En
vísperas de disfrutar de un feriado largo, conviene analizar lo que se celebra
el 12 de octubre (hoy trasladado al 16). Por decreto 7112, el presidente
Irigoyen declaró feriado en esa fecha, instituyendo de hecho lo que se denominó
Día de la Raza, en conmemoración del descubrimiento de América. Esa celebración
se mantuvo durante un siglo, hasta el 2010, en que fue reemplazada por “el
respeto a la diversidad cultural”.
Otro
presidente, el general Perón, en un discurso en la Academia Argentina de Letras
(1947), aclaró que: “Para nosotros, la raza no un concepto biológico. Para
nosotros es algo puramente espiritual. Constituye una suma de imponderables que
hace que nosotros seamos lo que somos y nos impulsa a ser lo que debemos ser,
por nuestro origen y nuestro destino. Ella es la que nos aparta de caer en el
remedo de otras comunidades cuyas esencias son extrañas a las nuestras, pero a
las que con cristiana caridad aspiramos a comprender y respetamos. Para
nosotros, la raza constituye nuestro sello personal indefinible e
inconfundible.”
En un
momento de la historia patria, sumamente grave, en que todos los síntomas
evidencian que está debilitada la concordia, factor imprescindible para que
exista una nación en plenitud, y se logre el compromiso por el bien común, es
necesario discernir los conceptos que nos ayuden a superar una crisis que
pareciera terminal.
Dice Aristóteles que “…de todos los animales conocidos, la rememoración sólo la tiene el hombre, siendo la causa de ese privilegio que la rememoración es una especie de razonamiento”.
El
profesor Caponnetto explica, que la memoria
nacional es la condición de la unidad y la identidad a través de las
generaciones reunidas en la permanencia de un Ser Histórico que no cambia. Así
también la memoria de las naciones no es sólo evocación y recuerdo, sino
conciencia histórica de lo permanente, de lo que dura a pesar del tiempo y de
los cambios. El drama de los argentinos
es la pérdida de la memoria histórica, la ruptura del enlace del tiempo, la
incapacidad de hacer consciente que somos una unidad e identidad nacionales.
(*)
En el actual
mundo globalizado, sólo podrán sobrevivir quienes se afiancen sólidamente en
sus propias raíces, defendiendo su identidad nacional. De esa manera, los
argentinos seremos fieles al mandato sanmartiniano, y nuestra patria será lo
que debe ser o no será nada.
(*) Memoria
histórica, 27-10-2011.
Publicado en el Informador Público, 10-10-23.