Así calificamos la que manifesta el artículo publicado hoy en Clarín (22-9-11), y que reproducimos a continuación. En la etiqueta Malvinas de este blog, detallamos nuestro criterio sobre el tema; agregamos una declaración reciente, que puede leerse más abajo, y cuyo contenido vale como réplica al artículo.
Malvinas: nuestro problema no son las islas sino la causa
Por Vicente Palermo
POLITOLOGO (INVESTIGADOR DEL CONICET Y MIEMBRO DEL CLUB POLITICO ARG.)
Cuando escuchamos “Malvinas” los argentinos pensamos por lo menos en otras tres cosas. Primero, en un diferendo de carácter territorial, segundo, en la guerra de 1982 y, tercero, en la causa nacional que tiene por norte la recuperación del archipiélago . El diferendo territorial sería parecido a muchos de los que hubo y hay en cualquier parte del mundo: dos estados disputan un territorio y, en los tiempos que corren, deben hacerlo en los carriles del derecho internacional y la diplomacia.
Digo “sería” porque este diferendo es en verdad algo muy diferente: está cargado pesadamente por la terrible experiencia de la guerra y por la fuerza asertiva de la causa. Mi convicción es que despojar al diferendo Malvinas de esos lastres, convirtiendo al conflicto en un simple diferendo, es una tarea ardua, pero que iría en el sentido de nuestro mejor interés nacional. Como se aproximan las tres décadas de la guerra, y los debates al respecto empiezan a perfilarse, así como las publicaciones a menudear, tematizar esta posibilidad es necesario.
¿En qué consiste la causa Malvinas? Se trata de una configuración discursiva, que incluye un relato del pasado, una interpretación del presente, y un mandato en relación al futuro. La causa Malvinas reza que los argentinos fuimos víctimas de un despojo. Como consecuencia la Argentina está sufriendo una mutilación territorial.
La mutilación territorial y el despojo hacen de la nación una entidad incompleta. Esto implica que la redención territorial (la “recuperación” de las islas) sea una condición necesaria de la afirmación nacional. Precisamente porque la nación está incompleta, debemos ser enfáticamente nacionalistas.
Esto exalta el nacionalismo, y en particular una variante del nacionalismo: la que percibe la nación como víctima, despojada, mutilada e incompleta.
En verdad, la causa Malvinas es un modo particular del nacionalismo argentino, es un precipitado en el que se integraron, a lo largo del tiempo, nociones, formas, palabras, símbolos, creencias, memorias, propias de ese nacionalismo.
De tal modo, las Malvinas terminan constituyendo “el ADN de la identidad nacional”, y esta identidad se define a partir de una falta.
Se piensa así la identidad nacional desde la cuestión Malvinas, y no esta última desde la identidad nacional.
Por fin, para la causa Malvinas, que la verdad y la justicia están del lado argentino es en los hechos un postulado. El examen crítico o la discusión de las premisas (jurídicas, políticas, etc.) de la posición argentina son inadmisibles, precisamente porque ellas se desprenden, no tanto de “hechos”, como de las propias creencias básicas de la causa.
Por todo esto, aquello que se relaciona con Malvinas, su pasado, su presente, su futuro, es visto a la luz de la causa, y ésta condiciona gran parte de nuestra relación con el mundo. Es el caso del conflicto bélico de 1982, que recibió el apelativo de “causa justa en manos bastardas”, y tiende cada vez más frecuentemente a ser considerado una gesta – distinguiendo, eso sí, como si fuera posible, el respaldo popular y la invasión, de los dictadores.
La reivindicación de esa guerra está presente entre nosotros en muchas formas, desde la determinación del 2 de abril como feriado nacional hasta la obstinación en denominar Puerto Argentino a la capital de las islas (no sin decir, eso sí, que habremos de respetar el modo de vida de los isleños). La causa le da forma a las pautas de nuestra diplomacia, de un modo tal que resulta inevitable que nos mintamos a nosotros mismos.
Por ejemplo, sostenemos que los británicos se niegan a negociar pero, ¿reconocemos acaso que nosotros tampoco estamos dispuestos a hacerlo? Para que haya una auténtica negociación, ambas partes deben estar dispuestas a ceder en una parte significativa de sus pretensiones.
Pero la posición argentina es absolutamente rígida (fijada por la disposición constitucional transitoria); ¿qué es lo que Argentina podría así negociar? También sostenemos que los británicos, con su negativa, “violan las resoluciones de la Asamblea General” o del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, omitiendo el hecho obvio de que tales resoluciones apenas instan a las partes a negociar (sin pronunciarse en el fondo de la cuestión, dígase de paso).
¿Frente a quién se oscurecen estos puntos de la cuestión? Frente a la opinión pública doméstica que, sin elementos de juicio, termina reforzando su fe en los lugares comunes de la causa. Pero un curso de acción alternativo, que encare con valentía la complejidad del problema y como tal lo presente a la opinión pública, es posible.
Entre las propuestas concretas disparadoras del debate deberían estar, a mi juicio, las siguientes: 1. la propuesta a Gran Bretaña de reeditar la fórmula del “paraguas de soberanía” como marco para una política de cooperación de gran alcance ; 2. el reconocimiento de los isleños (malvinenses/Falklanders) como sujetos de derechos y deseos y no apenas de intereses; 3. la remoción de la cuestión Malvinas de la cúspide de las prioridades de la política exterior argentina y 4. la adopción de algunas decisiones simbólicas y legales (como la relacionada al feriado del 2 de abril).
Restituir a la cuestión Malvinas al lugar importante pero no prioritario que debería tener está en función del mejor interés nacional. Es hora de hacerlo.
Clarín, 22-9-11
Por Vicente Palermo
POLITOLOGO (INVESTIGADOR DEL CONICET Y MIEMBRO DEL CLUB POLITICO ARG.)
Cuando escuchamos “Malvinas” los argentinos pensamos por lo menos en otras tres cosas. Primero, en un diferendo de carácter territorial, segundo, en la guerra de 1982 y, tercero, en la causa nacional que tiene por norte la recuperación del archipiélago . El diferendo territorial sería parecido a muchos de los que hubo y hay en cualquier parte del mundo: dos estados disputan un territorio y, en los tiempos que corren, deben hacerlo en los carriles del derecho internacional y la diplomacia.
Digo “sería” porque este diferendo es en verdad algo muy diferente: está cargado pesadamente por la terrible experiencia de la guerra y por la fuerza asertiva de la causa. Mi convicción es que despojar al diferendo Malvinas de esos lastres, convirtiendo al conflicto en un simple diferendo, es una tarea ardua, pero que iría en el sentido de nuestro mejor interés nacional. Como se aproximan las tres décadas de la guerra, y los debates al respecto empiezan a perfilarse, así como las publicaciones a menudear, tematizar esta posibilidad es necesario.
¿En qué consiste la causa Malvinas? Se trata de una configuración discursiva, que incluye un relato del pasado, una interpretación del presente, y un mandato en relación al futuro. La causa Malvinas reza que los argentinos fuimos víctimas de un despojo. Como consecuencia la Argentina está sufriendo una mutilación territorial.
La mutilación territorial y el despojo hacen de la nación una entidad incompleta. Esto implica que la redención territorial (la “recuperación” de las islas) sea una condición necesaria de la afirmación nacional. Precisamente porque la nación está incompleta, debemos ser enfáticamente nacionalistas.
Esto exalta el nacionalismo, y en particular una variante del nacionalismo: la que percibe la nación como víctima, despojada, mutilada e incompleta.
En verdad, la causa Malvinas es un modo particular del nacionalismo argentino, es un precipitado en el que se integraron, a lo largo del tiempo, nociones, formas, palabras, símbolos, creencias, memorias, propias de ese nacionalismo.
De tal modo, las Malvinas terminan constituyendo “el ADN de la identidad nacional”, y esta identidad se define a partir de una falta.
Se piensa así la identidad nacional desde la cuestión Malvinas, y no esta última desde la identidad nacional.
Por fin, para la causa Malvinas, que la verdad y la justicia están del lado argentino es en los hechos un postulado. El examen crítico o la discusión de las premisas (jurídicas, políticas, etc.) de la posición argentina son inadmisibles, precisamente porque ellas se desprenden, no tanto de “hechos”, como de las propias creencias básicas de la causa.
Por todo esto, aquello que se relaciona con Malvinas, su pasado, su presente, su futuro, es visto a la luz de la causa, y ésta condiciona gran parte de nuestra relación con el mundo. Es el caso del conflicto bélico de 1982, que recibió el apelativo de “causa justa en manos bastardas”, y tiende cada vez más frecuentemente a ser considerado una gesta – distinguiendo, eso sí, como si fuera posible, el respaldo popular y la invasión, de los dictadores.
La reivindicación de esa guerra está presente entre nosotros en muchas formas, desde la determinación del 2 de abril como feriado nacional hasta la obstinación en denominar Puerto Argentino a la capital de las islas (no sin decir, eso sí, que habremos de respetar el modo de vida de los isleños). La causa le da forma a las pautas de nuestra diplomacia, de un modo tal que resulta inevitable que nos mintamos a nosotros mismos.
Por ejemplo, sostenemos que los británicos se niegan a negociar pero, ¿reconocemos acaso que nosotros tampoco estamos dispuestos a hacerlo? Para que haya una auténtica negociación, ambas partes deben estar dispuestas a ceder en una parte significativa de sus pretensiones.
Pero la posición argentina es absolutamente rígida (fijada por la disposición constitucional transitoria); ¿qué es lo que Argentina podría así negociar? También sostenemos que los británicos, con su negativa, “violan las resoluciones de la Asamblea General” o del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, omitiendo el hecho obvio de que tales resoluciones apenas instan a las partes a negociar (sin pronunciarse en el fondo de la cuestión, dígase de paso).
¿Frente a quién se oscurecen estos puntos de la cuestión? Frente a la opinión pública doméstica que, sin elementos de juicio, termina reforzando su fe en los lugares comunes de la causa. Pero un curso de acción alternativo, que encare con valentía la complejidad del problema y como tal lo presente a la opinión pública, es posible.
Entre las propuestas concretas disparadoras del debate deberían estar, a mi juicio, las siguientes: 1. la propuesta a Gran Bretaña de reeditar la fórmula del “paraguas de soberanía” como marco para una política de cooperación de gran alcance ; 2. el reconocimiento de los isleños (malvinenses/Falklanders) como sujetos de derechos y deseos y no apenas de intereses; 3. la remoción de la cuestión Malvinas de la cúspide de las prioridades de la política exterior argentina y 4. la adopción de algunas decisiones simbólicas y legales (como la relacionada al feriado del 2 de abril).
Restituir a la cuestión Malvinas al lugar importante pero no prioritario que debería tener está en función del mejor interés nacional. Es hora de hacerlo.
Clarín, 22-9-11
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El trasfondo del petróleo
El endurecimiento que planteó la Presidenta frente al Reino Unido por Malvinas tiene un trasfondo cercano, ligado al petróleo: la Cancillería británica apoyaría a una petrolera de ese país para que consiga US$ 2.000 millones para extraer crudo de la plataforma continental.
Según una versión que difundió la agencia Reuters esta semana, “altos funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores (Foreing Office) se reunirán con inversionistas y potenciales clientes de la petrolera inglesa Rockhopper para discutir las exploraciones en Malvinas”. Buscarán darles seguridades jurídicas sobre la inversión.
El miércoles 14, Rockhopper anunció que intentará captar US$ 2.000 millones para sus planes de explotación petrolera al norte de las Malvinas. La compañía está haciendo prospección petrolera en esas aguas desde febrero de 2010. Hay otras empresas que también han hecho pozos en la zona, pero declararon que no eran económicamente productivos. Rockhopper, en cambio, confía en que podrá empezar a producir crudo en las Malvinas a partir de 2016.
La petrolera anunció el descubrimiento de petróleo en el área Sea Lion en 2010, y asegura que para el 2018, la producción podría llegar a un máximo de alrededor de 120.000 barriles de crudo por día. Estima contar allí con reservas por 350 millones de barriles .
Clarín, 22-9-11
El endurecimiento que planteó la Presidenta frente al Reino Unido por Malvinas tiene un trasfondo cercano, ligado al petróleo: la Cancillería británica apoyaría a una petrolera de ese país para que consiga US$ 2.000 millones para extraer crudo de la plataforma continental.
Según una versión que difundió la agencia Reuters esta semana, “altos funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores (Foreing Office) se reunirán con inversionistas y potenciales clientes de la petrolera inglesa Rockhopper para discutir las exploraciones en Malvinas”. Buscarán darles seguridades jurídicas sobre la inversión.
El miércoles 14, Rockhopper anunció que intentará captar US$ 2.000 millones para sus planes de explotación petrolera al norte de las Malvinas. La compañía está haciendo prospección petrolera en esas aguas desde febrero de 2010. Hay otras empresas que también han hecho pozos en la zona, pero declararon que no eran económicamente productivos. Rockhopper, en cambio, confía en que podrá empezar a producir crudo en las Malvinas a partir de 2016.
La petrolera anunció el descubrimiento de petróleo en el área Sea Lion en 2010, y asegura que para el 2018, la producción podría llegar a un máximo de alrededor de 120.000 barriles de crudo por día. Estima contar allí con reservas por 350 millones de barriles .
Clarín, 22-9-11
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Llamamiento para la constitución de la Comisión Patriótica Nacional y Delegaciones Provinciales de Conmemoración del Trigésimo Aniversario de la Gesta de Recuperación de las Islas Malvinas del 2 de abril de 1982.
Los abajo firmantes convocamos a todos los compatriotas, hombres y mujeres de nuestra Patria, a todos los patriotas, demócratas y luchadores de la causa de la Independencia y la Integridad Nacional y los derechos del pueblo argentino, a conmemorar con Actos, Homenajes y distintas actividades, en cada lugar de nuestro país, el Trigésimo Aniversario de la Justa Recuperación de Malvinas, Islas del Atlántico Sur y Mares adyacentes, que legítimamente son parte de nuestro territorio y que están usurpados por el colonialismo inglés.
Esta conmemoración del Trigésimo Aniversario de la Reconquista Patriótica de las Islas Malvinas, tendrá lugar en el año del Bicentenario del izamiento de la enseña patria a orillas del Paraná por el General Don Manuel Belgrano. La Bandera Nacional que flameó orgullosa en Rosario es la misma que lo hizo en Malvinas el 2 de abril, uniendo aquella gesta emancipadora con ésta, la de Malvinas , jalón de la lucha por la completa y definitiva independencia nacional de todo dominio extranjero.
La Conmemoración del 30 aniversario de la recuperación de Malvinas debe ser una oportunidad ineludible de reafirmar los derechos argentinos.
Reivindicamos la Gesta de Malvinas y creemos que es necesario recalcar, una vez más, los derechos que asisten a la República Argentina. Debe quedar claro a los ojos de mundo, en este Trigésimo Aniversario, que mientras haya un patriota argentino vivo, la Causa de Malvinas seguirá vigente. Todos los argentinos debemos demostrarles a los ingleses, en forma permanente, que nunca podrán descansar tranquilos en tanto sigan con la usurpación, que nunca nos daremos por vencidos y que nunca dejaremos escapar cualquier oportunidad que se presente para recuperar las islas.
En nada ha cambiado la circunstancia de la ocupación colonial de una parte de nuestro territorio. Además, a pesar de insistentes reclamos de ciudadanos argentinos, los convenios de Londres y Madrid, verdaderos estatutos de sumisión nacional, no han sido denunciados y siguen vigentes.
A riesgo de ser reiterativos, ante los “olvidos y errores” que a menudo se producen, conviene recalcar que:
1º) La causa de Malvinas es una causa justa. Se trata del reclamo argentino por una parte de su territorio ocupado por una potencia colonialista, tal cual se reconoció en la Resolución 1514 del año 1960 de las Naciones Unidas. Es decir, la lucha por nuestra soberanía en Malvinas es parte de la lucha contra el colonialismo, que es crimen de lesa humanidad.
La cuestión Malvinas no es una disputa territorial entre Argentina e Inglaterra, ni un debate sobre el derecho de los Kelpers a la autodeterminación. Es la causa justa de Argentina por lograr que se le restituya una parte de su territorio que le ha sido cercenado por el Imperio Británico, en un acto de colonialismo.
2º) La guerra de Malvinas fue una guerra justa. La guerra de cualquier país oprimido contra un país opresor, independientemente de quien la inicie y de quienes sean los gobernantes del país oprimido y del opresor, es una guerra justa. Por eso la guerra por la Recuperación de nuestros Territorios ocupados por Inglaterra es justa para los argentinos y, conviene aclararlo, no hay argumentos ni subterfugios legales o políticos que justifiquen y hagan justa para los ingleses la agresión contra los argentinos.
3º) La Causa de Malvinas e Islas del Atlántico Sur es inclaudicable. No sólo por los argumentos anteriores, por los derechos que nos asisten, por sus riquezas y porque hay una cláusula constitucional que así lo establece.
No sólo porque, como se ha visto reiteradas veces, los ingleses aspiran siempre a más y ejercen soberanía sobre parte de nuestra plataforma continental que esperan extender y proyectar también a la Antártida.
No sólo porque, como vemos en la actualidad, explotan nuestras riquezas en la zona y avanzan en el intento de explotar nuestro petróleo.
Es inclaudicable porque sería un peligro para un proyecto nacional de Argentina Independiente, de democracia grande, que las Malvinas continúen en poder inglés o de cualquier otra potencia o combinación entre ellas. Porque esas Malvinas, artilladas por el enemigo, son un portaaviones gigante, una fuente permanente de agresiones militares contra una Argentina Soberana.
El avance inglés, al que continuamos asistiendo, que sigue manteniendo la ocupación, reforzándola militarmente para constituir la base militar extranjera más importante de Latinoamérica y explotando nuestras riquezas, es una demostración del fracaso total de la política de conciliación con el Reino Unido, de la “desmalvinización”, de “la política de relaciones carnales” y de la de convertirnos en un país “confiable para el mundo”, como dijeron sucesivamente sucesivos gobiernos.
Las recientes declaraciones del Primer Ministro británico que, de manera arrogante, declara la voluntad inglesa de continuar con la ocupación colonial, así lo demuestran. Esas declaraciones merecen la respuesta unánime argentina en este Trigésimo Aniversario.
Queda hoy demostrado que la usurpación de Malvinas es el núcleo de avance sobre porciones crecientes de nuestro patrimonio nacional.
El “paraguas de soberanía” inventado por los ingleses sirve a los ingleses:
· que fortalecen cada vez más su base en Malvinas con armamento de última generación,
· que avanzan en sus pretensiones marítimas y antárticas,
· que, con el aeropuerto en el paralelo 42, propiedad del ciudadano inglés Lewis, pueden desembarcar con sus aviones de la base de Malvinas, dividiendo Argentina continental en dos,
· que rapiñan nuestra pesca y nuestro petróleo,
· que mantienen el control del Atlántico Sur para la OTAN, con su presencia militar en Malvinas.
Ya hace tiempo el Dr. Adolfo Silenzi de Stagni, prestigioso defensor del petróleo argentino con posiciones continuadoras de las del General Mosconi y opositor a la reiniciación de las relaciones diplomáticas y comerciales con Gran Bretaña y a lo que hoy llamamos desmalvinización, decía:
“Son muchos los que desean cubrir con un manto de olvido y de silencio lo acontecido entre el 2 de abril y el 14 de junio.” (...) “Es evidente que, en estos momentos hay un enfrentamiento ético e ideológico sobre el camino que debe seguir la Argentina: Llevar la empresa de la reconquista del 2 de abril hasta sus últimas consecuencias, o llevar la rendición del 14 de junio hasta sus últimas consecuencias.”.
Por lo antedicho la causa de Malvinas es una causa nacional que deben levantar todos los patriotas y demócratas, parte de la inclaudicable causa de la Independencia de la Patria y de la Soberanía del Pueblo.
En este Trigésimo Aniversario cada ciudad, cada pueblo y cada corazón argentino deben ser un bastión para la recuperación de nuestros territorios ocupados por el colonialismo inglés. La sangre de los héroes patriotas caídos en Malvinas nos compromete y nos lo reclama.
La Independencia Nacional completa sólo será posible con nuestra Integridad Territorial completa.
Agosto 28 de 2011.-
Martínez de Philippeaux, Virginia del Valle; Rearte de Giachino, Delicia; VGM Büsser, Carlos; VGM Vizoso Posse, Jorge Manuel; VGM Crippa, Owen; González, Julio C.; VGM Tettamanzi, Santiago; VGM Parada, José; VGM Rodríguez, Lorenzo; VGM Villagra, Raúl; VGM Vital, Víctor Eduardo; VGM Oggioni Catena, Sergio; Lemos, Horacio José; Forero, Néstor; Marzocchi, Victorio; Micucci, Horacio; Mendiondo, Patricio; Lualdi, Eduardo Mariano; Galván, Miguel; Marioni, Humberto; Sassetti, Fernando; Aversa, Salvador; Román, Emilio; Ríos, Carlos; Solís, Carlos; Fernández Iturraspe, Francisco; Montenegro, Jorge; Stein, Enrique; Torreiro, Vicente; Gutiérrez, Mauro; Ovejero Paz, Patricio; Toledo, Julio; Aviles, José; Cena, Juan Carlos; Balvé, Beatriz; Rodríguez Berruti, Camilo; Coppola, Silvio; Ruiz de Galarreta, Juan Lucio; Parga, Marcos; Eguaburu, César José; Asís Damasco, Luis; Varela, Juanita; Ceruti, Carlos; Galíndez, Roberto; González, Omar; Genisans, Miryan; Márquez, Manuel; Boggio Marzet, Pablo; Lons, Patricio; Breide Obeid, Gustavo; Gasco, Oscar; Arce, Eduardo; Vespa, Luis; Lucero, Esteban; Saelices, Susana; Campos Janeiro, Manuel; Casabianca, Roberto;
Los abajo firmantes convocamos a todos los compatriotas, hombres y mujeres de nuestra Patria, a todos los patriotas, demócratas y luchadores de la causa de la Independencia y la Integridad Nacional y los derechos del pueblo argentino, a conmemorar con Actos, Homenajes y distintas actividades, en cada lugar de nuestro país, el Trigésimo Aniversario de la Justa Recuperación de Malvinas, Islas del Atlántico Sur y Mares adyacentes, que legítimamente son parte de nuestro territorio y que están usurpados por el colonialismo inglés.
Esta conmemoración del Trigésimo Aniversario de la Reconquista Patriótica de las Islas Malvinas, tendrá lugar en el año del Bicentenario del izamiento de la enseña patria a orillas del Paraná por el General Don Manuel Belgrano. La Bandera Nacional que flameó orgullosa en Rosario es la misma que lo hizo en Malvinas el 2 de abril, uniendo aquella gesta emancipadora con ésta, la de Malvinas , jalón de la lucha por la completa y definitiva independencia nacional de todo dominio extranjero.
La Conmemoración del 30 aniversario de la recuperación de Malvinas debe ser una oportunidad ineludible de reafirmar los derechos argentinos.
Reivindicamos la Gesta de Malvinas y creemos que es necesario recalcar, una vez más, los derechos que asisten a la República Argentina. Debe quedar claro a los ojos de mundo, en este Trigésimo Aniversario, que mientras haya un patriota argentino vivo, la Causa de Malvinas seguirá vigente. Todos los argentinos debemos demostrarles a los ingleses, en forma permanente, que nunca podrán descansar tranquilos en tanto sigan con la usurpación, que nunca nos daremos por vencidos y que nunca dejaremos escapar cualquier oportunidad que se presente para recuperar las islas.
En nada ha cambiado la circunstancia de la ocupación colonial de una parte de nuestro territorio. Además, a pesar de insistentes reclamos de ciudadanos argentinos, los convenios de Londres y Madrid, verdaderos estatutos de sumisión nacional, no han sido denunciados y siguen vigentes.
A riesgo de ser reiterativos, ante los “olvidos y errores” que a menudo se producen, conviene recalcar que:
1º) La causa de Malvinas es una causa justa. Se trata del reclamo argentino por una parte de su territorio ocupado por una potencia colonialista, tal cual se reconoció en la Resolución 1514 del año 1960 de las Naciones Unidas. Es decir, la lucha por nuestra soberanía en Malvinas es parte de la lucha contra el colonialismo, que es crimen de lesa humanidad.
La cuestión Malvinas no es una disputa territorial entre Argentina e Inglaterra, ni un debate sobre el derecho de los Kelpers a la autodeterminación. Es la causa justa de Argentina por lograr que se le restituya una parte de su territorio que le ha sido cercenado por el Imperio Británico, en un acto de colonialismo.
2º) La guerra de Malvinas fue una guerra justa. La guerra de cualquier país oprimido contra un país opresor, independientemente de quien la inicie y de quienes sean los gobernantes del país oprimido y del opresor, es una guerra justa. Por eso la guerra por la Recuperación de nuestros Territorios ocupados por Inglaterra es justa para los argentinos y, conviene aclararlo, no hay argumentos ni subterfugios legales o políticos que justifiquen y hagan justa para los ingleses la agresión contra los argentinos.
3º) La Causa de Malvinas e Islas del Atlántico Sur es inclaudicable. No sólo por los argumentos anteriores, por los derechos que nos asisten, por sus riquezas y porque hay una cláusula constitucional que así lo establece.
No sólo porque, como se ha visto reiteradas veces, los ingleses aspiran siempre a más y ejercen soberanía sobre parte de nuestra plataforma continental que esperan extender y proyectar también a la Antártida.
No sólo porque, como vemos en la actualidad, explotan nuestras riquezas en la zona y avanzan en el intento de explotar nuestro petróleo.
Es inclaudicable porque sería un peligro para un proyecto nacional de Argentina Independiente, de democracia grande, que las Malvinas continúen en poder inglés o de cualquier otra potencia o combinación entre ellas. Porque esas Malvinas, artilladas por el enemigo, son un portaaviones gigante, una fuente permanente de agresiones militares contra una Argentina Soberana.
El avance inglés, al que continuamos asistiendo, que sigue manteniendo la ocupación, reforzándola militarmente para constituir la base militar extranjera más importante de Latinoamérica y explotando nuestras riquezas, es una demostración del fracaso total de la política de conciliación con el Reino Unido, de la “desmalvinización”, de “la política de relaciones carnales” y de la de convertirnos en un país “confiable para el mundo”, como dijeron sucesivamente sucesivos gobiernos.
Las recientes declaraciones del Primer Ministro británico que, de manera arrogante, declara la voluntad inglesa de continuar con la ocupación colonial, así lo demuestran. Esas declaraciones merecen la respuesta unánime argentina en este Trigésimo Aniversario.
Queda hoy demostrado que la usurpación de Malvinas es el núcleo de avance sobre porciones crecientes de nuestro patrimonio nacional.
El “paraguas de soberanía” inventado por los ingleses sirve a los ingleses:
· que fortalecen cada vez más su base en Malvinas con armamento de última generación,
· que avanzan en sus pretensiones marítimas y antárticas,
· que, con el aeropuerto en el paralelo 42, propiedad del ciudadano inglés Lewis, pueden desembarcar con sus aviones de la base de Malvinas, dividiendo Argentina continental en dos,
· que rapiñan nuestra pesca y nuestro petróleo,
· que mantienen el control del Atlántico Sur para la OTAN, con su presencia militar en Malvinas.
Ya hace tiempo el Dr. Adolfo Silenzi de Stagni, prestigioso defensor del petróleo argentino con posiciones continuadoras de las del General Mosconi y opositor a la reiniciación de las relaciones diplomáticas y comerciales con Gran Bretaña y a lo que hoy llamamos desmalvinización, decía:
“Son muchos los que desean cubrir con un manto de olvido y de silencio lo acontecido entre el 2 de abril y el 14 de junio.” (...) “Es evidente que, en estos momentos hay un enfrentamiento ético e ideológico sobre el camino que debe seguir la Argentina: Llevar la empresa de la reconquista del 2 de abril hasta sus últimas consecuencias, o llevar la rendición del 14 de junio hasta sus últimas consecuencias.”.
Por lo antedicho la causa de Malvinas es una causa nacional que deben levantar todos los patriotas y demócratas, parte de la inclaudicable causa de la Independencia de la Patria y de la Soberanía del Pueblo.
En este Trigésimo Aniversario cada ciudad, cada pueblo y cada corazón argentino deben ser un bastión para la recuperación de nuestros territorios ocupados por el colonialismo inglés. La sangre de los héroes patriotas caídos en Malvinas nos compromete y nos lo reclama.
La Independencia Nacional completa sólo será posible con nuestra Integridad Territorial completa.
Agosto 28 de 2011.-
Martínez de Philippeaux, Virginia del Valle; Rearte de Giachino, Delicia; VGM Büsser, Carlos; VGM Vizoso Posse, Jorge Manuel; VGM Crippa, Owen; González, Julio C.; VGM Tettamanzi, Santiago; VGM Parada, José; VGM Rodríguez, Lorenzo; VGM Villagra, Raúl; VGM Vital, Víctor Eduardo; VGM Oggioni Catena, Sergio; Lemos, Horacio José; Forero, Néstor; Marzocchi, Victorio; Micucci, Horacio; Mendiondo, Patricio; Lualdi, Eduardo Mariano; Galván, Miguel; Marioni, Humberto; Sassetti, Fernando; Aversa, Salvador; Román, Emilio; Ríos, Carlos; Solís, Carlos; Fernández Iturraspe, Francisco; Montenegro, Jorge; Stein, Enrique; Torreiro, Vicente; Gutiérrez, Mauro; Ovejero Paz, Patricio; Toledo, Julio; Aviles, José; Cena, Juan Carlos; Balvé, Beatriz; Rodríguez Berruti, Camilo; Coppola, Silvio; Ruiz de Galarreta, Juan Lucio; Parga, Marcos; Eguaburu, César José; Asís Damasco, Luis; Varela, Juanita; Ceruti, Carlos; Galíndez, Roberto; González, Omar; Genisans, Miryan; Márquez, Manuel; Boggio Marzet, Pablo; Lons, Patricio; Breide Obeid, Gustavo; Gasco, Oscar; Arce, Eduardo; Vespa, Luis; Lucero, Esteban; Saelices, Susana; Campos Janeiro, Manuel; Casabianca, Roberto;