(Un estudio del Dr. Mario Meneghini)
por José Antonio Riesco
Instituto de Teoría del Estado
El abordaje analítico y crítico de las dos experiencias argentinas en materia de aplicación de la violencia a determinados objetivos políticos, es la materia que confronta el Dr. Mario Meneghini, director del Centro de Estudios Cívicos, en una publicación que tituló, precisamente, “Dos guerras argentinas”, editado en febrero del cte. año. El primero se refiere a la agresión de las fuerzas subversivas contra el sistema de valores e instituciones del país en los años 70; el segundo a la acción militar (2 de abril-1982) para recuperar soberanía sobre las Islas Malvinas que, desde 1833, estaban en el poder ilegítimo de Gran Bretaña.
Para su consideración de la “guerra subversiva” y su represión, el autor se ubica en los preceptos que llegan desde la doctrina de la Iglesia Católica, con una especial revisión de los procedimientos aplicados durante la contienda. Le interesa de modo relevante los principios y reglas de esa fuente que atienden al tratamiento de los prisioneros y donde se han dado acciones de “homicidio y torturas” que dicha orientación reprueba. Lo que no excusa de advertir que se trató, sin tapujos, de una “guerra” con dos bandos definidos, y pese a la limitada organicidad y unificación de comandos y grupos operartivos de parte de los autoproclamados “revolucionarios”. Los documentos y manifestaciones públicas de éstos siempre proclamaron una guerra y no un esfuerzo deportivo.
Dentro de esta temática el Dr. Meneghini, con marcada prolijidad y adecuada bibliografía, se ocupa de las raíces teóricas e ideológicas que fundamentaron la política represiva del Estado, tanto durante el régimen constitucional, cuanto del llamado “proceso de reorganización nacional” a partir del 24 de marzo de 1976. Indica, al respecto, la influencia que habrían tenido las tesis elaboradas (“contrainsurgencia”) durante la lucha en las colonias francesas (Indochina y luego Argelia) y que en la Argentina fueron introducidas por oficiales superiores de las Fuerzas Armadas, como fue, entre otros, el caso de los generales Alcides López Aufranc y Carlos Rosas. No incluye, en cambio, en esas referencias, a la denominada “doctrina de la seguridad nacional” tal como fue formulada por los principales miembros de la Escuela Superior de Guerra de Brasil, con fuerte influencia de Golbery Couto e Silva.
Se trata, no hay dudas, de un asunto altamente polémico y, por eso mismo, vale ocuparse de él, pese al tiempo transcurrido desde la derrota militar de la subversión, y dada la continuidad de su acción “por otros medios”. El estudio del Dr. Meneghini logra, empero, una buena descripción de esta “guerra” y la coloca, adecuadamente, en el plano de la ética-política que siempre será ineludible.
El otro trabajo se concentra en los antecedentes y hechos que impusieron a la Argentina a decidir la recuperación del Archipiélago Malvinas, donde el autor lleva a un plano de inferencias racionales la conducta respectiva de los actores del conflicto. De modo especial pone en la superficie los comportamientos que signaron la posición, tanto de Inglaterra cuanto del gobierno argentino, al escalar la situación de disputa. El Dr. Meneghini no escatima referencias al Derecho Internacional y a las resoluciones de las Naciones Unidas, las que vincula con la actividad política y militar cumplida por las dos naciones. Y deja bien en claro de qué modo los ejecutores del programa del Foreign Office fueron llevando paso a paso sus modalidades operativas para llegar al hecho bélico.
Este aporte del autor tiene plena actualidad en momentos en que Gran Bretaña avanza, con su avidez tradicional por lo ajeno, sobre los intereses argentinos, ahora desplegando buques de guerra para “proteger” a las empresas petroleras que harán “su trabajo” en el sur. Junto al otro opúsculo, el de la guerra subversiva, estimo que el Dr. Meneghini actualiza cuestiones que la sociedad tiene necesidad de mantener bajo permanente vigilia. Es una publicación que enseña y debe aprovecharse.-
