sábado, 26 de marzo de 2022

40 AÑOS DESPUÉS

 

DE LA GESTA DE MALVINAS

 

Conviene difundir la verdad de lo ocurrido en la guerra y no dejar pasar afirmaciones que inducen a la confusión o a la duda. Los errores y debilidades propias deben ser reconocidos, pero no debe permitirse la diatriba ni la calumnia sobre las reales motivaciones de una guerra, que la Argentina no provocó imprudentemente y que, una vez desatada, supo afrontar con entereza.


El mejor documento que podemos utilizar para develar la verdad, fue confeccionado por Gran Bretaña, y allí se reconoce que no fueron las autoridades de nuestro país las que desataron el conflicto.

Nos referimos al llamado Informe Franks, realizado por una comisión de consejeros de la Corona, presidida por Lord Franks, y presentado al Parlamento en enero de 1983.

De la edición hecha en Argentina (1), podemos destacar las reflexiones de Jorge Abelardo Ramos, intelectual de izquierda, que escribió el prólogo:

“Si la guerra de Malvinas… permitió al país recobrar un orgullo nacional y una repulsión al imperialismo que parecían extinguidos para siempre, no han sido extraídas hasta hoy las lecciones que se desprenden de aquellos días heroicos.

Resultado funesto, si se parte del principio de que la defensa nacional es insostenible, si el núcleo espiritual básico de un país, que es la conciencia nacional, es vacilante, insegura y duda de sí misma”.

“Iniciar y consumar la recuperación de las Malvinas fue una victoria política y estratégica en si misma (ya que rompió la inmovilidad de un siglo y medio), y la rendición de Puerto Argentino constituyó una derrota táctica…”.


Otra reflexión digna de tenerse en cuenta, pertenece al escritor Abel Posse (2), quien nos dice:

“Lo más grave del episodio Malvinas no es haber perdido lo que con el tiempo sólo será una batalla, sino la enfermedad de no saber defender lo que hicimos con la frente alta y con júbilo de convencidos de una verdad histórica. Ahora estamos casi susurrando disculpas a los usurpadores. Entonces, ¿era mentira lo que nos enseñaron durante un siglo y medio en los colegios, universidades y liceos militares?”.

“Nos sentimos guerreros en una causa antigua y noble. Y la traicionamos casi como el rey Boabdil: llorando como mujer lo que no supimos defender como hombres”.


Finalmente, el dolor y el orgullo patriótico de la Sra.Delicia de Giachino -madre del primer caído en Malvinas-, manifestado en el prólogo de un libro del Coronel Seineldín (3):

“La guerra de Malvinas, tan discutida, tan amada, tan vapuleada, tan elevada, tan cruel, tan santa, tan triste, tan dulce, es el exponente histórico más acabado de cómo la justicia de la causa puede transformar a los hombres. Hacer de casi niños, verdaderos hombres. De cobardes, valientes, y de valientes héroes, y de héroes mártires. Cómo la justicia de la causa basta para asombrar al mundo, para mover flotas invencibles, para suscitar odios y venganzas, para descubrir traidores.”

 

(1) Informe Franks; ediciones del Mar Dulce, 1985.

(2) Posse, Abel. “Réquiem para la política, ¿o renacimiento?”; Emecé, 2015.

(3) Seineldín, Mohamed Alí. “Malvinas, un sentimiento”; Sudamericana, 1999.