martes, 29 de abril de 2014

MARCHA MUNDIAL DE LA MARIHUANA



Hace algunos meses, analizamos el tema de la despenalización de la droga[1]; sobre el mismo tema, nos interesa ahora comentar un artículo publicado en la fecha en La Voz del Interior[2]

Los autores, miembros de la Comunidad Cannábica de Córdoba, critican al gobernador de la provincia por insistir “en sostener las políticas prohibicionistas”, “mientras el mundo va en sentido contrario”. Recuerdan que en el Congreso Nacional se presentaron 11 proyectos de despenalización y legalización, y también el proyecto de Código Penal incluye la despenalización. Anuncian que el próximo sábado 3 de mayo se hará en esta ciudad, la Marcha Mundial de la Marihuana, para exigir el “derecho a tener, usar y cultivar esta planta milenaria, llamada a ser en el futuro, como lo fue en el pasado, la medicina de los pueblos libres”.

En realidad, está comprobado científicamente que el THC –principal sustancia química psicoactiva de la marihuana- produce graves daños  en el cuerpo humano, como lo resume un informe de la Universidad de Sidney que agregamos como anexo. No deja de ser paradójico, que en la misma edición del diario citado, se informa sobre el Programa Entorno Laboral Saludable, que está cumpliendo el gobierno provincial, reemplazando el pan criollo por el pan francés reducido en sodio y sin agregado de grasas, y la leche entera por descremada[3].

No debiera sorprender, sin embargo, que se multipliquen estas propuestas ya que el propio titular de la Sedronar, P. Juan Carlos Molina, con motivo de la legalización de la marihuana en Uruguay, sostuvo que en la Argentina ese tema “amerita un buen debate” (EFE, 12-12-13). Más decidido aún a favor de la despenalización, se manifestó el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni: "Yo estaría de acuerdo si se despenaliza toda la cadena, desde la producción hasta el consumo. Despenalizar sólo el consumo no termina de ser efectivo". Agregó otro argumento, citando al capo narco colombiano Pablo Escobar: "Él decía que no hay posibilidades matemáticas de que la persecución policial le gane al narcotráfico, y es verdad. Es la lucha del gato contra el ratón"[4].

En la misma sintonía, el coordinador nacional del Partido Liberal Libertario, sostiene que las mafias ven en la prohibición una oportunidad de negocio para obtener amplios márgenes debido a las restricciones legales que hay sobre la producción de esos productos. Dejar de penar la producción, la venta o la tenencia de drogas significaría que deje de ser un negocio atractivo para el mundo del hampa, y convertiría lo que alguna vez fue narcotráfico en un mercado legal, como son los medicamentos, productos de limpieza, las bebidas alcohólicas o el cigarrillo. Rechaza el argumento de los prohibicionistas que  pronostican que sin las políticas actuales aumentaría exponencialmente el consumo, los menores tendrían fácil acceso a las drogas, y se generarían brotes de violencia generalizados en la sociedad[5].

En un tema tan complejo, conviene tener en cuenta la experiencia de quienes han enfrentado el problema mucho antes que los argentinos. Jaime Bermúdez, ex ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, y ex embajador en Buenos Aires, asegura que despenalizar la droga no ayuda a combatir el narcotráfico, sino todo lo contrario[6]. Hay que analizar, sostiene, “en qué medida la despenalización de la droga es utilizada como mecanismo de distribución”. Se refiere a que, “en estos casos, se vende por acumulación. No se vende el kilogramo de droga, se vende de a gramo. A usted lo dejan tener una pequeña cantidad y entonces vende rápidamente esa cantidad. Después lo hace con otra pequeña porción, después con otra, y así."

Esto explica el fenómeno actual de multitud de bandas que sólo atienden una zona determinada, o sea, la descentralización de los carteles, que dificulta la respuesta del poder público. Mientras haya demanda de drogas, habrá proveedores de la misma. Las dificultades y peligros que enfrentan en la actualidad los farmacéuticos, con la venta de drogas legales (asaltos, adulteración de recetas, etc.), se multiplicarían en el caso de que se autorizara en las farmacias el expendio libre de las drogas hoy ilegales. 

Además, siempre el Estado deberá establecer restricciones al consumo –edad mínima, cantidad máxima de dosis, identificación del usuario-, lo que hace prever que, aún con la despenalización, continuaría la distribución por medios no autorizados. Considerando que el narcotráfico mueve 700.000 millones de dólares anuales, es ilusorio creer que estará dispuesto a perder ese negocio lucrativo, abandonándolo pacíficamente. No está de más recordar, que la captura del Chapo Guzmán, fue posible por un operativo que incluyó a infantes de marina mexicanos.

29-4-2014

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MARIHUANA: EFECTOS DEVASTADORES SOBRE EL ORGANISMO HUMANO

Informe de la Universidad de Sidney.

EFECTOS
La ingestión de marihuana produce diversos efectos, los cuales varían de una persona a otra. El “high” dura de dos a cuatro horas; algunas personas experimentan mareos y aturdimiento, mientras que otras sufren depresión y tristeza. Esta droga modifica la percepción del tiempo y la profundidad, puede inducir un comportamiento descuidado y errático, así como risa incontrolable y un apetito voraz. La marihuana reduce la habilidad motora necesaria para conducir vehículos sin peligro o realizar tareas que impliquen concentración.

CONSECUENCIAS
Si se fuma esta droga regularmente (2 cigarrillos semanales durante 6 meses), los tejidos adiposos del organismo se saturan completamente de sustancias químicas solubles en la grasa. Al cabo de varios meses es posible encontrar vestigios de THC en el organismo.

DAÑOS CELULARES, EFECTOS EN EL SISTEMA INMUNOLÓGICO
Se ha comprobado que la marihuana produce daños celulares y que el uso de esta droga, durante un período prolongado, disminuye la inmunidad celular aumentando el riesgo de contraer enfermedades.
El sistema inmunológico es un sistema de defensa complejo. Los glóbulos blancos se especializan en luchar contra las infecciones destruyendo las sustancias extrañas tales como, por ejemplo, las células cancerosas y los tejidos transplantados. El consumo de drogas, la nutrición inadecuada, el exceso de ciertas sustancias nutritivas y las tensiones emocionales debilitan el sistema inmunológico.
Un grupo de científicos de la Universidad de Columbia examinó las respuestas inmunitarias de 51 fumadores de marihuana de 16 a 35 años de edad, los cuales habían fumado, como promedio, tres cigarrillos a la semana durante cuatro años - (Science, vol. 183, 419/20, 1974) - Estas personas no usaron ninguna otra droga durante ese período, a excepción de tabaco y bebidas alcohólicas. La respuesta inmunitaria de los fumadores de marihuana fue inferior, en un 40%, a la de las personas que no fumaban esta droga.
Cabe preguntarnos por qué el consumo semanal de sólo tres o cuatro cigarrillos de marihuana, que contienen de 15 a 20 miligramos de THC, puede producir daños celulares de tal magnitud. La razón es que el THC permanece en los tejidos adiposos durante períodos prolongados; la mayoría de las otras drogas son solubles en el agua y se eliminan rápidamente, lo cual no ocurre en el caso de la marihuana.

EFECTOS EN EL APARATO REPRODUCTOR MASCULINO
Varios investigadores han demostrado que el uso moderado o intensivo de marihuana disminuye el número y la movilidad de los espermatozoides, produciendo a su vez, una cantidad considerable de espermatozoides deformados. Los canabinoides perturban el desarrollo de los mismos en los testículos y afectan al hipotálamo (glándula cerebral que controla ese proceso).

EFECTOS EN EL APARATO REPRODUCTOR FEMENINO
El efecto de la marihuana en la mujer probablemente, en una gran cantidad de casos, sea duradero. Las mujeres nacen con un número limitado de óvulos. Si esos óvulos sufren daños, NO se los puede reemplazar.
Las mujeres que usan esta droga, generalmente experimentan un cambio en el ciclo menstrual debido al efecto del THC en el hipotálamo, el cual regula la liberación de hormonas de la glándula pituitaria.
Se ha observado relación entre el uso de marihuana antes de la concepción y durante el embarazo, y la alta incidencia del efecto tóxico fetal, como así también de las defunciones neonatales.
Los hijos de mujeres que fuman marihuana, generalmente presentan un peso menor al nacer (1/2 kg. a 1 kg. menos) y tienen la cabeza más pequeña de lo normal.
Su comportamiento resulta diferente, presentando menos atención, problemas en el aprendizaje y una menor calidad afectiva con sus vínculos

Fuente: Universidad de Sidney.

www.diario7.com.ar, 15-May-2010


[2] La Voz del Interior, 29-4-14, p. 10A: Edith Fernández y Mako Scalzo, “La Argentina debe legalizar el cannabis”.
[3] La Voz del Interior, p. 4A.   
[4] Lanoticia1.com, 18-2-14.
[5] Adam Dubove. “Narcotráfico: la pesadilla que generó el Congreso”; Infobae, 27-11-13.
[6] MDZ, 21-2-14.

domingo, 27 de abril de 2014

HOMENAJE A JUAN PABLO II (*)




Juan Pablo II destaca en su pontificado la continuidad del magisterio de la Iglesia, declarando en su encíclica Centesimus annus -en la que se rinde homenaje al centenario de la Rerum novarum-, su deseo de mostrar como la rica savia, que sube desde aquella raíz, no se ha agotado con el paso de los años, sino que, por el contrario, se ha hecho más fecunda.

De este modo, confirma el valor permanente de aquellas enseñanzas, y manifiesta el verdadero sentido de la tradición de la Iglesia, la cual, siempre vida y siempre vital, edifica sobre el fundamento transmitido por los Apóstoles, que nadie puede sustituir.

El magisterio social de Juan Pablo se basa en la antropología cristiana que parte del hecho de que el hombre es persona, es decir imago Dei. La antropología cristiana que reconoce en todo hombre una dignidad tan alta, tiene en cuenta que frecuentemente el hombre traiciona esta dignidad con el pecado.
La Iglesia conoce el sentido del hombre gracias a la Revelación divina. Por eso, la antropología cristiana es en realidad un capítulo de la teología; asimismo, la doctrina social de la Iglesia, preocupándose del hombre, pertenece al campo de la teología y especialmente de la teología moral.

Su primer contribución al esclarecimiento de la actividad política de los católicos, la encontramos en la Exhortación Apostólica Christifideles laici.
Comienza ratificando lo afirmado en el Concilio: Se equivocan los cristianos que, sabiendo que no tenemos aquí ciudad permanente, pues buscamos la futura, consideran por esto que pueden descuidar las tareas temporales, sin darse cuenta de que la propia fe es un motivo que les obliga al más perfecto cumplimiento de todas ellas según la vocación personal de cada uno...(59)

En el párrafo 42, aporta el Papa varios conceptos importantes:
Para animar cristianamente el orden temporal  los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la «política»;
*aclarando que se refiere a la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común;
*además, todos y cada uno tienen el derecho y el deber de participar en la política, si bien con diversidad  de formas, tareas y responsabilidades;
*las acusaciones de arribismo, de idolatría del poder, de egoísmo y corrupción que con frecuencia son dirigidas a los hombres del gobierno, y del partido político,
*como también la difundida opinión de que la política sea un lugar de necesario peligro moral,
*no justifican lo más mínimo, ni la ausencia ni el escepticismo de los cristianos en relación con la cosa pública.

Por el contrario Concilio Vaticano II expresó que:  
«La Iglesia alaba y estima la labor de quienes, al servicio del hombre, se consagran al bien de la cosa pública y aceptan el peso de las correspondientes responsabilidades».

En el ejercicio del poder político es fundamental aquel espíritu de servicio, que, unido a la necesaria competencia y eficiencia, es el único capaz de hacer «transparente» o «limpia» la actividad de los hombres políticos, como justamente, además, la gente exige.

 Esto requiere la superación de algunas tentaciones, como el recurso a la deslealtad y a la mentira,
el despilfarro de la hacienda pública para que redunde en provecho de unos pocos
y con intención de crear una masa de gente dependiente,
así como el uso de medios equívocos o ilícitos para conquistar, mantener y aumentar el poder a cualquier precio.

«Para que los laicos puedan actuar eficazmente en la política, no bastan las exhortaciones, sino que es necesario ofrecerles la debida formación especialmente en la doctrina social de la Iglesia, la cual contiene principios de reflexión, criterios de juicio y directrices prácticas. (60)
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Para entender adecuadamente las enseñanzas de Juan Pablo en la encíclica Centesimus annus, conviene mencionar previamente que, en la historia, el término democracia dio origen a distintas apreciaciones, que podemos resumir en tres significados:

*democracia como participación de todos los ciudadanos en la gestión pública
*democracia como una de las tres formas clásicas de gobierno (junto con la monarquía y la aristocracia)
*y la democracia como la ideología de la soberanía popular.

-La tradición de la Iglesia considera como moralmente necesaria la primera acepción: es un derecho del hombre la participación en la cosa pública. Pío XII lo expresaba así:
* Manifestar su propio parecer sobre los deberes y los sacrificios que le son impuestos
* No estar obligado a obedecer sin haber sido escuchado.

-En cuanto forma de gobierno es un tema opinable, lícito pero no obligatorio, dependiendo de las circunstancias históricas.

-En cambio, como ideología, es rechazada, si se entiende la soberanía popular como un poder absoluto, desvinculado con lo trascendente.
San Pío X, en Notre charge apostolique, declara que la Iglesia “Ha condenado una democracia que llega al grado de perversidad que consiste en atribuir en la sociedad la soberanía al pueblo”.

Como la Iglesia es madre y maestra, no cae en un purismo semántico, rechazando un vocablo que se ha impuesto en el mundo moderno. Por eso, hace hincapié en el contenido y no en las formas.
Al decir de Pío XII: “la democracia, entendida en sentido amplio, admite distintas formas y puede tener su realización tanto en las monarquías como en las repúblicas”.
Esto significa que prefiere adjudicar la democracia a la forma del Estado y no del gobierno.

Así lo precisó Pablo VI: “la democracia que la Iglesia aprueba está menos ligada a un régimen político determinado que a las estructuras de las que dependen las relaciones entre el pueblo y el poder en la búsqueda de la prosperidad común”.
(Carta a la Semana Social de Francia, 2-7-1963)

Por eso, por ejemplo, León XIII estimó positiva la separación de poderes en el Estado, que es una tendencia general, al margen del respectivo modelo de gobierno.
Juan Pablo identifica la recíproca limitación de los poderes, con el Estado de derecho, “en el cual es soberana la ley y no la voluntad arbitraria de los hombres”.

En el párrafo 46 de la Centesimus annus, afirma el pontífice que: la Iglesia aprecia el sistema de la democracia, en la medida en que
* asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas
* y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes,
* o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica.

Añade que una auténtica democracia es posible solamente en un Estado de derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana. Requiere que se den las condiciones necesarias para la promoción de las personas concretas, mediante la educación y la formación en los verdaderos ideales.

Hoy se tiende a afirmar que el agnosticismo y el relativismo escéptico son la filosofía y la actitud fundamental correspondientes a las formas políticas democráticas, y que cuantos están convencidos de conocer la verdad y se adhieren a ella con firmeza no son fiables desde el punto de vista democrático, al no aceptar que la verdad sea determinada por la mayoría o que sea variable según los diversos equilibrios políticos.
Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia.

En un enfoque más amplio, afirma que los acontecimientos del año 1989 ofrecen un ejemplo de éxito de la voluntad de negociación y del espíritu evangélico contra un adversario decidido a no dejarse condicionar por principios morales:
son una amonestación para cuantos, en nombre del realismo político, quieren eliminar del ruedo de la política el derecho y la moral.

El hombre tiende hacia el bien, pero es también capaz del mal; por eso,
cuando los hombres se creen en posesión del secreto de una organización social perfecta que hace imposible el mal, piensan también que pueden usar todos los medios, incluso la violencia o la mentira, para realizarla.
La política se convierte entonces en una «religión secular», que cree ilusoriamente que puede construir el paraíso en este mundo. (25)

A quienes hoy día buscan una nueva y auténtica teoría y praxis de liberación, la Iglesia ofrece no sólo la doctrina social y, en general, sus enseñanzas sobre la persona redimida por Cristo, sino también su compromiso concreto de ayuda para combatir la marginación y el sufrimiento.

En el pasado reciente, el deseo sincero de ponerse de parte de los oprimidos y de no quedarse fuera del curso de la historia ha inducido a muchos creyentes a buscar por diversos caminos un compromiso imposible entre marxismo y cristianismo.

Al no ser ideológica, la fe cristiana no pretende encuadrar en un rígido esquema la cambiante realidad sociopolítica y reconoce que la vida del hombre se desarrolla en la historia en condiciones diversas y no perfectas.
La Iglesia, por tanto, al ratificar constantemente la trascendente dignidad de la persona, utiliza como método propio el respeto de la libertad.

La libertad, no obstante, es valorizada en pleno solamente por la aceptación de la verdad. En un mundo sin verdad la libertad pierde su consistencia y el hombre queda expuesto a la violencia de las pasiones y a condicionamientos patentes o encubiertos.
En su primer encíclica, Redemtor hominis, el papa señalaba: En nuestro tiempo se considera a veces erróneamente que la libertad es fin en sí misma, que todo hombre es libre cuando usa de ella como quiere, que a esto hay que tender en la vida de los individuos y de las sociedades.
La libertad en cambio es un don grande sólo cuando sabemos usarla responsablemente para todo lo que es el verdadero bien. (26)

En ese sentido -agrega el Papa en Vetitatis splendor-, las reglas morales fundamentales de la vida social comportan unas exigencias determinadas a las que deben atenerse tanto los poderes públicos como los ciudadanos. (…)
Por lo cual, sólo una moral que reconoce normas válidas siempre y para todos, sin ninguna excepción, puede garantizar el fundamento ético de la convivencia social, tanto nacional como internacional.
(Veritatis splendor, 97)

Conocía Juan Pablo la dificultad de actuar, en coherencia con la fe, en las condiciones vigentes en el mundo contemporáneo, pero insistía en la Sollicitudo rei socialis, que no se justifican ni la desesperación, ni el pesimismo, ni la pasividad. Todos estamos obligados a afrontar este tremendo desafío. (47)

Por lo tanto, nada de lo que se puede y debe realizar mediante el esfuerzo solidario de todos y la gracia divina, en un momento de la historia, para hacer más humana la vida de los hombres,
aunque imperfecto y provisional,
se habrá perdido ni habrá sino en vano. (48)

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(*) Con motivo de su canonización; realizado en la parroquia María Auxiliadora, el 27-4-2014.