En la
fecha, dos periodistas han publicado breves notas sobre el tema mencionado en
el título, que se transcriben al final de este comentario. Se trata de un
problema al que nos hemos referido en este mismo sitio con anterioridad.
Durante demasiado tiempo se ha pretendido ignorar en la Argentina, que ninguna
sociedad puede lograr el bien común, si el Estado respectivo no funciona
adecuadamente.
El
gobierno no encuadrado en un Estado, es errático y caprichoso; sirve únicamente
para el enriquecimiento e influencia individual de los gobernantes, que no
pueden lograr el funcionamiento eficaz de la estructura gubernamental. De allí
la paradoja de culpar al Estado de todos los problemas, cuando el origen de los
problemas es la ausencia del Estado.
El
Estado es el órgano de concordia, planeamiento y conducción, de una sociedad
territorialmente delimitada, que procura el bien común. Es decir, que sólo
puede calificarse de Estado, aquel que cumple las tres funciones básicas
señaladas.
1. La
función de Concordia o armonía social es el resultado de la interacción de las
diversas fuerzas sociales constitutivas, síntesis en constante elaboración por
los cambios que se producen en los grupos y en el entorno. La superación de los
antagonismos internos no surge espontáneamente; es el resultado de un esfuerzo
consciente por afianzar la solidaridad sinérgica a cargo del Estado. El poder
estatal tendrá legitimidad en la medida en que cumpla dicha función, garantizando
la concordia política.
2. La
función de planeamiento. El Estado
centraliza la información que le llega de los grupos sociales; recopila sus
problemas, necesidades y demandas. Los datos son procesados y extrapolados en
función de los fines comunes, fijados en
3. La función de conducción. La
esencia de la misión del Estado es el ejercicio de la autoridad pública. La
facultad de tomar decisiones definitivas e inapelables, está sustentada en el
monopolio del uso de la fuerza, y se condensa en el concepto de soberanía. El
gobernante posee una potestad suprema, en su orden, pero no indeterminada ni
absoluta. El poder se justifica en razón del fin para el que está establecido y
se define por este fin: el Bien Común temporal.
Si un
Estado no posee, en acto, estas tres funciones, ha dejado de existir como tal o
ha efectuado una transferencia de poder en beneficio de organismos
supraestatales, o de actores privados, o de otro Estado.
Esta
es, precisamente, la situación argentina, pudiendo citarse la opinión de tres
intelectuales de diferente posición:
* Dr.
Jorge Vanossi (siendo Ministro de Justicia): “
* Dr.
Manuel Mora y Araujo: “...el Estado argentino no funciona. No cumple su papel,
no brinda a la sociedad los servicios que se esperan de él...” (
* Dr.
Natalio Botana: “...podemos llegar a una conclusión provisoria muy preocupante:
que tenemos una democracia en un país sin Estado y sin moneda.” (Clarín,
28/4/02).
Podemos
agregar lo expresado por el General Perón, en un discurso a los gobernadores
(2-8-1973) poco antes de asumir por tercera vez la Presidencia: “Es el Estado
que se ha destruido; son sus instituciones las que han sido atacadas en sus
basamentos”.
Como
hipótesis, nos animamos a decir que el Estado argentino dejó de funcionar como
tal a partir de junio de 1970, con la caída del Gral. Onganía, pues se advierte
que, a partir de la fecha indicada resultaron afectadas las tres funciones
básicas.
En
conclusión, si es correcto el análisis, la prioridad absoluta consiste en
restaurar el Estado, y procurar que actúe eficazmente al servicio del bien
común. Ello no ocurrirá como consecuencia necesaria de elaborar un buen
diagnóstico. Por eso, decía Don Ricardo Curutchet: “No basta con denunciar que
se pierde
La
doctrina tiene que estar encarnada en hombres que cuenten con el apoyo de
muchos, formando una corriente de opinión favorable a la aplicación de la
doctrina. Debe encararse con seriedad la preparación de un Proyecto Nacional y
la constitución de equipos aptos para aplicarlo.
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Anomia
creciente
por la ausencia del Estado
Sergio
Berensztein
Cadena
3, 29-9-22
-¿Y dónde está el Estado? La paradoja que se
da en un contexto de gobierno que durante mucho tiempo insistía que el Estado
te ayudaba. Todavía está presente que efectivamente hay un rol para el Estado
en la sociedad y que estamos totalmente de acuerdo.
- Lo
interesante son las prioridades donde son indispensables las acciones que
efectivamente materializan la autoridad pública y donde pueden ser discutibles.
¿Dónde está la necesidad del Estado? Lo básico desde que se inventó el
Estado en el siglo XV es mantener la seguridad pública.
- Tener
la certidumbre de que hay una autoridad que se ocupa de que los ciudadanos
puedan desarrollar sus actividades tranquilamente. Para evitar una situación
donde los propios actores, los propios ciudadanos, asumen justamente la
responsabilidad de poner órden , entre comillas.. Orden según su criterio. Y
por supuesto, de acuerdo al modo en que son definidos por los propios actores.
- La
violación de la ley es de todos los participantes, no de un solo bando ahora,
porque lo de Mascardi es particularmente relevante aquí. Bueno, porque en un
par de días no solamente se afectó la propiedad privada, sino que hubo un
ataque a la fuerza de seguridad, un ataque a Gendarmería.
- Lo
interesante que la respuesta del gobierno fue “no queremos provocarlos”, vale
decir que esta actitud del gobierno es previa a el ataque de los estos grupos
que se autodenominan mapuches
-Lo
interesante es que luego de un ataque a gendarmería tampoco hay una reacción
efectiva del Estado argentino. Entonces aquí se corre el riesgo de que se
invisibiliza la presencia estatal, cosa que ya ocurre, y que básicamente, no
haya una respuesta proporcional.
*****
Cuando
el Estado
no está donde tiene que estar
Sergio
Suppo
Cadena
3, 29-9-22
Habitualmente
los conflictos los miramos por el final, por el desenlace que nos gustaría que
tengan. Yo prefiero generalmente mirarlos desde el principio porque uno puede
comprender su razón, si es que la tuviera y las raíces que lo provocan.
Hay dos
o tres cuestiones de las que ustedes ya se han ocupado muy bien durante la
mañana. Sobre alguna puedo volver ahora en el comentario, que son ejemplos
de un Estado y sus respectivos gobiernos, ausentes o distraídos o mirando para
otro lado o interesadamente actuando sobre lo que no deben actuar.
Hace
unos días hubo una Mesa de Café contando el gran escándalo político que se ha
desatado en la provincia de Santa Fe a propósito de las escuchas ilegales en el
Ministerio de Seguridad de la provincia de Santa Fe. Esto involucra al ex
secretario y ex ministro de Seguridad Marcelo Sain que se fue en medio de un
escándalo.
No me
voy a detener puntualmente sobre el caso. Simplemente voy a decir que el
Ministerio de Seguridad de Santa Fe durante dos años se dedicó a generar
carpetazos, o sea a buscar información sobre periodistas, dirigentes
opositores, empresarios para tratar de comprometerlos públicamente.
¿No es
gratis esta desatención? La cifra de muertos en Rosario volvió a dispararse y
la media nacional de asesinatos en la Argentina está muy por debajo. Rosario
tiene tres veces más casos de crímenes de asesinatos violentos que el resto de
la Argentina. No es gratis la desatención de cómo tratan de evitarse los
piquetes.
Estamos
esperando que venga la fuerza policial a desalojar los piquetes. Por supuesto,
porque se está cometiendo un delito serio, grave, que no hace falta explicar
cuáles es impedir la circulación de las personas. Ahora, los estados
provinciales, nacionales no tienen poder político para persuadir, para tratar
de evitar que esos dirigentes que además son gerentes de los planes sociales y
viven del Estado, no se concentren en las calles y colapsen. Por ejemplo,
el centro de Córdoba, el de Buenos Aires, el de Rosario. Me lo pregunto porque
es impensable que al problema lo vayamos a resolver sólo con la Policía.
Ayer
vimos cómo la mafia de la barra brava de Talleres actuaba y hacía
"justicia por mano propia", con facas, cuchillos y armas de fuego en
contra de unos piqueteros que cortaban la ruta en el camino a Resistencia.
A mucha
gente le puede resultar a primera vista simpático, que la barra brava desaloje
una ruta. Me pregunto si la solución son las barras bravas en la Argentina.