Nos parece
necesario ocuparnos del tema, dado que el novel primer mandatario argentino, ha
expresado con precisión en su primer discurso oficial, cuál es su ideología.
“Hoy volvemos a
abrazar las ideas de la libertad, esas ideas que se resumen en la definición de
liberalismo de nuestro máximo prócer de las ideas de la libertad. El profesor
Alberto Benegas Lynch hijo, que dice:
‘El liberalismo es el respeto irrestricto del
proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión, en defensa
del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, cuyas instituciones
fundamentales son la propiedad privada, los mercados libres de intervención
estatal, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación
social’”.
Discurso 10-12-23
El diccionario de
la Real Academia define el concepto de ideología como: “Conjunto de ideas
fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o
época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.”
Desde ya que la
adhesión a una ideología es una cuestión de orden personal; lo que nos preocupa
es la proporción de personas que, profesando la religión católica, han votado y
apoyado la candidatura del nuevo presidente, sin advertir que la ideología que
sostiene ese proyecto político, es contraria a su fe.
En realidad, todas
las ideologías modernas, han sido condenadas por la Iglesia; la primera de ellas,
el Liberalismo, por la encíclica Libertas,
de León XIII, en 1888.
Este documento
manifiesta “…ya son muchos los que, imitando a Lucifer, del cual es aquella
criminal expresión: No serviré, entienden por libertad lo que es una pura y
absurda licencia. Tales son los partidarios de ese sistema tan extendido y
poderoso, y que, tomando el nombre de la misma libertad, se llaman a sí mismos
liberales (p. 11).”
Por su parte, el Catecismo resume la teología cristiana:
“El ejercicio de
la libertad no implica el derecho a decir y hacer todo. Es falso concebir al
hombre "sujeto de esa libertad como un individuo autosuficiente que busca
la satisfacción de su interés propio en el goce de los bienes terrenales"
(CDF, instr. "Libertatis Conscientia", 13).
Por otra parte,
las condiciones de orden económico y social, político y cultural requeridas
para un justo ejercicio de la libertad son, con mucha frecuencia, desconocidas
y violadas. Estas situaciones de ceguera y de injusticia gravan la vida moral y
colocan tanto a los fuertes como a los débiles en la tentación de pecar contra
la caridad.
Apartándose de la
ley moral, el hombre atenta contra su propia libertad, se encadena a sí mismo,
rompe la fraternidad de sus semejantes y se rebela contra la verdad divina (p.
1740).”
León XIII,
distinguió tres grados de liberalismo, ninguno de los cuales es aceptable. (1)
Tanto el
liberalismo extremo (ateo), como el liberalismo moderado (deísta), como el
liberalismo muy moderado (cristiano),
admiten una zona (el orden temporal) de autosuficiencia del hombre: el primero
porque niega la existencia de un orden trascendente al temporal; el segundo
porque lo ignora y el tercero porque lo separa. En el orden práctico, viene a
resultar lo mismo.
A quienes
consideran que la doctrina ha sido modificada con el tiempo, debemos
mencionarles que ningún documento posterior ha alterado dicho rechazo. Más
cerca del presente, en 1971, San Pablo VI, en Octogesima adveniens, advierte:
“El cristiano que
quiere vivir su fe en una acción política, concebida como servicio, tampoco
puede adherirse sin contradicción a sistemas ideológicos que se oponen
radicalmente o en los puntos sustanciales a su fe y a su concepción del hombre,
ni a la ideología marxista, a su materialismo ateo, a su dialéctica de
violencia y a la manera como ella entiende la libertad individual dentro de la
colectividad, negando al mismo tiempo toda trascendencia al hombre y a su
historia personal y colectiva: ni a la ideología liberal, que cree exaltar
la libertad individual substrayéndola a toda limitación, estimulándola con la
búsqueda exclusiva del interés y del poder, y considerando las solidaridades
sociales como consecuencias más o menos automáticas de iniciativas individuales
y no ya como un fin y un criterio más elevado del valor de la organización
social (p. 26).”
1) Utilizamos el
análisis del Prof. Caturelli; “Examen crítico del liberalismo como concepción
del mundo”; Gladius, 2008, pp. 48-50.