1832 -15 de agosto - 2020
La encíclica de Gregorio XVI
constituyó un duro golpe para los llamados católicos liberales, en especial a
quienes redactaban el periódico L’avenire: Lammenais, Lacordaire y
Montalenbert.
El liberalismo tenía una
doctrina política y económica; pero se fundaba además en una ideología, que
enlazaba con el pensamiento ilustrado del siglo XVIII. Una concepción
antropocéntrica del mundo y de la existencia constituía la base de esa
ideología liberal. Para ella, los hombres no sólo serían libres e iguales, sino
también autónomos, es decir, desvinculados de la ley divina, que no era
reconocida socialmente como norma suprema. La libertad de conciencia y
pensamiento, de asociación y de prensa, serían derechos absolutos de las
personas; la fuente de toda legitimidad de poder provenía del pueblo. Ninguna
diferencia hacía la doctrina liberal entre el Cristianismo y las demás
religiones. La religión era un asunto que incumbía tan sólo a la intimidad de
las conciencias, y la Iglesia, separada del Estado, quedaría al margen de la
vida pública y sujeta al derecho común, como cualquier otra asociación.
La ideología liberal
contenía, sin duda, elementos de genuina raigambre cristiana, pero mezclados
con otros de origen muy diverso, que favorecían la secularización de la vida
social, el naturalismo religioso y, en última instancia, el ateísmo o la
indiferencia.
Los
«católicos liberales» mostraban devoción al Papado. Pero la respuesta de Roma
fue contraria a las aspiraciones del Catolicismo liberal. La encíclica Mirari
vos de Gregorio XVI (15-VIII-1832) condenó los puntos de vista fundamentales de
estos grupos: la igualdad de trato a todas las creencias, que conducía al
indiferentismo religioso; la separación completa entre Iglesia y Estado, la
libertad de conciencia, las libertades ilimitadas de opinión y de prensa.
(Fuente: Catholic.net: El
problema del liberalismo; Concepción Carnevale)
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Para quienes crean que la
Iglesia modificó su doctrina, y actualmente acepta el liberalismo, basta
recordar la enseñanza de Pablo VI en la Carta Apostólica “Octogesima adveniens”,
de 1971:
“El cristiano que quiere
vivir su fe en una acción política, concebida como servicio, tampoco puede
adherirse sin contradicción a sistemas ideológicos que se oponen radicalmente o
en los puntos sustanciales a su fe y a su concepción del hombre; ni a la
ideología marxista…; ni a la ideología
liberal, que cree exaltar la libertad individual substrayéndola a toda
limitación, estimulándola con la búsqueda exclusiva del interés y del poder, y
considerando las solidaridades sociales como consecuencias más o menos
automáticas de iniciativas individuales y no ya como un fin y un criterio más
elevado del valor de la organización social.” (Nº 26)
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Texto completo de Mirari Vos, en:
www.documentos-magisterio.blogspot.com/2020/08/mirari-vos.html