viernes, 27 de marzo de 2009

Curso virtual

DOCTRINA POLÍTICA CATÓLICA
DESCRIPCIÓN GENERAL
1. El Curso tiene por objetivo difundir los principios y criterios de la doctrina oficial de la Iglesia sobre la actividad política. En cada caso se indicarán los documentos pontificios que avalan lo que se expone. Únicamente se agregará una breve opinión del Director sobre la manera de aplicar en la vida cívica los valores no negociables fijados por el Santo Padre. El curso será totalmente gratuito y abierto a todo interesado.
2. El curso tendrá el siguiente contenido:
-Guía para el estudio de la Doctrina Política de la Iglesia.
-Análisis del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia.
-Setenta y nueve (79) párrafos seleccionados del Compendio, sobre política.
-Nota Doctrinal de la Congregación para la Doctrina de la Fe: “Sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política”.
-Bibliografía de consulta.
-Cuestiones opinables: los valores no negociables y su aplicación en la vida cívica.
3. Director del Curso: Mario Meneghini – Dr. en Ciencia Política y Relaciones Internacionales – Autor del libro: “La Política: obligación moral del cristiano”.
Asesor Espiritual: Pbro. Hugo González
4. Se enviarán por correo electrónico tres (3) Módulos, uno por semana, así como tres (3) Cuestionarios para autoevaluación de los cursantes. Desde el día 13-4-2009, se enviarán a los inscriptos los tres Módulos y los tres Cuestionarios, los días lunes 13-20-27 de abril. Hasta el domingo siguiente a la recepción de cada envío, los cursantes podrán remitir el Cuestionario respectivo, que constará de 10 preguntas, cada una de las cuales tendrá 4 opciones de respuesta.
5. Se indicará con una x la respuesta elegida. La Escuela remitirá las respuestas correctas, para que el cursante las compulse con las propias; puede agregar las dudas o comentarios que le suscite el Módulo.6. Se estima que la lectura de cada Módulo y responder el Cuestionario demandará tres (3) horas.
7. Se otorgarán Certificados, a quienes cumplimenten, en tiempo y forma, los requerimientos. Para mantener la gratuidad del curso, el certificado se enviará por mail, pudiendo cada cursante grabarlo o imprimirlo.
Inscripciones: se reciben hasta el día 8-4-09, en: escuelatmoro@gmail.com (indicar: nombre, profesión, ciudad y país).
Bibliografía de consulta:
Sorge SJ, Bartolomeo. “La propuesta social de la Iglesia”; Madrid, BAC, 1999.
Ortiz, Jorge Héctor. “100 preguntas sobre Política”; Buenos Aires, San Pablo, 2007.
Gómez Pérez, Rafael. “Introducción a la política activa”; Madrid, Ensayos ALDABA, 1978.
Camacho SJ, Ildefonso. “Creyentes en la vida pública”; Madrid, San Pablo, 1995.
Sánchez Agesta, Luis. “Principios cristianos del orden político”; Buenos Aires, Ediciones Temática, 1986.
Unión Internacional de Estudios Sociales (Malinas). “Código de Moral Política”; Santander, Sal Terrae, 1959.

jueves, 26 de marzo de 2009

Teología y política

ORIGEN DE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN[1]

Conferencia pronunciada el 26-10-07, en el Seminario sobre Teología de la Liberación; Convento de Sto. Domingo, Córdoba

1. Recientemente, hemos celebrado el centenario de la Encíclica "Pascendi Dominici Gregis", de San Pío X, quien, poco después, emitió el Decreto "Lamentabili", sobre los errores del "Modernismo". En este documento se condenan 65 proposiciones erróneas, sostenidas por los teólogos modernistas; nos interesa recordar dos de ellas:

59. Cristo no enseñó un determinado cuerpo de doctrina aplicable en todo tiempo y a todos los hombres, sino que más bien inició un movimiento religioso adaptado o adaptable a los diversos tiempos y lugares.

63. La Iglesia se muestra incapacitada para defender con eficacia la moral evangélica al adherirse obstinadamente a doctrinas inmutables que no pueden estar en armonía con el progreso moderno.

2. Precisamente, en la herejía modernista encontramos un antecedente remoto de las desviaciones doctrinarias en que incurre la llamada Teología de la Liberación (TL), que hace su aparición pública de manera concomitante con la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en Medellín, en 1968. Poco antes, en una reunión de sacerdotes y laicos, realizada en Chimbote (Perú), al P. Gustavo Gutiérrez le tocó exponer sobre el problema del desarrollo quien consideró que era más bíblico hablar de una teología de la liberación, nombre con el que tituló posteriormente un libro.

Según el P. Poradowski, la influencia marxista en el CELAM se nota ya en 1963, y se refleja en el enfoque y el vocabulario utilizado en el documento del 68:

5.15. (...) una Iglesia auténticamente pobre...audazmente comprometida en la liberación de todo el hombre y de todos los hombres...

2.16. América Latina se encuentra...en una situación de injusticia que puede llamarse de violencia institucionalizada...

3. Cuando Juan Pablo II inaugura la siguiente Conferencia, en Puebla, considera necesario aclarar en su mensaje (28-1-79): corren hoy por muchas partes -el fenómeno no es nuevo- relecturas del Evangelio (...) se pretende mostrar a Jesús como comprometido políticamente...e incluso implicado en la lucha de clases.

4. No puede dejar de señalarse la crisis de identidad, que afecta en esa época a muchos sacerdotes y religiosos, que piden la reducción al estado laical, así como la evidente disminución de vocaciones. Las manifestaciones de rebeldía intraeclesial se hacen patentes en el rechazo generalizado a la Encíclica "Humanae Vitae", de Pablo VI, en 1968.

Fuentes:

5. Se nota actualmente entre los cristianos la presencia de un saduceísmo moderno; no se niegan los dogmas, pero se acentúa unilateralmente lo temporal, silenciando lo relacionado con la vida eterna.

6. Uno de los teólogos que ha influido en la formación de la TL es Karl Barth, pastor protestante suizo. Fue el primero en impulsar la idea de que Cristo y Marx coinciden en la construcción de la sociedad del futuro, y es posible entonces, una simbiosis de las dos cosmovisiones, pudiendo citarse su libro Reino de Dios en la tierra, de 1948.

Barth se muestra incluso más extremista que Lenin, de quien discrepa con su libro El Estado y la revolución, pues sostiene que el Estado debe ser sustituído inmediata y completamente mediante la revolución marxista, ya que el Estado es esencialmente malo y no se puede esperar que desaparezca sino que es necesario destruirlo, pues constituye una violencia institucionalizada.

Su teología postula la identidad Reino de Dios = sociedad socialista, de allí que concluya: el marxismo, a su manera, combate por el Reino de Dios. Para él, el mensaje cristiano no abarca al hombre ni a la sociedad, sino exclusivamente al proletariado. De esa manera -tal como Marx y Engels- aplica al proletariado la teoría mesiánica talmúdica: una clase social (el proletariado) por sus sufrimientos (pues es explotada y oprimida por la burguesía), redimirá a la humanidad, pues al liberarse por la revolución marxista, liberará, al mismo tiempo, a la clase burguesa y construirá una sociedad ideal, sin clases.

Este autor influye en los teólogos de la liberación: Gutiérrez, Assmann, Comblin, Segundo, Sobrino, Boff, etc.

7. La teología política

Los principales representes de esta corriente son Jurgen Moltmann (protestante, autor de Teología de la esperanza, de 1969), y Juan Bautista Metz (católico, autor de Teología del mundo, de 1970).

La teología de Moltmann, influenciada por Ernst Bloch, es un reflejo del neomarxismo de la Escuela de Frankfurt, a la que pertenecen Adorno, Habermas y Marcuse, que focaliza su critica en las condiciones represivas de la sociedad. Lo determinante en el cristianismo -según Moltmann- no es la fe sino la esperanza: ser cristiano es meterse en la historia, vivir para un futuro nuevo, que viene porque contribuimos a crearlo; y el deber de la teología es un deber político.

Metz, también influenciado por Bloch, sostiene que el hombre de hoy comprende el mundo a partir de si mismo, y no a partir de Dios. La Iglesia es concebida como una institución de libertad de crítica frente a la sociedad.

De la teología política, saca la TL el mesianismo inmanentista, expresado en un compromiso con la lucha de clases.

8. Marxismo heterodoxo latinoamericano

Pueden incluirse en este apartado, varios antecedentes:

-La Revolución mejicana de 1910, contra Porfirio Díaz utilizó un concepto de pueblo contrapuesto al de oligarquía. Las principales reivindicaciones fueron la reforma agraria y la nacionalización de los recursos naturales. La revolución es, especialmente, liberación del pueblo indígena, al que debe restituírsele las riquezas que le robaron los blancos.

-La Reforma Universitaria, de Córdoba, en 1918, según Sacheri, fue la confluencia natural de anarquistas, liberales románticos, agnósticos e incipientes admiradores de la Revolución soviética, iniciada un año antes. Los intelectuales se atribuyen el rol de vanguardia del pueblo.

-En 1924, Haya de la Torre, funda el movimiento peruano APRA, Alianza popular Revolucionaria Americana; que representa una síntesis de Revolución Mejicana y de las ideas de la Reforma Universitaria.

Del marxismo heterodoxo latinoamericano, extrae la TL su posición antiimperialista y su concepción clasista de pueblo.

9. Teoría neo-trotskista de la dependencia estructural

Después de la década del 50, surge esta teoría, como interpretación del subdesarrollo. El fracaso de los planes de desarrollo, iniciados por la Alianza para el progreso, impulsada por el presidente Kennedy, influyó en la difusión de esta teoría, incluso en la Cepal (Comisión Económica para América latina). Los discípulos de Gunder Frank, como Cardoso, en Brasil, vinculan el subdesarrollo de América latina con el desarrollo de Estados Unidos; el capitalismo generaría un centro hegemónico, y una periferia dependiente. La única solución es la ruptura con el capitalismo y la opción por el socialismo. Esta teoría aporta un instrumento de análisis sociopolítico, supuestamente científico.

10. Reforma dentro de la Iglesia

El deseo neomodernista de transformar la Iglesia desde el interior, se manifiesta en autores como Teilhard de Chardin. En una carta -conocida en julio/68- expresa: "Estoy convencido: es de una Cristología nueva extendida a las dimensiones orgánicas de nuestro nuevo Universo de la que se apresta a salir la Religión del mañana....yo no veo mejor medio de promover lo que anticipo que trabajar en la reforma...por dentro...".

La creencia de un progreso histórico necesario de la humanidad, lleva fatalmente a la asimilación del marxismo que aparece como la última etapa del mundo moderno. Esta tendencia es aprovechada por el partido comunista, como vía para captar católicos. El Card. Wyzsinki, primado de Polonia, denunció en 1964 al grupo PAX, que estaba dedicado a interpretar el Concilio, y era dependiente del P.C. polaco. También denuncia la vinculación de Pax con la agencia Informaciones Católicas Internacionales que difundía en ámbitos católicos el socialismo y apoyaba a Fidel Castro. El representante en Argentina de esta agencia era el P. Jorge Mejía, director de la revista Criterio.

La denominación "Teología de Liberación"

11. En la Instrucción Libertatis Nuntius, se reconoce que la liberación es un tema fundamental del Antiguo y el Nuevo Testamento; tomada en si misma, la expresión teología de la liberación, es plenamente válida. Las observaciones de este documento están dirigidas a las desviaciones en que incurren algunos teólogos que usan dicha denominación, y se nutren del pensamiento marxista.

12. La Congregación para la Doctrina de la Fe, advierte que las críticas que merecen los teólogos de la liberación, de ninguna manera pueden servir pretexto a quienes se atrincheran en actitudes de neutralidad o indiferencia ante los trágicos problemas originados en la miseria y en la injusticia.

Corrientes

13. Entre los autores que han utilizado la expresión Teología de la Liberación, se pueden distinguir tres corrientes:

Pastoral-episcopal: que tuvo su origen en Medellín, y donde se sitúan la mayoría de los Obispos del continente. Los principales expositores de esta corriente son los Cardenales Pironio y López Trujillo. En esta tendencia, se centra la pastoral en la conversión interior, y como consecuencia de la misma, se deberían transformar las estructuras sociales; si bien es ajena a la influencia marxista, ha utilizado a veces una terminología ambigua o confusa.

Marxista-moderada: No deja de lado lo religioso, pero se otorga prioridad a lo socio-político, con lo que el aspecto religioso se diluye o relega. Este tendencia dio origen a agrupaciones de sacerdotes, a partir de un Mensaje firmado por 18 obispos del tercer mundo, en 1967 (15-8), cuya cabeza visible era Mons. Helder Cámara. En la Argentina, esa declaración originó una carta de adhesión de 270 sacerdotes (31-12-67), quedando constituido el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. En la carta se expresaba:

Nos alienta comprobar que posiciones como la que Uds. hacen públicamente contribuyen a superar la antinomia entre cristianismo y socialismo...

Marxista-rígida: para esta tendencia, la liberación temporal es la auténtica liberación, y es la liberación política la que incluye y supera la dimensión religiosa; se desagrega de la anterior corriente, a partir de 1971. En esa fecha, Pablo VI emite la Carta Apostólica Octogessima Adveniens, en que señala con precisión que un católico no puede adherir, sin contradecir su fe, ni a la ideología marxista ni a la ideología liberal. En una reunión en Ecuador, en 1975, queda manifiesta el alejamiento con el Magisterio, afirmándose en una de las conclusiones:

Debe adoptarse el instrumental del análisis marxista y promover la toma del poder político por parte del proletariado...

14. En realidad, el acercamiento al marxismo y a la utilización de la violencia, se venía incubando desde antes. En Buenos Aires, la revista Cristianismo y Liberación, dirigida por García Elorrio, ex seminarista, dedicó un número (Nº 5, 1967), a homenajear al Che Guevara; allí puede leerse este poema (Campos, 46):

"Jesús, baja de la cruz, se terminó el calvario.

Toma el fusil Camilo, deja los clavos y dispara

Se acabó la era de la segunda mejilla"

Conceptos fundamentales

A) Mesianismo y secularización

15. La Instrucción Libertatis Nuntius señala que la TL se sitúa en la perspectiva de un mesianismo temporal. Mesianismo deriva de mesías (ungido); término que los judíos antiguos reservaban para designar al representante de Yahvé, descrito por los profetas como un rey que vendría establecer el reino universal de la paz. Fue creciendo la convicción de que sería un caudillo político que restablecería el reino de Israel en toda su grandeza. De un modo similar, la TL procura llevar a los hombres hacia la felicidad temporal, a través del cambio revolucionario de las estructuras injustas.

16. La TL cree que es factible construir una sociedad perfecta. No deja de ser curioso, pues, como sostiene el P. Gustavo Morello, desde el Concilio, la iglesia deja de considerarse sociedad perfecta y se asume como pueblo de Dios...(Morello, p. 30).

17. La Securalización del Reino es el proceso mediante el cual el hombre autónomo, niega la posibilidad de un orden sobrenatural. Si el racional. y el ateísmo proponían hacer del hombre un Dios, la TL pretende hacer de Dios un hombre. Según reconoce el P. Gutiérrez, la evolución teológica de la distinción natural-sobrenatural, tiende a eliminar todo dualismo.

B) Liberación

18. Como explica Caturelli (45/49), se puede rescatar el sentido positivo término liberación como acción de poner en libertad, quitar impedimentos para el acto libre; es restitución de la libertad. Indica un proceso de perfeccionamiento interior; de ningún modo la liberación produce o genera la libertad humana.

19. El P. Horacio Saravia en seminario reciente afirmó que el concepto de libertad auténtico es el de los guaraníes: el hombre no es libre si la comunidad no lo es. Y contrapuso el concepto de libertad, con el más pleno de liberación; como el que uso -aclaró- la TL y Pablo Freire. Resulta extraño que un sacerdote desconozca la reflexión de San Pablo (1 Cr., 20-24): Permanezca cada uno en la condición en que se encontraba cuando fue llamado. ¿Eras esclavo cuando fuiste llamado? No te preocupes con eso. ...Pues aquel que era esclavo cuando fue llamado por el Señor, es un liberto en el Señor. La norma paulina supone que alguien puede ser, al mismo tiempo, redimido y esclavo. Por más deseable que sea la liberación socioeconómica, no es parte esencial de la redención cristiana, ya que ésta puede acontecer aún en un esclavo.

20. Es cierto que el Sínodo de Obispos de 1971 - La justicia en el mundo- concluyó que la misión de la Iglesia incluye la liberación de toda situación opresiva. Pero el documento de Puebla precisa: Debe ponerse en claro que esta liberación se funda en los tres grandes pilares que el Papa Juan Pablo II nos trazó como definida orientación: la verdad sobre Jesucristo, la verdad sobre la Iglesia, la verdad sobre el hombre (484).

21. Precisamente el Papa había advertido: La verdadera liberación del hombre, la liberación que Cristo le trae, es también liberación de las apariencias de la liberación, de las apariencias de la libertad que no son la libertad verdadera (25-3-79).

C) Opresión

22. El hombre sufre opresión en distintos niveles de su existencia; de orden natural como el hambre, enfermedad, calamidades. De orden político: por la opresión de un pueblo sobre otro, o de un grupo social por otro, o de una raza por otra, por el totalitarismo. Pero, la causa última, la raíz de todas las opresiones, es el pecado original. Las causas próximas o inmediatas, son nuestros pecados personales, y las estructuras injustas, fruto del pecado y el egoísmo humano. El cristianismo exige primero la conversión del hombre, de la que se derivará después el cambio de la sociedad. Aun las mejores estructuras se convierten pronto en inhumanas, si las inclinaciones inhumanas del hombre no son saneadas.

Contradicción: catolicismo-marxismo

23. El instrumental metodológico marxista, lleva anexo un esquema ideológico inaceptable; constituye una concepción materialista totalmente contradictoria con el catolicismo. Frente a los angustiantes problemas que aquejan a la sociedad contemporánea, la Iglesia, que es experta en humanidad, ofrece su doctrina social que incluye un conjunto de principios de reflexión, criterios de juicio y directrices de acción, para que los cambios en profundidad que exigen las situaciones de miseria y de injusticia, sean llevados a cabo de una manera tal que sirvan al verdadero bien de los hombres.

Conclusión

24. La desviación de la recta doctrina, que surgió hace ya cuatro décadas, no ha desaparecido. Los téologos de la liberación continúan actuando, aunque variando las maneras de hacerlo. En la reciente reunión de los Obispos americanos en Aparecida, intervino activamente el grupo Amerindia. De allí que el Papa debiera efectuar unas 200 correcciones al texto del Documento Conclusivo. Citemos la redacción oficial de los párrafos referidos a las Comunidades Eclesiales de Base, donde se advierte:

que no han faltado miembros de comunidad o comunidades enteras que, atraídas por instituciones puramente laicas o radicalizadas ideológicamente, fueron perdiendo el sentido eclesial. [por eso] cuidarán de no alterar el tesoro precioso de la Tradición y del Magisterio de la Iglesia (178/180).

25. Ya hace muchos siglos alertaba San Cipriano: Es más fácil ser cauto cuando se percibe a lo que debe temerse y, ante un adversario manifiesto, el alma se prepara al combate. Más peligroso y alarmante es el enemigo que avanza sin ruido y que, bajo las apariencias de una falsa paz, repta con ocultos designios; por tal proceder ha merecido el nombre de serpiente.

26. Para finalizar queremos hacer referencia a una declaración de un grupo de sacerdotes argentinos, emitida con motivo del asesinato del Gral. Aramburu, en julio de 1970 (Sacheri, 155/160); estaba firmada, entre otros, por Mons. Derisi, los Padres Furlong y Meinvielle, y por dos frailes dominicos que hemos conocido: Alberto Garcia Vieyra y Jerónimo Rodríguez. En ella aluden a los sacerdotes que se hallan empeñados en cambiar la imagen de la Iglesia y del mismo Jesucristo, y efectúan reflexiones, que hacemos nuestras; reproducimos como conclusión las siguientes frases:

Pertenecemos a aquella gran parte de la Iglesia que adhiere al Concilio Vaticano II, pero también a todos los precedentes; acepta sus textos auténticos, pero no siempre la interpretación de los peritos; acata la autoridad del Concilio Ecuménico, pero también la del Romano Pontífice.

Pertenecemos a aquella gran parte de la Iglesia que quiere con empeño la elevación material y espiritual de los hombres, clases y pueblos pobres, pero por caminos diversos en absoluto de los de Marx, Lenin, el Che o Mao...y que con elemental nobleza, estricta justicia histórica y ausencia de lastimosos complejos, reconoce agradecida todo lo que la misma Iglesia ha hecho a este respecto en veinte siglos, en gesta estrictamente incomparable.

--------------------------------------------------------------------------------

Bibliografía

-Basso, Domingo y Laje, Enrique. "¿Es liberador el marxismo?"; Buenos Aires, Editorial Claretiana, 1977.

-Bresci, Domingo (Comp.). "Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo"; Buenos Aires, Centro Salesiano de Estudios "San Juan Bosco", 1994.

-Campos, Esteban. "Arquetipos del compromiso militante en la revista Cristianismo y Revolución"; en Revista Lucha armada en la Argentina, nº 9, 2007.

-Caturelli, Alberto. "La libertad, cinco meditaciones filosófico-teológicas"; Córdoba, Centro de Estudios Filosóficos, 1997.

-Congregación para la Doctrina de la Fe. "Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la Liberación"; 1984.

-Cursos de Cultura Católica. "La Teología de la Liberación y el marxismo"; Buenos Aires, Universidad Católica Argentina, 1985.

-Hoffner, Joseph Card. "¿Doctrina Social de la Iglesia o Teología de la Liberación?"; Buenos Aires, Ediciones Gladius, 1985.

-Laje S.J., Enrique. "Iglesia y sociedad humana"; Buenos Aires, Ediciones Diego de Torres, 1989.

-López Trujillo, Alfonso. "Liberación marxista y liberación cristiana"; Madrid, BAC, 1974.

-Palumbo, Carmelo. "Cuestiones de Doctrina Social de la Iglesia"; Buenos Aires, Cruz y Fierro, 1982.

-Poradowski, Miguel. "El marxismo en la Teología"; Madrid, Speiro, 1976.

-Sacheri, Carlos. "La Iglesia clandestina"; Buenos Aires, Ediciones del Cruzamante, 1977.


[1] Se pretende sistematizar y difundir el aporte de los autores citados en la Bibliografía.

martes, 10 de marzo de 2009

Doctrina de Seguridad Nacional y guerra antisubversiva


III Jornadas “La Hispanidad Hoy”

1. Objeto de esta ponencia

La mayor dificultad al hablar de seguridad nacional, es precisar el sentido de la expresión, ya que, en principio, es el objetivo de la defensa nacional -situación en la cual los intereses vitales de un Estado se hallan a cubierto de interferencias y perturbaciones sustanciales. Pero también se la suele asimilar a la estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos. En este trabajo, nos interesa analizar la interpretación del concepto que se ha difundido en nuestro país, pues ha sido postulado reiteradamente por autores, gobernantes y políticos de orientación marxista, como sustento doctrinario del combate a la subversión, por parte de gobiernos de facto en la Argentina.[1]

2. Cómo surgió la expresión doctrina de seguridad nacional

Se sostiene[2] que la doctrina de la seguridad nacional es el instrumento doctrinario-militar que utilizan los EE.UU., para influir sobre las fuerzas armadas latinoamericanas, con el objetivo de asegurar el neo- colonialismo instaurado desde la segunda mitad del siglo XX. Suele citarse la Segunda Reunión de Consulta de Ministerios de Relaciones Exteriores de los Estados americanos, celebrada en la Habana, en 1940, como la oportunidad en que se lanza el concepto de que la agresión de una nación no americana contra alguna del continente, se consideraría como un ataque contra todas; actualización de la Doctrina Monroe. La seguridad continental sería un pretexto para utilizar a las fuerzas armadas como policías pretorianas al servicio de las decisiones político-económicas tomadas en Washington. Se sostiene que allí surgió el criterio de frontera ideológica, para fundamentar la vigilancia y represión de los propios ciudadanos.
La Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) identificaría como enemigo interno en cada país a los partidos de izquierda, guerrillas y organizaciones antimperialistas. Los EE.UU. habrían ejercido en los años de la postguerra mundial el control de las fuerzas armadas de la región, a través del TIAR - Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca- firmado en 1947. Las fuerzas militares habrían estado subordinadas a la conducción estratégica norteamericana, lo que se reforzaba con los convenios de cooperación para la venta de armas y el entrenamiento de oficiales en la Escuela de las Américas. Se considera que la DSN fue aplicada por todas las dictaduras militares en las décadas del 60 y del 70 en la región.

3. Utilización oficial del concepto en la Argentina

En el Decreto Nº 158/83, firmado por el Presidente Alfonsín, mediante el cual se sometió a juicio sumario a los integrantes de las tres Juntas Militares que ejercieron la jefatura de Estado entre 1976 y 1983, se expresa: “Que entre 1976 y 1979, aproximadamente, miles de personas fueron privadas ilegítimamente de la libertad, torturadas y muertas como resultado de la aplicación de esos procedimientos de lucha inspirados en la totalitaria doctrina de seguridad nacional”.

Por su parte, el senador Bravo Herrera sostuvo en un reportaje que la aplicación en la Argentina de la doctrina mencionada, tuvo su origen en un “una exposición que hizo el general Onganía, en su calidad de comandante en jefe del Ejército, en la Academia Militar de West Point y su concreción en la ley de defensa nacional 16.970 ...” (La Prensa, 9-11-87).

4. Antecedentes del discurso citado

Es importante rastrear la manera en que surgió dicho discurso; fue redactado por el General Osiris Villegas, que ocupaba el cargo de Jefe de Operaciones del Estado Mayor General del Ejército, para ser expuesto en la V Conferencia de Ejércitos Americanos, y fue aprobado su texto por el Presidente de la Nación, Dr. Arturo Illía, sin efectuarle ninguna corrección o modificación. Asimismo, el Presidente dispuso que fuera leído por el Comandante en Jefe. Es decir, que lo expuesto representaba la opinión oficial de un gobierno constitucional.[3] Con respecto a la Ley de Defensa Nacional, promulgada en 1966, fue una casi textual reproducción de un proyecto preparado durante el gobierno del Dr. Illía y no contiene ninguna disposición de tipo totalitaria.

Cabe agregar que, en el año 1968, en el ámbito de la Junta Interamericana de Defensa, el gobierno de Estados Unidos propuso que las fuerzas armadas de los países de hispanoamérica adoptaran una organización apta únicamente para resguardar el orden interno, y se equiparan con el armamento específico para dicha misión, que incluía el combate a la guerrilla que ya había comenzado a operar. Esta propuesta fue rechazada, en alguna medida, por la intervención de los oficiales argentinos, que asumían la representación ante la Junta. Se consideró que la moción norteamericana se apartaba de la misión constitucional de las fuerzas armadas, pretendiendo utilizarlas como instrumentos de acción política.

5. Recensión del discurso de West Point[4]

a) En el discurso pronunciado por el general Onganía el 6-8-1964, se buscaba desentrañar la ubicación de las Fuerzas Armadas de los países americanos, a la luz de la organización política fijada en las respectivas Constituciones. Se afirma que los Estados americanos han adoptado el principio de la soberanía popular, y han establecido como forma de gobierno el sistema republicano. El espíritu que sostiene dicha legislación está expresado en la declaración de independencia de Estados Unidos: “el poder del gobierno emana del consentimiento de los gobernados”.

b) La conciencia del ser nacional, se resume en la idea de Patria que da al sentimiento de solidaridad social, una cohesión y fuerza espiritual indestructible, y no hay Patria, sin la ley que la constituye.

c) Como consecuencia del ordenamiento republicano, las Fuerzas Armadas americanas se caracterizan por ser apolíticas, obedientes y subordinadas a la autoridad legítimamente constituida.

d) Las Fuerzas Armadas son el brazo fuerte de la Constitución; no es legalmente concebible que ese brazo, creado para sostenerla, se vuelva para sustituir, injustamente, a la voluntad popular. Pero el acatamiento se debe, en última instancia, a la Constitución y a las leyes, no a los hombres y a los partidos que circunstancialmente ejerzan el poder público.

e) Por consiguiente, el deber de obediencia cesará si se produce, al amparo de ideologías exóticas, un desborde de autoridad que signifique la conculcación de los principios básicos del sistema republicano de gobierno, o un ejercicio del poder que ponga en riesgo las libertades y derechos de los ciudadanos. El pueblo recobraría en tales circunstancias el ejercicio del derecho de resistencia a la opresión, y debido a que no puede ejercer ese derecho por sí mismo, dicha atribución se traslada a las instituciones que él mismo ha armado y a las que les ha fijado la misión de sostener la efectiva vigencia de la Constitución.

f) Se aclara, sin embargo, que el ejercicio de tal derecho queda reservado a la existencia de grave emergencia; mientras un gobierno ajuste su gestión a los principios esenciales de la Constitución, deberán respaldar su autoridad, por más inepto que fuere, sin pretender quebrar el orden constitucional por eventuales desaciertos en la gestión pública.

g) Las Fuerzas Armadas son órganos del Estado, y deben cooperar para concretar los fines últimos del Estado, que son la grandeza del país y el bienestar de sus habitantes. A su vez, los gobernantes deben brindar a sus Fuerzas Armadas la posibilidad de cooperar en la acción de gobierno. Al darles participación en la ejecución de las políticas públicas, evitarán el aislamiento reticente de las instituciones armadas.

6. Metodología utilizada

En el artículo ya citado del General Osiris Villegas, éste sostiene que, cuando el Ejército argentino recibió la orden de aniquilar la subversión, en 1975[5], “no estaba bien preparado” para este tipo de operaciones, propias de una guerra interna, y tuvo “que aprender a organizarse, redactar reglamentos e instruirse para adquirir la técnica de combate necesaria”, para el cumplimiento de la misión asignada. Agrega que, por lo tanto, “ningún influjo de doctrina de seguridad alguna influenciaba su adiestramiento militar”[6].

Debemos confrontar esta afirmación con otros antecedentes:

6.1. En el prólogo del Nunca Más, se citan las palabras de despedida del Jefe de la Delegación Argentina, ante la Junta Interamericana de Defensa, General Santiago Omar Riveros, 24-1-1980: “Hicimos la guerra con la doctrina en la mano, con las órdenes escritas de los Comandos Superiores.”[7]

6.2. En el mismo número de la Revista Militar donde publicó su artículo el General Villegas, el General Genaro Díaz Bessone, afirma que: “Cuando el Ejército fue empeñado en la guerra revolucionaria, estaba preparado para ello, aún cuando la teoría contenida en los reglamentos debió ser corregida por la experiencia derivada de los combates[8]”. El mismo oficial, acota en un libro, que estaban vigentes desde 1968, reglamentos militares redactados para este tipo de guerra, agregando que: “Desde fines de la década de los años 50 el Ejército Argentino se venía preparando para la Guerra Revolucionaria”; dicha preparación tuvo “como base un cuerpo doctrinario constituido por numerosos reglamentos militares”[9].

6.3. Recientemente, el Dr. Florencio Varela, abogado de varios oficiales superiores, ha detallado el contenido de dichos reglamentos[10]:

RC-8-2: “Operaciones contra las fuerzas irregulares” (20-9-68)
RC-8-3: “Operaciones contra la subversión urbana” (29-7-69)
RV-150-10: “Instrucción de lucha contra las guerrillas” (5-9-69)
ROP-30-5: “Prisioneros de guerra” (26-8-69)

7. Verdadero fundamento: la escuela francesa
Consideramos que el antecedente en que se basaron las Fuerzas Armadas argentinas para la guerra antisubversiva fue la llamada escuela francesa. Ni el General Villegas, ni el General Díaz Bessone, en su libro de 373 páginas, se refieren al tema, pero, en varios reportajes de los últimos años -que circulan en Internet y detallamos al final-, algunos jefes militares han ido explicando esta cuestión. El General Reynaldo Bignone, último presidente de facto, reconoció que fue el General Carlos Rosas el gestor de que el Ejército tuviera una asesoría francesa, y que la forma de oponerse a la guerra revolucionaria fue adoptada del modelo francés, que se volcó en los reglamentos que se aplicaron en dicha guerra.

La experiencia militar que adquirieron los franceses en Indochina, dio lugar a la nueva teoría contrarevolucionaria. En efecto, descubrieron que las tácticas y armamentos utilizados en la Segunda Guerra Mundial no era apropiada para la guerra moderna, donde no hay un frente y el enemigo está oculto entre la población. El enemigo es interno lo que obliga a controlar a toda la población. La inteligencia adquiere mayor importancia, la inteligencia implica el interrogatorio, y en el interrogatorio, a veces, se debe aplicar la tortura. Una de las unidades que intervienen en Indochina, fue la Agrupación de los Comandos Mixtos Aerotransportados (GCMA), cuyo jefe era el Teniente Coronel Roger Trinquier, que llegó a tener bajo su mando cerca de 20.000 hombres. Este oficial leyó a Mao Tse-Tung y su método, que era el que aplicaron contra Francia en Indochina; volcó ese conocimiento en su libro “La guerra moderna”[11], que se convirtió en el principal elemento teórico.

Después de la derrota de Dien Bien Fu, las tropas francesas se ven obligadas a retirarse de Indochina, pero los métodos que experimentaron en ese lugar, los aplicaron luego en Argelia, y los transmitieron a los norteamericanos, quienes, a su vez, los aplicaron en Vietnam. En la nueva guerra de Argelia, el Estado Mayor del Ejército francés adhirió a la doctrina de la guerra revolucionaria, encomendada al General Jacques Massu, de quien Trinquier fue asesor. Además, comenzaron a enseñarse dichas técnicas en un Centro de Entrenamiento en Guerra Subversiva, creado por el ministro de Defensa, Jacques Chaban-Delmas. La difusión de esas experiencias se realizó desde la Escuela de Guerra de Francia, de donde egresó en 1957 el entonces Coronel Carlos Rosas, que asumió como Subdirector de la Escuela Superior de Guerra de la Argentina.
En 1959 suscriben un convenio los ejércitos de Francia y la Argentina, que comienza a cumplirse en febrero de 1960, con la instalación en Buenos Aires de una misión militar francesa, integrada por tres oficiales veteranos de Argelia. Uno de ellos, el Teniente Coronel Henri Grand d’ Esnon, pronuncia una conferencia en la Escuela de Guerra, el 26-5-1960, en la que describe la guerra subversiva. Cabe destacar que, en esa época, el Ejército argentino destinaba al mejor graduado de la Escuela de Guerra a realizar un curso de perfeccionamiento en París, incluyendo un mes de práctica en Argelia. Uno de los oficiales fue el entonces Teniente Coronel Alcides López Aufranc, quien dirigió en 1961 el primer Curso Interamericano de Guerra Contrarrevolucionaria, al que asistieron oficiales de catorce países.

En 1963 la influencia francesa se atenúa, pero en 1974 se reactiva la misión, quedando a cargo desde el 15-4-74, del Coronel Robert Servant, ex combatiente de Indochina y Argelia, quien se instala en el piso 12, donde funciona el Estado Mayor del Ejército cuyo jefe era el General Jorge Rafael Videla. Al año siguiente, comienza el combate a los grupos subversivos en la Provincia de Tucumán.

8. Evaluación de la metodología utilizada

Sobre la metodología empleada en la guerra antisubversiva argentina, caben dos tipos de consideraciones, referidas al resultado de la misma y a la caracterización ética. Previo a ello, debemos partir de definir lo ocurrido en la década de 1970 en la Argentina como una guerra, y no una acción represiva. En efecto, el Reglamento RV-136-1 “Terminología castrense de uso en las Fuerzas Terrestres”, que estaba vigente en la época estudiada, define a la represión militar en un sentido acotado a una zona de emergencia[12].

Por el contrario, el Decreto Nº 2772/75, en su Art. 1º, establece que: “Las Fuerzas Armadas bajo el Comando Superior del Presidente de la Nación, que será ejercido a través del Consejo de Defensa, procederán a ejecutar las operaciones militares y de seguridad que sean necesarias a los efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país.”

El mismo Reglamento citado, define lo que se entiende por subversión: “Comprende las acciones de los grupos de insurrección clandestina destinados a reducir el potencial militar, económico, sicológico o político del enemigo mediante actividades destinadas a agitar a la población contra un gobierno establecido o contra una fuerza de ocupación.”

La Cámara que juzgó y condenó a los integrantes de las Juntas Militares, afirmó que había existido una guerra. Asimismo, el prólogo del informe oficial de la CONADEP -Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas-, comienza con la frase: “Durante la década del 70 la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda, fenómeno que ha ocurrido en muchos otros países.[13]”

8.1. Las Fuerzas Armadas cumplieron la misión encomendada: aniquilaron el accionar de los grupos subversivos; es decir, lograron un éxito militar. Pero el método elegido para la guerra convirtió a los terroristas en víctimas. Así lo reconoce el General Harguindeguy, ministro del Interior del Proceso: “ganamos la guerra pero perdimos la paz”. Lo ocurrido queda bien reflejado en una frase de Jacobo Timerman: “La guerrilla...no pudo competir. Y sin embargo, no fue derrotada en el terreno ideológico, moral, porque sigue esgrimiendo la irracionalidad de la represión, el abuso de poder, la ilegalidad de los métodos. Y ésa es su carta de triunfo...[14]”.

Ni siguiera puede argumentarse que debieron utilizarse procedimientos especiales, propios de la situación de guerra, puesto que se eludió deliberadamente el encuadramiento del oponente como combatiente. Así queda de manifiesto en el RC-8-3: “El activista, el perturbador del orden, etc., no será considerado prisionero de guerra, y, por tal motivo, no tendrá derecho al tratamiento estipulado en las convenciones internacionales (pag. 93)”.

En el documental “Escuadrones de la muerte. Escuela Francesa”, realizado por la periodista Marie-Monique Robin, el General Díaz Bessone admitió los procedimientos clandestinos, y consideró que en la guerra contrarrevolucionaria los desaparecidos y las ejecuciones extralegales son daños colaterales[15].

La metodología empleada fue adoptada de la escuela francesa, cometiendo el error de seguir recetas que, en realidad, ya habían fracasado en Argelia y en Vietnam, países donde terminó triunfando políticamente el enemigo subversivo. Se desconoció que la estrategia de una guerra interna excede el plano militar, y debe apuntar al objetivo político de lograr la paz y asegurar la convivencia entre los ciudadanos.

Especialmente en el caso de una guerra revolucionaria, “lo importante no es tanto la derrota del enemigo como la restauración de la confianza de la población”, para lo cual deben evitarse “los excesos de violencia o reacciones incontroladas en la represión, que sólo sirven para impedir o dilatar la reconciliación y la concordia[16]”. Estas reflexiones pertenecen a un libro publicado en 1970 por el Círculo Militar, y lamentablemente no fueron tenidas en cuenta.

8.2. El hecho de que se haya procedido siguiendo directivas gubernamentales, y aplicando reglamentos que configuraban un derecho positivo, como alega el Dr. Florencio Varela, en el artículo citado, no altera la cuestión de fondo: la ley si es injusta, no parece que sea ley (San Agustín). “La justicia que no resiste la publicidad no es justicia, y entonces no limpia la ofensa al bien común, sino que lo ensucia con demostraciones de falta de autoridad, de responsabilidad, de razones y de coraje cívico”. “No conocemos un solo argumento válido, ni moral ni estratégicamente, para justificar ejecuciones clandestinas”[17].

No puede negarse que la violencia que enlutó al país, fue iniciada por grupos guerrilleros que, desde el 24-3-1976, asesinaron a 711 personas, y por lo tanto el Estado tenía la obligación de actuar contra dichos grupos con el máximo rigor. Por eso debe distinguirse entre la lucha contra la guerrilla, que estuvo legalmente ordenada y moralmente justificada, de los métodos empleados en esa lucha.

Las autoridades estatales aceptaron el argumento perverso de que en una guerra antisubversiva el fin justifica los medios, no pudiendo evitarse acciones que en tiempos normales constituyen delitos. Así lo expresa, con toda claridad, el General Díaz Bessone: “Si ante la agresión decimos que el fin no justifica los medios, preparémonos para ser santos o esclavos, pero no gastemos dinero en prepararnos para la guerra, y aceptemos que nos borren de entre las naciones libres de la tierra[18]”.

La doctrina clásica de la guerra, por el contrario, enseña que en la misma es posible ser eficaz y santo. Los principios contenidos en la escuela hispánica, que tuvo su mayor exponente en el P. Francisco de Vitoria, son aplicables a la realidad contemporánea. También la Iglesia Católica se ha pronunciado sobre la moralidad de los actos en este tipo de conflictos, señalando que el secuestro, la tortura y el homicidio, son siempre ilícitos, aunque la causa que se defiende sea justa[19]. “Si dichos crímenes son realizados por la autoridad encargada de tutelar el bien común, envilecen a quienes los practican, independientemente de las razones aducidas[20]”.

9. Conclusión

En momentos en que desde el Gobierno se pretende volver a juzgar conductas que ya fueron objeto de condena y luego de indultos, como vía de pacificación; es necesario esclarecer cuestiones, como la que hemos tratado en esta ponencia, para poder evaluar con objetividad, no adoptar decisiones injustas, teñidas de venganza, y tampoco reiterar errores cometidos, avalando metodologías inaceptables.

Mario Meneghini

Córdoba, setiembre 25 de 2006.-

Bibliografía consultada:

-Castro Castillo, Marcial. “Fuerzas Armadas, ética y represión”; Buenos Aires, Editorial Nuevo Orden, 1979.

-Contreras Sarmiento, Jorge. “Manual de ética para las Fuerzas Militares y de Policía”; Buenos Aires, Consejo Episcopal Latinoamericano-Ágape libros, 2005.

-Crawley, Eduardo. “Subversión y seguridad, la cuestión de la guerra de guerrillas en el contexto argentino”; Buenos Aires, Círculo Militar, 1970.

-Díaz Bessone, Ramón Genaro. “Guerra revolucionaria en la Argentina (1959-1978)”; Buenos Aires, Círculo Militar, 1988.

-Etchecolatz, Miguel. “La otra campana del Nunca Más”; Buenos Aires, edición del autor, 1983.

-FORES (Foro de Estudios sobre la Administración de Justicia). “Definitivamente...nunca más (La otra cara del informe de la CONADEP); Buenos Aires, 1985.

-Miatello, Hugo. “Una defensa militar institucional en la guerra librada contra la subversión”; Buenos Aires, Círculo Militar, Ciclo Cultural, 1988.

-Verbitzky, Horacio.”Díaz Bessone admite miles de torturados y ejecutados en la clandestinidad”; (www.pagina12web.com.ar/diario/elpais/1-24949.html).

--------------------------------------------------------------------------------
[1] DyN, 7-8-2003: “El presidente Néstor Kirchner condenó ayer la doctrina de seguridad nacional que imperó en la Argentina durante la dictadura militar y que le causó, dijo, un flagrante daño a la sociedad argentina”. Nilda Garré, ministra de Defensa: “...no puede dejar de mencionarse el peligro de volver a comprometer a nuestras Fuerzas Armadas en proyectos agotados como el de la seguridad nacional, que las llevaron a protagonizar la etapa más negra de nuestra historia reciente” (La Nación, 18-9-06, pg. 19).

[2] Ballester, Horacio y otros. “Fuerzas Armadas Argentina: el cambio necesario. Bases políticas y técnicas para una reforma militar”; Buenos Aires, Editorial Galerna, 1987, pg. 45.

[3] Villegas, Osiris. “La llamada doctrina de Seguridad Nacional”; Buenos Aires, Revista Militar, Nº 721, Enero/Julio 1989, pgs. 22/26.

[4] Texto completo de las palabras pronunciadas por el CJE el 06 Ago 64 en West Point, EE.UU. transcripto del Boletín Público de la Secretaría de Guerra del 10 Sep 64; Revista Militar, Nº 721, enero/julio 1989, pgs. 79/86.

[5] Decretos Nºs. “S” 261/75 y 2772/75, del Poder Ejecutivo Nacional.

[6] Villegas..., op. cit., pg. 25.

[7] CONADEP. “Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas: Nunca Más”; Buenos Aires, Eudeba, 1997, pg. 8.

[8] Días Bessone, Ramón Genaro. “Guerra o represión”; Revista Militar, Nº 721, enero/julio 1989, pg. 35.

[9] Días Bessone, Ramón Genaro. “Guerra revolucionaria en la Argentina (1959-1978)”; Buenos Aires, Círculo Militar, 1988, pgs. 237 y 243.

[10] Varela Florencio. “Reconocimiento de la verdad”; www.politicaydesarrollo.com.ar, 23-9-2006.

[11] Trinquier, Roger. “La guerra moderna”; Buenos Aires, Ediciones Cuatro Espadas, 1981.

[12] “Represión militar: es la acción violenta que ejecutan fuerzas militares en una zona de emergencia para anular cualquier tipo de conmoción interior importante, originada por la acción de grupos de cierta magnitud, organizados y armados de manera tal que supere la capacidad policial y/o pongan en peligro a la seguridad local.”

[13] CONADEP, op. cit., pg. 7.

[14] Timerman, Jacobo. “Preso sin nombre, celda sin número”; Buenos Aires, El Cid Editor, 2da. edic., 1982, pg. 51.

[15] “¿Cómo puede sacar información (a un detenido) si usted no lo aprieta, si usted no tortura?”. “¿Usted cree que hubiéramos podido fusilar 7000? Al fusilar tres nomás, mire el lío que el Papa le armó a Franco con tres. Se nos viene el mundo encima. Usted no puede fusilar 7000 personas”. (http://200.61.159.98/diario/el pais/1-24901.html)

[16] Crawley, Eduardo. “Subversión y seguridad: la cuestión de la guerra de guerrillas en el contexto argentino”; Buenos Aires, Círculo Militar, 1970, pgs. 107 y 110.

[17] Castro Castillo, Marcial. “Fuerzas Armadas, ética y represión”; Buenos Aires, Nuevo Orden, 1979, pgs. 140/142.

[18] Díaz Bessone...Guerra revolucionaria..., op. cit., pg. 17.

[19] Conferencia Episcopal Argentina, 16-3-1972.

[20] III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. “Documento de Puebla”, 1979, p. 531.
----------------------------
ANEXO

Las órdenes secretas de las FF.AA. para combatir a los terroristas

El manual de "Operaciones contra elementos subversivos" redactado por el Ejército y puesto en vigencia en diciembre de 1976 forma parte de las pruebas en la “causa Guerreri-Amelong”. Allí puede leerse que "los elementos subversivos no gozarán de derechos y en ningún caso tendrán estatus legal derivado del Derecho Internacional Público", "no se los tratará como guerrilleros sino como bandas de delincuentes subversivos a los que hay que eliminar".

"Operaciones contra elementos subversivos", establece que "las actividades de inteligencia adquirirán una importancia capital, pues son las que posibilitarán la individualización de los elementos subversivos y su eliminación, y que del mayor o menor esfuerzo de la actividad de inteligencia dependerá en gran medida el éxito de la contrasubversión".

Se trata de un libro de casi 200 páginas conocido por una sigla RC 9 1 cuya copia entregó la propia fuerza luego de una orden de la ministra de Indefensión Nilda “Teresa” Garré a través de una división llamada "Asuntos Humanitarios".

El documento consta entre la “pruebas” acercadas por la fiscal Mabel Colalongo, quien participó de la acusación en la emblemática Causa 13 (por el “Juicio a las Juntas”).

En la RC 9 1 se habla de "aplicar el poder de combate con la máxima violencia para aniquilar a los delincuentes subversivos donde se encuentren. La acción militar es siempre violenta y sangrienta. El delincuente subversivo que empuñe armas debe ser aniquilado, dado que cuando las FF.AA. entran en operaciones no deben interrumpir el combate ni aceptar rendición".

Otros puntos del documento, al que tuvo acceso Rosario/12, señalan:

* "El ataque se ejecutará: a) Mediante la ubicación y aniquilamiento de los activistas subversivos."

* "También se podrá operar en forma semi independiente y aun independiente, como fuerza de tarea."

* "Las órdenes: como las acciones estarán a cargo de las menores fracciones, las órdenes deben aclarar, por ejemplo, si se detiene a todos o a algunos, si en caso de resistencia pasiva se los aniquila o se los detiene, si se destruyen bienes o se procura preservarlos, etc."

* "Emboscada: esas oportunidades de lograr el aniquilamiento no deben ser desaprovechadas, y las operaciones serán ejecutadas por Personal Militar, encuadrado o no, en forma abierta o encubierta."

Pero el manual RC 9 1 es solo uno de los documentos, también interesan a la Fiscalía la directiva 405 y fundamentalmente la directiva Nº 2 / 76 que se refiere a la detención de personas y que complementan el original Plan del Ejército.

En el punto 4 del apartado del Reglamento del Ejército dice: "La operación consistirá en detener a toda aquella persona que la Junta Militar establezca o pruebe para cada jurisdicción." "Cada Comando de zona establecerá en su jurisdicción los equipos especiales que resulten necesarios de acuerdo a las características de la misma.". "Las comisiones afectadas a la detención de personas de Prioridad Uno se integrarán sobre la base de efectivos militares y por el contrario, las de Prioridad Dos con elementos policiales."

Entre otros ítems, la directiva establecía que "La incomunicación caracterizará todo el proceso de detención", y "no se permitirá la intervención de personas extrañas en defensa de los detenidos".

Se establecía que "la composición de los equipos especiales de detención y todo el accionar de los mismos será registrado en documentos secretos dentro del más estricto marco de seguridad y secreto militar".

La directiva Nº 2/76 complementaria disponía que "la detención de personas se continuará según las listas y prioridad." "En cuanto a los delincuentes subversivos además de los organismos citados (Fuerzas, Side, Policía Federal y Provinciales) intervendrán los elementos técnicos de la inteligencia del Ejército."

El Anexo 2 está dedicado exclusivamente a la Inteligencia.

* El plan del Ejército incluye como "oponente activo o potencial a todo el espectro social: organizaciones políticas, gremiales, estudiantiles, religiosas o personas vinculadas a éstas".

* Serán objeto de represión: "las organizaciones político militares, las organizaciones políticas colaterales, por cuanto son sospechosas de movilizar con vistas al rechazo del nuevo gobierno, orientando desfavorablemente a la opinión pública aún con rumores, volantes, leyendas, murales (provocando) el desprestigio internacional del nuevo gobierno".

* Los objetivos de las Fuerzas Militares también se ampliaban a "organizaciones gremiales en cuanto pueden efectuar demandas reivindicatorias salariales orientadas a provocar la ruptura o el entorpecimiento de un nuevo orden económico del gobierno militar.". Aunque también se incluían a "organizaciones religiosas en especial las que incluyan a Sacerdotes del Tercer Mundo" y organizaciones estudiantiles.

Según informa Rosario 12, entre las ordenes secretas, también estaban las "Instrucciones para operaciones de seguridad" (RE 10 51): * "Elementos a llevar: capuchones o vendas para el transporte de detenidos a fin de que los cabecillas detenidos no puedan ser reconocidos y no se sepa dónde son conducidos."

* "Los tiradores especiales podrán ser empleados para batir cabecillas de turbas o muchedumbres."

* "La evacuación de los detenidos se producirá con la mayor rapidez, previa separación por grupos: jefes, hombres, mujeres y niños, inmediatamente después de la captura."

* “Informantes: deberán ser inteligentes y de gran carácter y deberán tener una razón para serlo”

www.politicaydesarrollo.com.ar, 20-09-2009



Malvinas

MALVINAS: ¿GESTA O INCOMPETENCIA?

El título alude a un libro del General Martín Balza, quien, pese a haber combatido en la guerra de Malvinas, y haber ocupado durante una década la Jefatura del Estado Mayor del Ejército Argentino, sostiene que el enfrentamiento fue una decisión equivocada, basada en “análisis y asesoramientos efectuados por incompetentes...” (Balza, 22).
Nos parece necesario volver a ocuparnos del tema[1] con motivo del fallecimiento del General británico Jeremy Moore, comandante de las tropas inglesas en ese conflicto bélico. Moore recordó en una entrevista el miedo que sintió el 14 de junio de 1982, de que la Argentina no firmara la rendición, y que, por eso, le permitió al Gobernador argentino, General Menéndez, tachar la palabra incondicional, antes de firmar[2]. Manifestó que: “Era muy consciente de que los argentinos son un pueblo orgulloso y que el honor militar tiene mucha importancia para ellos, por lo que temía que ese término hiciera que se rehusaran a firmar el documento”. La preocupación de Moore se fundaba en que el Alte. Woodward, jefe de la flota, le había dicho que si no llegaba a Puerto Argentino para el día 14, lo iban a sacar de la isla; por eso, fue a conversar con Menéndez “como quien va a jugar al póker con una mano pobre de naipes” (La Prensa, 1-4-86).

Conociendo estos detalles, resulta difícil aceptar que algunos argentinos descalifiquen tajantemente el hecho en sí de haber aceptado la guerra. El ex presidente Alfonsín, sostiene que fue una aventura incalificable (1-2-83); mientras el también ex presidente Menem alude a un conflicto que nunca debió haber ocurrido y que lamentamos profundamente (24-10-98). Por su parte, el ex diputado Mario Cafiero alega que hubo una emboscada perpetrada por las dos potencias de la OTAN, con el objetivo de legalizar la entrega del patrimonio y la extranjerización de la economía argentina (2-4-07).

Militares patriotas comparten la idea de que Argentina fue inducida a entrar en la guerra, aunque se reconoce que esta tesis se deduce únicamente por análisis lógico, y no se puede demostrar porque no existen documentos y mucho menos testigos de los hechos[3]. En realidad, la documentación es abundante, comenzando con el Informe Franks, elaborado por disposición del Parlamento británico, al finalizar la guerra. Esa documentación permite reconstruir lo sucedido, y es una obligación moral hacerlo, con la mayor objetividad posible. Se así se lo hace, podemos verificar que, como en toda acción humana, hubo errores, pero no una incompetencia generalizada, y también nos deja la certidumbre de que la guerra no fue buscada, de que la incomprensión, la soberbia, la tozudez del enemigo nos arrastraron a ella; de que la Argentina la necesitaba para redescubrirse en esta heroica gesta, continuación de la hazaña sanmartiniana...[4].

Decisión

La decisión de combatir no fue irracional, se adoptó pues la Argentina fue agredida, como lo reconoció la Cámara Federal que juzgó a los jefes militares. La Argentina negoció de buena fe, con paciencia, durante muchos años en el marco de las Naciones Unidas, y la única ocasión de solucionar el conflicto se dio en junio de 1974, cuando el gobierno laborista inglés efectuó una propuesta de condominio, que había sido aceptada por el presidente Perón; al fallecer éste quedó trunca esa opción, y todos los esfuerzos posteriores se estrellaron con la intransigencia británica. Por eso, cuando se produjo el incidente de las Georgias, la Argentina se vio obligada a ejercer el derecho a la legítima defensa, previsto en la Carta de las Naciones Unidas (Art. 51) en caso de ataque armado.

En el fallo de la Cámara Federal, en noviembre de 1988, se afirma: La necesidad política de responder a las agresiones que afectan la subsistencia del Estado, pasa por el imperioso deber de asegurar la respuesta al avance del enemigo. La misma representante permanente de EEUU en las Naciones Unidas, Jane Kirkpatrick declaró ante la televisión: Yo no creo que a la Argentina, dado el hecho de su permanente reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas, se le pueda decir que por ocuparlas estaba cometiendo agresión[5]. Tengamos en cuenta que recién el 30-3-82, ante el ataque inminente, el gobierno argentino fijó el 2 de abril como Día D; mientras que para los ingleses la guerra comenzó antes.

En efecto, el Alte. Woodward, cuenta en sus Memorias: Mi guerra había durado exactamente cien días...desde que dije adiós...en el puerto de Gibraltar la noche del 26 de marzo[6]. Dada la situación planteada, la única forma de evitar la guerra hubiera sido el sometimiento completo ante Inglaterra. Por eso, el Dr. Alberto Caturelli, demuestra que en Malvinas la Argentina ha reunido y puede invocar todos los títulos legítimos de una guerra justa[7].

Consecuencias


No es exacto que la guerra haya perjudicado los derechos argentinos a reclamar la soberanía sobre Malvinas. La mejor evidencia es que la Asamblea General de las Naciones Unidas, sancionó, desde el fin de la guerra, siete resoluciones favorables a la Argentina, siendo la primera de ellas, la Nº 37/9 de noviembre de 1982, aprobada con el voto de Estados Unidos, inclusive. En la misma se reitera que la situación colonial en las Malvinas es incompatible con los ideales de las NU. También el informe Kershaw, elaborado por iniciativa del Parlamento británico reconoce que el peso de la evidencia es más favorable al título argentino. Asimismo, el informe advierte que el conflicto continuará hasta que se logre un acuerdo negociado de la disputa con la República Argentina.

De manera que el debilitamiento de la posición argentina no es consecuencia de la guerra, sino de una actitud política y cultural de una parte considerable de la dirigencia argentina, que no ha vacilado, incluso, en efectuar propuestas de solución incompatibles con la Constitución Nacional. Recordemos que en la reforma de 1994, la ley fundamental, en su Primera Disposición Transitoria, ratifica para la Argentina su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas, y que la recuperación de las mismas es un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.
La verdadera rendición incondicional, como la calificó el profesor Baquero Lazcano, se concretó en dos tratados celebrados con Gran Bretaña: el de Madrid (febrero de 1990) y el de Nueva York (setiembre de 1995). Ninguno de ellos fue aprobado por el Congreso, mediante el ardid de denominarlos Declaraciones, pese a que contienen todos los elementos de un tratado, y en ellos se efectuaron concesiones inconcebibles.

En el tratado de Madrid, se incluyó un mapa de la Zona de Conservación Pesquera, de 150 millas en torno de las islas, fijada unilateralmente por Gran Bretaña, donde aparece un segmento recortado que fija de hecho una delimitación marítima entre Estados colindantes. Esta línea media fue utilizada en el tratado de Nueva York para indicar las dos áreas especiales creadas para la explotación de hidrocarburos, mereciendo entonces la crítica de los especialistas[8] pues configura un stopell -reconocimiento indirecto de derechos.
Considerando que la menor distancia entre el continente y las islas, se mide por la línea imaginaria que une la isla Bird (Gran Malvina) y la isla de los Estados, con una longitud de 186 millas, la línea media equidistante tiene las coordenadas: 52º 30’ S y 63º 19’ 25” O hasta 53º 68’ S y 60 º O, que son las que figuran en el tratado.

Gran Bretaña acaba de iniciar otra maniobra al anunciar que se apresta a registrar un reclamo ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de las Naciones Unidas, para extender su plataforma continental alrededor de las Malvinas y las Georgias, de 200 millas a 350 millas (Clarín, 23-9-07). Por cierto que la Argentina también prepara su reclamo sobre el límite exterior de nuestra plataforma continental, que incluye a las Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, presentación que deberá realizar antes de mayo del 2009.

Mientras se mantiene congelado el reclamo argentino por la soberanía de las islas, el gobierno de Malvinas alienta las perforaciones para estudios sísmicos y electromagnéticos en busca del petróleo que hoy resulta rentable extraer pues se cotiza a 80 dólares el barril. Cuatro empresas radicadas en Londres, con accionistas isleños, trabajan en la zona: Rockhopper LTD, Argos, Desire Petroleum y Flakland Oil and Gas. De modo que, el error diplomático de haber incurrido en un stopell, al suscribir los tratados mencionados, puede ser utilizado por Gran Bretaña en su pretensión de mantener a Malvinas bajo su dominio, directo o indirecto, como ocurriría si se constituyera un nuevo Estado asociado a la actual metrópoli.

Actitudes concesivas

Un diplomático, Ortiz de Rozas, que fue embajador en Londres antes de la guerra, sostiene que ella se podría haber evitado, pues el gobierno británico estaba dispuesto a proponer un acuerdo de retroarriendo (leasback) consistente en transferir la soberanía, sujeta a una condición suspensiva por un período de tiempo de administración inglesa, que él estima en 40 o 50 años a lo sumo (La Nación, 1-4-06). Es claro que en ese período, se agotarían los recursos naturales -petróleo, gas, algas, pesca y diamantes- que se sabe que existen en la zona en disputa.

La mentalidad concesiva de diplomáticos que actúan sin referencia a una política exterior destinada a defender el interés nacional, es la tónica general que caracteriza a nuestra Cancillería, desde hace muchos años. De allí surge también el convencimiento de que se debió aceptar alguna de las propuestas de solución para evitar la guerra, como la del Gral. Haig, Secretario de Estado norteamericano, conocida como de tres banderas. Este general no fue un mediador imparcial; la embajadora Kirkpatrick señaló que es un británico disfrazado de americano. El senador Helms, consiguió que el presidente Reagan le pidiera la renuncia, al hacerle llegar el texto de contrapropuestas argentinas que Haig había ocultado.

La propuesta era inaceptable pues significaba para la Argentina dejar de lado todo lo resuelto en Naciones Unidas, que encuadró al caso Malvinas en el Cap. XI de la Carta de ese organismo, relativo a la descolonización. Se pretendía que nuestro país aceptara voluntariamente ser incluido en el sistema de fideicomiso, contemplado en el Cap. XII de la Carta. A su vez, la propuesta del presidente de Perú, Belaunde Terry, era una variante preparada por el mismo Haig en una nueva misión encubierta, como expresó Kirkpatrick.

Un ejemplo poco conocido de la misma actitud concesiva o timorata en la defensa del interés nacional, el de la provincialización del ex Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Por Ley 23.775 se constituyó la nueva provincia, con igual territorio, pero ampliado pues se dispuso que abarcara toda la superficie marítima en torno a las islas. La ley fue sancionada en abril de 1990, con 91 votos en contra, de legisladores radicales -como el ex Canciller Caputo) que advirtieron sobre los perjuicios diplomáticos que derivarían de haber incluido a las Malvinas. El diputado Vanossi consideró que era un arrebato legítimo pero erróneo: No queremos discutir una provincia conjetural (La Nación, 27-4-90). El presidente Menem, con la firma de su Canciller, Cavallo -Decreto 905/90- vetó el Art. l de la ley, que fijaba la jurisdicción, con el argumento de haberse incluido por error las islas Lawrence y Cole que pertenecen a Chile. El mismo día, 10-5, envió al Congreso un proyecto de modificación , excluyendo a las Malvinas y toda superficie marítima.

Posteriormente (7-2-91), la Cámara de Diputados dio media sanción a otro proyecto del Poder Ejecutivo que incluía, ahora sí, a las Malvinas en la nueva provincia, pero con una particularidad insólita. Establecía un ámbito político al que pertenecerían las islas Grande, Estados, Año Nuevo, y simultáneamente, el gobernador sería Delegado Federal con respecto al sector antártico, Malvinas, Georgias y Sandwich. Afortunadamente, este engendro jurídico no prosperó, pero, como en el ínterin, se sancionó la Constitución de Tierra del Fuego, el Art. 2 de la misma tuvo que declarar que la provincia tendrá los límites que por derecho le correspondan... Es decir, que, como nunca se modificó el Art. l de la ley de creación, la provincia de Tierra del Fuego, carece de territorio definido.

Situación actual

El mayor riesgo es que Gran Bretaña convierta a las Malvinas en un Estado independiente incorporado al Commonwealth, puesto que es una tendencia muy marcada. Advierte el senador Terragno que los pocos casos que están sometidos al Comité de Descolonización de la NU, no van a terminar ni en el mantenimiento de las colonias ni en independencias verdaderas. Van a terminar en mini Estados que le confían la defensa a la antigua metrópoli o a una potencia regional. Son países con sponsors (Clarín, Zona, 1-4-07).

Y es un error creer que las Malvinas no se pueden independizar por su dimensión. Comparemos con los siguientes Estados reconocidos por las NU: República de Palau, 458 km2; República de Túvalu, 26 km2; República de Nauru, 21 km2. Malvinas tiene una superficie de 12.l73 km2, y una renta per capita de US$ 52.781, superior a la de Argentina y de Gran Bretaña. La posiblidad mencionada ya fue expuesta por Richard Davies, miembro del Consejo Legislativo de las islas, en el seno del Comité de Descolonización, en la reunión de 2006. Andrés Cisneros, ex vicecanciller estima que los malvinenses empujan la idea de la independencia con el aval del Foreign Office porque saben que en la ONU hay un clima a favor de llegar a algún tipo de arreglo (La Nación, 22-10-06).

Un procedimiento que recomiendan los expertos es solicitar a la Corte Internacional de Justicia una opinión consultiva sobre la obligación del Reino Unido de negociar la controversia por la soberanía, cumpliendo la reiterada exhortación efectuada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Teniendo en cuenta los errores cometidos y la tradicional habilidad diplomática inglesa, que acaba de dar un nuevo paso, al anunciar la extensión de la superficie marítima pretendida, sería insensato permanecer inactivos en este tema fundamental para la recuperación de nuestra soberanía plena.

Para concluir, recordamos una reflexión poética de la Sra. de Giachino, madre del primer caído en la recuperación de las islas: La Guerra de las Malvinas tan discutida, tan amada, tan vapuleada, tan elevada, tan cruel, tan santa, tan triste, tan dulce, es el exponente histórico más acabado de cómo la justicia de la causa puede transformar a los hombres. Hacer de casi niños, verdaderos varones. De cobardes, valientes, y de valientes, héroes y de héroes, mártires. Cómo la justicia de la causa basta para asombrar al mundo, para mover flotas invencibles, para suscitar odios y venganzas, para descubrir traidores[9].

Córdoba, setiembre 26 de 2007.-

Fuentes

-Balza, Martín. “Malvinas, gesta e incompetencia”; Buenos Aires, Atlántida, 2003, 318 pags.

-Ceron, Sergio. “Malvinas: gesta heroica o derrota vergonzosa?”; Sudamericana, 1984, 344 pags.

-Costa Méndez, Nicanor. “Malvinas: esta es la historia”; Sudamericana, 1993, 334 pags.

-Díaz Araujo. Enrique. “Malvinas, 1982. Lo que no fue”; Mendoza, Ediciones El Testigo, 2001, 73 pags.

-Franks, Honorable Lord. “El servicio secreto británico y la guerra de las Malvinas”; Mar Dulce, 1985, 157 pags.

-Gamba, Virginia. “Estrategia: intervención y crisis”; Sudamericana, 1985, 278 pags.

-Lanus, Archibaldo. “De Chapultepec al Beagle”; Hyspamérica, T. II, 1986, pag. 202.

-Oliveri López, Angel M. “Malvinas, la clave del enigma”; Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1992, 256 pags.

-Pinto, Mónica. “Islas Malvinas/Falkland, Georgias y Sandwich del Sur: algunas consideraciones relativas a los hidrocarburos”; en: Boron-Fandez (comp.). “Malvinas hoy: herencia de un conflicto”; Puntosur, 1989, pag. 138.

-Rizzo Romano, Alfredo. Revista Línea, marzo/1990, pag. 37.

--------------------------------------------------------------------------------

[1] Publicamos en Bitacorapi: “Malvinas, causas y consecuencias de la guerra”, 30-4-06.

[2] La Mañana de Córdoba, 18-9-07.

[3] Patria Argentina, mayo de 2007, p. 5.

[4] Giachino, María Delicia Rearte de. En Prólogo a: Seineldín, Mohamed Alí. “Malvinas, un sentimiento”; Buenos Aires, Sudamericana, 1999, pág. 10.

[5] Oliveri López, Angel. “Malvinas, la clave del enigma”; Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1992, pág. 179.

[6] Díaz Araujo, Enrique. “Malvinas, 1982 lo que no fue”; Mendoza, Ediciones El Testigo, 2001, pág. 25.

[7] Caturelli, Alberto. “Recuperación de las Malvinas Argentinas, noción de guerra justa”; Buenos Aires, Secretaría General del Ejército, 1982, 15 págs.

[8] Rizzo Romano, Alfredo. Revista Línea, marzo de 1990, pág. 37.

[9] Giachino, op. cit., págs. 9/10.
...........................................................................................


MALVINAS: CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA GUERRA

Con motivo de celebrar este año el vigésimo cuarto aniversario de la gesta de Malvinas, conviene difundir la verdad de lo ocurrido en la guerra y no dejar pasar afirmaciones que inducen a la confusión o a la duda. Los errores y debilidades propias deben ser reconocidos, pero no debe permitirse la diatriba ni la calumnia sobre las reales motivaciones de una guerra que la Argentina no provocó imprudentemente y que una vez desatada supo afrontar con entereza.

El tiempo transcurrido y la multiplicidad de opiniones discordantes produce confusión y lleva al desaliento. De allí la necesidad de un análisis integral, que revise los conceptos vertidos por dirigentes que critican la decisión misma de ir a la guerra:

-Morales Solá: “Galtieri...imaginó que la ocupación militar de las islas Malvinas oxigenaría el régimen y que él mismo podría proyectar una larga duración en el poder”.

-El Gral. Balza: “fue un desatino” (Clarín, 2-4-98.

-Di Tella: “la derrota en las Malvinas produjo la felicidad de la democracia”.

-Angeloz: “la funesta idea de un general borracho” (junio 88, en campaña presidencial).

1) Comienzo de la guerra: el incidente de las islas Georgias

Casi simultáneamente con la asunción del General Galtieri, como Presidente de la República Argentina, el embajador británico autorizó el viaje a las Georgias de Sur del empresario argentino Davidoff, que contrató con la Compañía escocesa Salvensen para desguazar una estación ballenera en esas islas. El contrato molestó al gobernador Hunt, vinculado al Comité de las Islas Malvinas (lobby), pues:

-en junio 82 la Oficina Investigaciones Antárticas británica abandonaría las Georgias (Gritviken)

-el único buque de la marina, rompehielos Endurance, dejaría el área en mayo l982

-los obreros argentinos con contrato hasta el 84 serían la única presencia en las islas.

Davidoff, habiendo notificado a la embajada británica, salió el 16-12-81 en el rompehielos Almirante Irizar para inspeccionar el lugar que debía desmantelar, llegando a puerto Leith el 20-12 (Informe Franks, 161/259); allí inspeccionó las estaciones balleneras, un dique seco abandonado, tanques, calderas, tuberías, todo eso material recuperable para ser vendido como chatarra. El negocio era apetecible; se estimaba que existían alrededor de 35.000 toneladas de hierro y acero que podían arrojar un ingreso de 7 millones de libras, correspondiéndole a Salvenson 115.000 como compensación. Es poco razonable pensar que un comerciante como Davidoff arriesgaría la oportunidad de su vida, por cometer un acto de provocación.

El 31 Hunt recomendó iniciar un procedimiento contra Davidoff; la cancillería (Foreing Office) respondió que no iniciara un procedimiento y si Davidoff solicitaba autorización se le debía conceder. El 9-3 Davidoff informó a la embajada que 41 trabajadores viajarían (11-3) en el Bahía Buen Suceso, que era un transporte de la Marina, dedicado a operaciones comerciales, y en el que no había personal militar ni armas de guerra (llegaron el 19-3).

La segunda cuestión a dilucidar es quién provocó el incidente que originó la guerra. El gobernador de las Malvinas aseguró que los ingleses de la base científica se enteraron de la presencia argentina al escuchar disparos de armas de fuego, utilizadas para cazar renos, y que habían izado una bandera argentina. Si esto fuera cierto, no cabría duda de que la provocación fue argentina. Sin embargo, los obreros atestiguaron que cuando desembarcaron, ya ondeaba la bandera en el lugar. Otra bandera que llevaban ellos, aún se encontraba a bordo del buque. Pero ocurre que, según el diario de la agencia antártica británica, capturado el 3-4 en Grytviken, fueron el día 18 de marzo a “buscar argentinos a Leith”, lo que coincide con el hecho de haber encontrado el Bahía Buen Suceso a tres ingleses, al arribar el buque.

Es evidente entonces, que la bandera fue colocada por ellos. En el mismo diario citado, figura esta frase: “Al fin se va el Isatis (yate francés) que volvió ayer puesto que los helicópteros del Endurance lo sobrevolaron para chequearlo. Los otros franceses se están convirtiendo en una peste, ya están disparando sus rifles en Grytviken y matando ciervos. Estamos disgustados y no podemos expresar la animadversión general que provocan sin recurrir a malas palabras. Digamos que no están actuando con propiedad” (17/3/82).[1]

Fueron, por lo tanto, dichos franceses los que dispararon y no los argentinos, y no existió por parte de las autoridades nacionales intención de comenzar la guerra.Mientras tanto, el 21 zarpó el Endurance, embarcando 21 infantes de marina, y el comandante de la base británica informó a los trabajadores que su presencia era ilegal, pues no habían sellado las tarjetas blancas (Acuerdo de Comunicaciones/71). Desde el día 23 el Endurance estaba anclado en Grytviken, a las espera de órdenes. El Canciller argentino, Dr. Costa Méndez, pidió que la expulsión se revocara si Davidoff ordenaba a sus empleados completar la formalidad de ir hasta Gritviken y hacer sellar las tarjetas. El embajador estuvo de acuerdo, pero Hunt sostuvo que las Georgias no estaban incluidas en el acuerdo de 1971 y que debían sellarse los pasaportes. Costa Méndez respondió al embajador el 28 que los trabajadores deben permanecer en Georgias pues se les ha otorgado la documentación idónea. También insistió en que las Georgias estaban explícitamente comprendidas en el Acuerdo de 1971, cosa que los británicos habían reconocido en la reunión de Nueva York celebrada un mes atrás.
Cabe destacar que la presencia de estos argentinos no representaba ninguna amenaza: primero, porque no eran militares, y la segunda porque en Georgias no había población, sólo estaba en personal de investigaciones antárticas y en otra zona. Fueron los propios británicos quienes convirtieron el asunto de las Georgias en un incidente.

El 29, la primera ministra Margaret Thatcher y decidió el envío de un submarino nuclear a la zona de conflicto. El 30 la situación comienza a descontrolarse; en Londres el ministerio de Defensa decide duplicar el numero de infantes de marina de la guarnición de Malvinas, y confirma la orden de enviar un segundo submarino nuclear. Ese mismo día el embajador recibió un mensaje para el Canciller que procuraba solucionar el conflicto, pero el embajador sugirió que se retuviera el mensaje un par de días esperando la reacción de Estados Unidos, y fue entregado recién a la tarde del 31, esas 24 horas fueron decisivas pues esa misma noche un informe de inteligencia indicaba al gobierno ingles que se había fijado el 2 de abril para iniciar operaciones bélicas. Ante tanta precisión en la información, puede deducirse que ya contaban con los datos satelitales norteamericanos.

2) Causas

Se ha sostenido reiteradamente que las Fuerzas Armadas llevaron al país a la guerra por una necesidad de mejorar su imagen y mantenerse en el poder. Recordemos, sin embargo, que Galtieri asume el 22-12-81, cuando la Multipartidaria ya estaba formada, pues se habían previsto las elecciones y entrega del poder en marzo de 1984. Si hubiera sido una decisión arbitraria, no se explica la reacción de la opinión pública que, según encuesta de Gallup (Clarín, 1-5-82), en un 90 % apoyaba la defensa de Malvinas por la fuerza. También la Multipartidaria manifiesta (10-4) total respaldo al gobierno.

El propio Dr. Angeloz, que más tarde emitió la crítica que señalamos, el mismo 2 de abril afirmaba en un comunicado con su firma: “Hace a su hidalguía en esta oportunidad manifestar su solidaridad y su argentina complacencia por la recuperación de las islas Malvinas y las Georgias del Sur” (La Nación, 29-7-88). Asimismo, la Comisión coordinadora de la colectividad británica apoya al gobierno, “que siempre se ha identificado con buscar una solución pacifica al diferendo sobre las Malvinas”. Por su parte, Ernesto Sábato, declaraba en Radio Nacional de España: “No se engañen en Europa. No es una dictadura la que lucha por Malvinas, es la nación entera” (Busser, 261).

En cambio, en Inglaterra, la situación era la siguiente. El partido Conservador, en el gobierno, tenía 75 % de imagen negativa. La Marina Real, había quedado en situación de inferioridad, pues al obtener de EU el sistema misilítico Trident, en reemplazo al Polaris, era condicionada en la OTAN al combate antisubmarino. Estaba vendido el portaaviones Invencible, y el buque Endurance dejaba el Atlántico sur. Debe computarse, asimismo, la actitud del Gobernador Hunt y del lobby Falklands, que presionaban por una actitud enérgica contra la Argentina.Tengamos en cuenta que el 30 de marzo, el encargado de negocios argentino en Londres, informó que la televisión inglesa dio la noticia del envío de 2 submarinos nucleares clase Hunter Killer; uno de ellos había zarpado el 25 desde Gibraltar (noticia confirmada por el New York Times), y que interpretaba que el gobierno había optado por un endurecimiento frente al caso Georgias. A su vez, en el informe Franks (230), se incluye una evaluación al 30 de marzo, estimando que el desembarco en Georgias no había sido planificado por el Gobierno argentino.

No cabe dudas entonces que la decisión de llegar al enfrentamiento bélico surge de la actitud británica, artificialmente intransigente. El gobierno argentino no podía aceptar las exigencias de desalojar a los obreros de Davidoff que estaban cumpliendo un contrato legalmente formulado, ni obligarlos a presentar sus pasaportes, pues:

-estaban en un territorio en disputa

-se habían cumplido todas las formalidades establecidas

-admitir el uso de pasaportes era aceptar la pretensión británica de soberanía sobre las islas Georgias.

Si nuestro país hubiera tolerado el desalojo por la fuerza, o hubiera accedido a evacuar a los obreros bajo amenaza, o hubiera aceptado el visado de pasaportes, ello habría significado una verdadera abdicación del derecho de soberanía sobre el Atlántico sur, por aplicación de la doctrina conocida como “stopell” (reconocimiento tácito de derechos).Ya no había alternativa válida para la Argentina.

3) Justificación

La decisión de ir a la guerra no fue sorpresiva ni caprichosa, se produjo un agravamiento progresivo que la hizo inevitable. Durante muchos años nuestro país se prestó a las negociaciones; el agosto de 1968 el Reino Unido en un memorandum llegó a afirmar que reconocería la soberanía argentina en fecha a convenir. En 1971 se firma el Convenio de Comunicaciones. En junio de 74 embajador ingles a cancillería manifiesta la disposición a compartir la soberanía, opción que el presidente Peron estaba dispuesto a aceptar.Pero en 1975 se produce un cambio de actitud, debido al informe Grifith que revelaba la existencia de cuencas petrolíferas en el área Malvinas.

En 1976, unilateralmente, Gran Bretaña envía la misión Shackleton de exploración, que provoca la reacción de la Cancillería el 2-1-76 (gobierno constitucional: Sra. de Perón): advirtiendo que “su gobierno, juntamente con las FFAA...actuaran si precipitación, pero con toda la persistencia, la prudencia y la energía que sean necesarias para lograr justicia.” El 13 se produce el retiro de embajadores y el 4-2 el destructor Storni efectúa disparos de advertencia. Ya durante el gobierno militar, y ante la ausencia de avances diplomáticos, el gobierno. propone (1-3-82) reuniones mensuales, advirtiendo que desea una pronta solución y que mantiene el derecho a elegir libremente el procedimiento que mejor consulte a sus intereses.

Por lo tanto, cuando se produce el incidente de las Georgias, la Argentina se vio obligada a ejercer el derecho a la legítima defensa, previsto en la Carta de las NU, art. 51, en caso de ataque armado, hasta tanto el Consejo de Seguridad tome las medidas adecuadas para mantener la paz. El Fiscal de la Cámara Federal, que juzgó a los Comandantes en Jefe, afirmó que: “La Argentina, pues, no agredió, fue agredida”; concepto ratificado por la Cámara en su pronunciamiento.

También el Catecismo de la Iglesia Católica (p. 2308) reconoce que una vez agotados todos los medios de acuerdo pacífico no se podrá negar a los gobiernos el derecho de legítima defensa, si bien detalla varios requisitos. En este caso -como demostrado el filósofo Caturelli- se dieron todos los requisitos para considerarla una guerra justa (CIC 2309).

El plan no fue irracional.

Como es normal en todas las fuerzas armadas, en base a las hipótesis de conflicto, el Estado Mayor prepara planes para el caso de tener que utilizar la fuerza. Por ejemplo GB tenía ya en setiembre/81 su Plan de Contingencia para el caso de la Argentina optara por la vía militar. En ese plan se estimaba que el tiempo de navegación de la flota sería de 20 días, con el inconveniente que el envío de la flota podía provocar o precipitar la acción que se quería disuadir: eso fue exactamente lo que ocurrió. La Junta Militar argentina, el 23-3 analizó los estudios efectuados por una Comisión de Trabajo formada por el General Gracia, Almirante Lombardo y Brigadier Plessl, designada en el mes de enero, aprobando un Plan de Campaña tentativo, aunque no se fijaba ninguna fecha. Recién el 30-3 ante el ataque inminente, se fijó el día D para el 2-4.

El propósito de ocupar las islas no era el de iniciar una escalada bélica, por el contrario, se buscaba forzar a una negociación seria, y en caso de surgir un gesto de buena voluntad antes de la ocupación se anularía la operación. La misma debía ser incruenta, y una vez finalizada, quedaría en las islas una pequeña guarnición.Se preveía que las negociaciones tendrían el apoyo de las Naciones Unidas y de Estados Unidos; esto último no era una suposición ingenua: en la noche misma del 2-4 hubo una cena en la embajada argentina en Washington, a la que asistieron la embajadora Kirkpatrich, la plana mayor de la secretaría de Estado, y jefes militares, a tal punto que el embajador británico dijo que era un agravio para su país.Con respecto a la posibilidad de que las NU exigieran un acuerdo, había varios antecedentes; el más relevante fue la ocupación por Nasser (Egipto) del Canal de Suez, en 1956, presionando el organismo internacional para que Gran Bretaña y Francia no atacaran a Egipto, que desde entonces quedó con el canal.Otro antecedente destacable es que en diciembre de 1976, 6 años antes de la guerra, la marina instaló un observatorio en las islas Thule (Sandwich), y GB sólo envió una nota de protesta, sin tomar ninguna otra medida.

4) Resultado

No era inevitable la derrota. Según el Instituto de Estudios Estratégicos de Londres, hasta el 13 abril, la argentina tuvo posibilidad de triunfo. Cambia el panorama, por la ayuda de EEUU. Aun así, los ingleses sufrieron las pérdidas más grandes desde la 2da. guerra.Debe entenderse que el conflicto era político, y no se pretendía una confrontación total, por eso era posible para la Argentina lograr el objetivo que se había fijado. Además, era una obligación patriótica actuar en defensa de los intereses nacionales.

En el fallo de la Cámara Federal que juzgó a los Comandantes, en noviembre de 1988, se reconoce que: “Asiste razón a las defensas cuando sostiene los mezquino que puede resultar vincular la decisión de participar en un combate evaluando previamente la entidad del contrincante. La necesidad política de responder a las agresiones que afectan la subsistencia del Estado, pasa por el imperioso deber de asegurar la respuesta al avance del enemigo.” La guerra terminó cuando el Gral. Menéndez, gobernador de Malvinas, firma el Acta de Rendición ante el Gral. Moore; antes de firmar, tachó la palabra incondicional que figuraba en el texto, y recién firmó. La verdadera rendición incondicional fue posterior, y decidida por gobiernos constitucionales.

5) Consecuencias

Es falso que la guerra perjudicó los derechos argentinos. En noviembre de 1982, la Asamblea General de NU, por resol. 37/9, declaró:

-el mantenimiento de la situación colonial en Malvinas es incompatible con los ideales de las NU;

-reafirma la necesidad de respetar los intereses de los habitantes (no de los deseos);

-pide reanudación de negociaciones por la soberanía.

Esta resolución fue aprobada con el voto de EEUU y reiterada en 1983. En 1990 (20-10) la Unión Interparlamentaria Mundial, con delegados de 112 piases, consideró a la cuestión Malvinas una situación colonial. En 1996, la cumbre de Presidentes del Mercosur respaldó a la Argentina, y en 1998, también la OEA manifiesta su respaldo en la reunión de Lima. Por su parte, en el informe Kershaw, elaborado por iniciativa del Parlamento británico, en 1983, se reconoce que: “problemas sustanciales diplomáticos, militares, financieros y económicos, seguirán enfrentando a GB y las islas Falklands a menos o hasta que se logre un acuerdo negociado de la disputa con la República Argentina”. El mismo informe reconoce que “el peso de la evidencia es mas favorable al título argentino”.

La Constitución Nacional, en la reforma de 1994, en su Primera disposición transitoria, ratifica para la Argentina su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas, y que la recuperación es un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.

6) Verdadera rendición

Es debida a una actitud política y cultural de una parte considerable de la dirigencia argentina, que no ha vacilado en efectuar propuestas incompatibles con la Constitución Nacional:

-Escudé: reconocer a los kelpers el derecho de autodeterminación, con soberanía compartida en el mar (Clarín, 2-7-92).

-Menem: soberanía compartida, “que flamee la bandera argentina en las islas, por ejemplo, con la bandera inglesa, ya es un paso adelante” (Nac, 30-12-96).

-Di Tella: conviene adoptar el modelo Hong Kong (Nac, 22-9-89).

-Vanossi: Estado confederado a la Argentina con derecho a secesión (Nac, 27-7-93).

La rendición diplomática se instrumentó con dos tratados, aceptados por el gobierno del presidente Carlos Menem, sobre la base de la fórmula del paraguas, consistente en postergar indefinidamente el debate sobre la soberanía de las islas, mientras se acuerdan cuestiones económicas, que sólo benefician a Gran Bretaña. Por ello afirmaba el profesor Ricardo Paz, que el paraguas es un instrumento aceptado por las autoridades argentinas para facilitar a los ingleses el goce pacífico de la usurpación.

Por el primer tratado, de febrero de 1990, celebrado en Madrid, ambos países decidieron restablecer relaciones diplomáticas. Gran Bretaña dispuso cancelar la llamada Zona de Protección militar, en torno a las islas, pero reemplazarla por un sistema de información entre las Fuerzas Armadas, en un área similar a la anterior, y pese a declararse haber cesado las hostilidades. Como única explicación para tamaña concesión, el entonces canciller, Dr. Cavallo, declaró en la Cámara de Diputados (29-3--90): “hubo una guerra y la Argentina la perdió”. El profesor Baquero Lazcano calificó, por eso, a este tratado de rendición incondicional.

El segundo tratado, fue celebrado en setiembre de 1995, en Nueva York, y es un acuerdo sobre hidrocarburos en la zona de Malvinas. Establece una zona de 21.000 km2, donde las regalías petroleras serían a partes iguales (6 % para cada país); en la superficie restante (40.000 km2), el beneficio no será equitativo: 3 % para Argentina, 9 % para Gran Bretaña. Estos datos no están consignados con claridad, sino que surgen de la interpretación efectuada por los especialistas, ya que el Canciller Di Tella manifestó cripticamente que el tratado incluía: cosas escritas, cosas no escritas, y cosas deseadas. Lo escrito es un tratado, al igual que el de Madrid, aunque en ambos casos se los haya denominado declaraciones, para eludir la aprobación del Congreso.

El acuerdo petrolero contiene una trampa, iniciada en el tratado de Madrid, donde se incluyó un mapa de la Zona de Conservación Pesquera, de 150 millas en torno de las islas, fijada unilateralmente por Gran Bretaña. En ese mapa aparece un segmento recortado que fija de hecho una delimitación marítima entre Estados colindantes. En el segundo tratado, esta línea media indica las dos áreas especiales creadas para la explotación de hidrocarburos, configurando un stopell -reconocimiento indirecto de derechos-, que implica cerrar el paraguas y admitir tácitamente la soberanía británica sobre las islas, limitándose la Argentina a aceptar una parte de los beneficios económicos derivados de la explotación del petróleo en el Atlántico sur.

7) Situación actual

La mejora en lo que respecta a Malvinas dependerá de dos factores: patriotismo y eficiencia. El patriotismo no es un simple sentimiento, es una actitud racional y moral de defensa integral de lo propio. Es preciso, también, el estudio sistemático y profundo de los problemas nacionales, desde una actitud patriótica. Lamentablemente, en la política exterior argentina, han estado ausente en las últimas décadas, tanto la eficiencia profesional como el patriotismo. Una de las acciones pacíficas que recomiendan los expertos es solicitar a la Corte Internacional de Justicia una opinión consultiva sobre la obligación del Reino Unido de negociar la controversia por la soberanía, cumpliendo la reiterada exhortación efectuada por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

En última instancia, siempre es cierto lo que afirmaba Juan Pablo II: “Un pueblo es débil si acepta su derrota y si olvida el mandato de estar despierto cuando llegue su hora”.

30-4-06 [Boletín Acción, 90]

Bibliografía

-Franks, Honorable Lord. “El servicio secreto británico y la guerra de las Malvinas”; Mar Dulce, 1985, 157 pgs.

-Ceron, Sergio. “Malvinas: gesta heróica o derrota vergonzosa?”; Sudamericana, 1984, 344 pgs.

-Gamba, Virginia. “El peón de la Reina”; Sudamericana, 1984, 207 pgs.

-Busser, Carlos. “Malvinas, la guerra inconclusa”; Fernandez Reguera, 1987, 462 pgs.

-Costa Méndez, Nicanor. “Malvinas: esta es la historia”; Sudamericana, 1993, 334 pgs.

-AAVV. “Malvinas hacia el futuro”; Revista Militar, Nº 742, Enero/marzo 1998.

-De Vita, Alberto. “Malvinas/82, cómo y por qué”; Instituto de Publicaciones Navales, 1994, 271 pgs.

-Mayorga, Horacio. “No vencidos”; Planeta, 1998, 382 pgs.-Silenzi de Stagni, Adolfo. “Política petrolera y la cuenca Marina Austral”; Centro de Estudios Gral. Mosconi, 1981, pgs. 2/3.

-Lanus, Archibaldo. “De Chapultepec al Beagle”; Hyspamérica, T. II, 1986, pg. 202.

-Pinto, Mónica. “Islas Malvinas/Falkland, Georgias y Sandwich del Sur: algunas consideraciones relativas a los hidrocarburos”; en: Boron-Fandez (comp.). “Malvinas hoy: herencia de un conflicto”; Puntosur, 1989, pg. 138.

-Rizzo Romano, Alfredo. Revista Línea, marzo/1990, pg. 37.

--------------------------------------------------------------------------------

[1] Virginia Gamba: “El Peón de la Reina”, Buenos Aires, Sudamericana, 1984, pág. 124-133.