en los albores del siglo
veintiuno, nos preocupa sobremanera la emergencia de una ideología irracional
que se opone al progreso científico e industrial, y obstaculiza el desarrollo
económico y social”.
“…deseamos poner en guardia
a las autoridades responsables del destino de nuestro planeta contra las
decisiones fundadas en argumentos seudocientíficos o en datos falsos o que no
vienen al caso”.
8. Citaremos cuatro párrafos
de la encíclica, y expresiones que contradicen o aclaran lo afirmado en ellos.
8.1. Párrafo 23: “El clima
es un bien común, de todos y para todos. (…) Hay un consenso científico muy consistente que indica que nos
encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático. (…) Es
verdad que hay otros factores (como el vulcanismo, las variaciones de la órbita
y del eje de la Tierra o el ciclo solar), pero numerosos estudios científicos
señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se
debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (anhídrido
carbónico, metano, óxidos de nitrógeno y otros) emitidos sobre todo a causa de
la actividad humana. (…) Esto se ve
potenciado especialmente por el patrón de desarrollo basado en el uso intensivo
de combustibles fósiles…”.
8.1. a. La Carta Abierta
mencionada, sostiene lo siguiente:
“La evidencia empírica
sugiere que el uso de combustibles fósiles no causará un calentamiento
catastrófico”.
“Los modelos climáticos
computados del efecto del calentamiento causado por una mayor cantidad de
dióxido de carbono atmosférico son la base para ese miedo. Sin embargo, para
que los modelos contribuyan válidamente a la toma de decisiones, tienen que
estar subordinados a los datos, y se ha producido una creciente divergencia
entre las observaciones de temperatura reales y las simulaciones de los
modelos. En promedio, los modelos simulan más del doble del calentamiento
observado …”.
“El método científico exige
que las teorías sean probadas por medio de la observación empírica. Por esa
prueba, los modelos están equivocados. Por lo tanto, no proporcionan ninguna
base racional para predecir el calentamiento global inducido por el hombre, y
por lo tanto ninguna base racional para el esfuerzo por reducir el
calentamiento mediante la restricción del uso de combustibles fósiles o de
cualquier otro medio”.
8.1. b. Ivar Giaever, premio
Nobel de Física (1973), renunció a la American Physical Society en 2011 por
discrepar con la tesis del calentamiento global antropogénico (producido por la
actividad humana). Sostiene que el aumento de la temperatura promedio en 100
años, es de 0,8 grados Kelvin, es decir, sólo un 0,3 % [6]
8.2 Párrafo 28: “El agua
potable y limpia representa una cuestión de primera importancia, porque es
indispensable para la vida humana (…).
Párrafo 31: “(…) Algunos
estudios han alertado sobre la posibilidad
de sufrir una escasez aguda de agua dentro de pocas décadas si no se actúa con
urgencia”.
8.2.a. Sobre este tema, Frederk
Segerfeld informa[7]
que la precipitación pluvial anual sobre la tierra firme, es de 133.500
kilómetros cúbicos, de la que se evaporan 72.000, lo que deja un saldo de
61.500 kilómetros cúbicos. Esto significa que están disponibles en el planeta
–sin contar otras fuentes de agua- 19.000 litros por día por persona.
8.2. b. A su vez, el
consultor Jo-Shing Yang comenta que el Acuífero Guaraní, considerado el mayor
del planeta, cubre 1.200.000 kilómetros cuadrados, con 40.000 kilómetros
cúbicos de agua fresca potable, que permitiría abastecer al mundo por 200 años[8].
8.3. El párrafo 48 trata
otra cuestión: “En lugar de resolver los problemas de los pobres y de pensar en
un mundo diferente, algunos atinan solo
a proponer una reducción de la natalidad. (…) Pero, si bien es cierto que la
desigual distribución de la población y de los recursos disponibles crean
obstáculos al desarrollo y al uso sostenible del ambiente, debe reconocerse que el crecimiento demográfico es plenamente
compatible con un desarrollo integral y solidario”.
8.3. a. Este párrafo
enfrenta la tesis de la explosión
demográfica, que exigiría adoptar medidas drásticas para evitar el
incremento de población que afectaría la vida humana, al contribuir a la
contaminación ambiental. Es la actualización de la teoría de Thomas Malthus,
pastor inglés que en 1798, alertó que la población aumentaba en proporción
geométrica, mientras los recursos solo crecían en proporción aritmética. Un
libro de Giovanni Sartori[9] exhibe esta postura:
“Como cualquier persona de
inteligencia libre y normal (libre de anteojeras ideológicas o religiosas)
entiende muy bien, nuestro problema es de explosión demográfica; de lo que se
deduce que para sobrevivir como género humano tenemos que bloquearla”. “La
caída de los nacimientos que se produce en los países desarrollados no se
explica por causas naturales, sino por las prácticas contraceptivas que la
Iglesia condena como antinaturales.
La naturaleza nunca ha parado el crecimiento de los humanos”.
8.4. b. En realidad, las
proyecciones actuales de Naciones Unidas [10] muestran que la población
actual de 7.000 millones, se está estabilizando, y llegaría en el 2050 a 9.600
millones, y en el 2.100 a 10.900 millones.
8.4. c. Si se mantiene el
problema del hambre y otras necesidades insatisfechas en el mundo, ello no se
debe al incremento demográfico, sino a motivos económicos y políticos que
impiden una adecuada administración y distribución de los recursos. Ya en 1974
el premio Nobel de economía Colin Clark, de la universidad de Oxford (El mito de la explosión demográfica)
calculaba que, utilizando la moderna tecnología agrícola en la mitad de los
terrenos fértiles disponibles en el mundo, se podría producir suficiente
alimento para 35 mil millones de personas. Por su parte, Roger Revelle, de la
universidad de Harvard, actualizó la estimación de los recursos mundiales,
concluyendo que se pueden producir alimentos de 2.500 calorías per capita por día para 40.000 millones
de personas[11].
9. Con respecto al tema
demográfico, sobre el que Laudato Si’ ratifica
la posición de los Papas anteriores, ha llamado la atención que se haya
invitado a participar en la presentación de la encíclica el 18 de junio en el
Vaticano, a un científico alemán que defiende la tesis de la explosión
demográfica. El profesor John Schellnhuber, que fue incorporado a la Academia
Pontificia de Ciencias, afirmó en un artículo publicado en el New York Times[12], que las investigaciones
sobre el calentamiento global han permitido estimar la capacidad de carga del
planeta, que debe estar por debajo de los 1.000 millones de personas. Como de
ese dato surge que el planeta tiene una sobrepoblación de 6.000 millones de
personas, ha propuesto una forma de gobierno mundial, que debería encarar las
medidas necesarias para solucionar los problemas actuales.
10. Lo expresado se vincula
al hecho de que en las Naciones Unidas, desde hace tiempo, influye un enfoque
ecologista: “Se debe recordar la indiscutible verdad de que los recursos
disponibles y el espacio de la tierra son limitados”[13]. La aspiración de la
UNESCO es que una nueva ética universal de vida sostenible informe no sólo a
los países sino también a los individuos: “la decisión de tener una familia
grande o pequeña tiene consecuencias en toda la sociedad nacional e
internacional, es imperativo moral de los estados, fomentar una familia
pequeña”[14].
En
el breve comentario realizado, como estudiosos de la doctrina social católica,
hemos ejercido el derecho a manifestar nuestro criterio, en materia opinable[15].
Córdoba, Julio 14 de
2015
[1] SS
Francisco. Laudato Si’; Conferencia
Episcopal Argentina, Oficina del Libro, Buenos Aires, 2015.
[2] Pontificio
Consejo Justicia y Paz. Compendio de la
Doctrina Social de la Iglesia; 2004, p. 80.
[3]
Idem.
[4]
Cfr.: Palumbo, Carmelo. “Guía para el estudio sistemático de la Doctrina Social
de la Iglesia; Buenos Aires, CIES, 2004, pg. 41: “Es la coherencia, la
consistencia, la insistencia de una misma doctrina la que asegura al menos la equivalencia
de la inerrancia”.
[5]
Sacheri, Carlos. “La Iglesia y lo social”; Bahía Blanca, La Nueva Provincia,
1972, pg. 12.
[6]
Fuente: www.cornwallallinace.org
[7]
“El agua”; Centro de Estudios Económico-Sociales; Guatemala, 2006.
[8]
Cfr.: Patria Argentina, Junio 2015.
[9]
Sartori, Giovanni. “La tierra explota. Superpoblación y desarrollo”; Buenos
Aires, Taurus, 2003, pgs. 57/58.
[10] Tablas de población mundial: www.un.org
[11]
Casadei, Rodolfo. “¿Quién ha dicho que somos demasiados?”; en Criterio, N°
2110, 22-4-1993, pg. 166.
[12]
Cfr.: www.naturalnews.com
[13]
Cfr.: UNESCO, “Diez problemas prospectivos de población”, Documento de Trabajo,
Caracas, Febrero 1991, pgs. 6-9.
[14]
UNESCO, cit., pg. 10. Ver: Sanahuja, Juan Claudio. “Poder global y religión
universal”; Buenos Aires, Vórtice, 2000.
[15]
Código de Derecho Canónico, Can. 212.3, 227.