Una de las actividades que realizó el presidente norteamericano, en su reciente visita a nuestro país fue una reunión con jóvenes en la Usina del Arte, preparada como si fuese una universidad de Estados Unidos, "casi sin señales de identidad nacional".
No todos tenemos que hablar el mismo idioma, les dijo a los jóvenes argentinos que le preguntaban en solvente inglés.
(La Voz del Interior, 28-3-2016)
En efecto, algo que no debe pasarse por alto, es que la mayoría de las preguntas fueron formuladas en la lengua del visitante, que por cierto estaba acompañado por una traductora oficial. ¿Era necesaria esa actitud? Creemos que, aunque alguien domine un idioma extranjero, estando en su país debería expresarse en el propio. Lo que ocurre, es lo que señaló alguna vez un historiador argentino: el problema más grave de nuestra sociedad no es económico, ni político, sino ontológico. Muchos de nuestros jóvenes, aunque permanezcan en el país, practican un exilio cultural.