DE LA GESTA DE
MALVINAS
Conviene
difundir la verdad de lo ocurrido en la guerra y no dejar pasar afirmaciones
que inducen a la confusión o a la duda. Los errores y debilidades propias deben
ser reconocidos, pero no debe permitirse la diatriba ni la calumnia sobre las
reales motivaciones de una guerra, que la Argentina no provocó imprudentemente
y que, una vez desatada, supo afrontar con entereza.
El mejor
documento que podemos utilizar para develar la verdad, fue confeccionado por
Gran Bretaña, y allí se reconoce que no fueron las autoridades de nuestro país
las que desataron el conflicto.
Nos referimos al
llamado Informe Franks, realizado por una comisión de consejeros de la Corona,
presidida por Lord Franks, y presentado al Parlamento en enero de 1983.
De la edición
hecha en Argentina (1), podemos destacar las reflexiones de Jorge Abelardo
Ramos, intelectual de izquierda, que escribió el prólogo:
“Si la guerra de
Malvinas… permitió al país recobrar un orgullo nacional y una repulsión al
imperialismo que parecían extinguidos para siempre, no han sido extraídas hasta
hoy las lecciones que se desprenden de aquellos días heroicos.
Resultado
funesto, si se parte del principio de que la defensa nacional es insostenible,
si el núcleo espiritual básico de un país, que es la conciencia nacional, es
vacilante, insegura y duda de sí misma”.
“Iniciar y
consumar la recuperación de las Malvinas fue una victoria política y
estratégica en si misma (ya que rompió la inmovilidad de un siglo y medio), y
la rendición de Puerto Argentino constituyó una derrota táctica…”.
Otra reflexión
digna de tenerse en cuenta, pertenece al escritor Abel Posse (2), quien nos
dice:
“Lo más grave
del episodio Malvinas no es haber perdido lo que con el tiempo sólo será una
batalla, sino la enfermedad de no saber defender lo que hicimos con la frente
alta y con júbilo de convencidos de una verdad histórica. Ahora estamos casi
susurrando disculpas a los usurpadores. Entonces, ¿era mentira lo que nos
enseñaron durante un siglo y medio en los colegios, universidades y liceos
militares?”.
“Nos sentimos
guerreros en una causa antigua y noble. Y la traicionamos casi como el rey
Boabdil: llorando como mujer lo que no supimos
defender como hombres”.
Finalmente, el
dolor y el orgullo patriótico de la Sra.Delicia de Giachino -madre del primer
caído en Malvinas-, manifestado en el prólogo de un libro del Coronel Seineldín
(3):
“La guerra de
Malvinas, tan discutida, tan amada, tan vapuleada, tan elevada, tan cruel, tan
santa, tan triste, tan dulce, es el exponente histórico más acabado de cómo la
justicia de la causa puede transformar a los hombres. Hacer de casi niños,
verdaderos hombres. De cobardes, valientes, y de valientes héroes, y de héroes
mártires. Cómo la justicia de la causa basta para asombrar al mundo, para mover
flotas invencibles, para suscitar odios y venganzas, para descubrir traidores.”
(1) Informe Franks;
ediciones del Mar Dulce, 1985.
(2) Posse, Abel.
“Réquiem para la política, ¿o renacimiento?”; Emecé, 2015.
(3) Seineldín,
Mohamed Alí. “Malvinas, un sentimiento”; Sudamericana, 1999.