miércoles, 27 de marzo de 2019

A 43 AÑOS DEL GOLPE



24 DE MARZO DE 1976

Con motivo de los actos y declaraciones realizadas para recordar la fecha mencionada, creemos oportuno reproducir un breve artículo publicado hace 13 años, procurando que se reflexione con mayor objetividad sobre un hecho histórico de nuestro pasado.
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¿PUDO EVITARSE EL DERROCAMIENTO DEL GOBIERNO?

Acaba de conocerse, por una carta de lectores al diario Clarín (18-3-06), el testimonio del Sr. Guillermo Bringiotti, quien, siendo estudiante de periodismo, tuvo oportunidad de entrevistar al presidente del Partido Radical, Dr. Ricardo Balbín, días antes de aquella fecha. Relata haber escuchado ésta frase textual: “Ya no hay nada que hacer, la suerte está echada”. Quienes vivimos intensamente lo acontecido en esos días, recordamos que el Dr. Balbín manifestó en una aparición por televisión: “Debe haber una solución, pero yo no la tengo”.

Parece obvio que si el líder del principal partido opositor se expresaba así, es que no existía una alternativa viable al golpe de Estado. Sin embargo, desde hace años se insiste, y acaba de repetirlo el actual gobierno argentino -con motivo de la ley que establece la fecha mencionada como feriado nacional-, que el motivo del derrocamiento fue el deseo de instaurar una dictadura que reprimiera a quienes se opusieran a un nuevo modelo económico de explotación.

Por cierto que no puede avalarse el método utilizado para combatir a los grupos subversivos que actuaron en la década de 1970, pero, tanto el accionar terrorista como la represión ilegal ya existían antes del cambio de gobierno. Hubo 908 desaparecidos antes del 24-3-76, y la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha antiterrorista fue dispuesta en 1975 por un gobierno constitucional.

El 24 de marzo, la sociedad argentina estaba al borde de la desintegración, con un sector público anarquizado y que había perdido el monopolio del uso de la fuerza. Todos los mecanismos constitucionales y todos los matices y las combinaciones imaginables dentro del sistema vigente se habían mostrado ineptos para revertir aquella carrera hacia la disolución [1]. Además, como acaban de recordarlo los obispos, el derrocamiento del gobierno fue consentido por parte de la dirigencia de aquellos momentos [2]. 

Como resume una reciente crónica periodística: Nadie alzó un dedo, siquiera una voz, se vivió una jornada de sugestiva normalidad, para quejarse por esa malhadada interrupción. Más bien, era admitida y hasta querida por imposibilidad de modificar la sistemática incompetencia de un gobierno [3].
En realidad, hasta el último cuatrimestre de 1974 la opinión predominante en las Fuerzas Armadas era refractario a involucrarse nuevamente en la conducción del Estado; incluso consideraban que el problema subversivo debía ser enfrentado por las fuerzas de seguridad y no por los militares. El panorama fue cambiando debido al fracaso del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) al intentar tomar un cuartel, lo que impulsó, como represalia, el asesinato indiscriminado de miembros de las Fuerzas Armadas, y esto, a su vez, comenzó a modificar la opinión militar.

El gobierno constitucional, en 1975, encomendó a las Fuerzas Armadas la represión de la actividad guerrillera. Al inicio de 1976, había dos generales en actividad a cargo, respectivamente, de la Policía federal y de la SIDE (Secretaría de Informaciones del Estado). Si se dio el paso siguiente -asumir el gobierno- fue por la convicción de que era la única manera de terminar con el caos y vencer a la subversión [4].

Carencia de solución institucional

Como la intervención militar en 1976 no fue la primera en la historia política argentina, es necesario detenerse a evaluar el motivo de fondo que produce esas interrupciones en la normal sucesión de autoridades constitucionales. Recordemos que las rupturas institucionales se produjeron, durante el siglo XX, en 1930, 1943, 1955, 1966 y 1976, sin contar el alejamiento forzoso del presidente Frondizi, en 1962, por aplicación discutible de la ley de acefalía.

Carece de rigor analítico la suposición de una continuidad en el empeño de las Fuerzas Armadas de ocupar el poder. Además, con excepción de 1955, en que hubo enfrentamientos armados, los cambios de gobierno se hicieron pacíficamente, sin verificarse nunca -ni siquiera en el 55- las características de un fenómeno revolucionario. Tampoco existió nunca una casta militar, que se suceda en el tiempo, ni logias que transmitan a sus continuadores una manera unívoca de actuar en el plano político. El estilo de gobernar y las definiciones públicas de los jefes militares de 1976, no presentan la menor coincidencia con lo registrado 46 años antes, en el gobierno surgido del golpe de 1930.

Consideramos evidente que hay un motivo estructural: la carencia de un remedio institucional, que opere en casos de emergencia. La opinión de los constitucionalistas es clara [5]: quien asume el Poder Ejecutivo como consecuencia de un golpe de Estado es denominado presidente de facto, dado que no es un mero usurpador, y su investidura es admisible cuando se dan algunos requisitos:

a) el acatamiento pacífico de la comunidad;
b) la disposición de los medios para asegurar el orden, la paz, los servicios públicos y los derechos de los ciudadanos;
c) la necesidad de proveer, mediante la existencia de un gobierno, a la atención de aquellas necesidades;
d) el ejercicio público y pacífico del poder.
Lo señalado no difiere de la doctrina clásica sobre el derecho de resistencia.

Ahora bien, como en nuestro caso se repitió seis veces en un siglo la situación anómala de gobiernos imposibilitados de gobernar, que debieron ser reemplazados por autoridades de facto, debemos concluir que los golpes de Estado funcionan como verdaderas enmiendas constitucionales. Es decir que, al no estar prevista en la Constitución Nacional la solución jurídica que permita el reemplazo pacífico del gobierno que perdió la legitimidad de ejercicio, se admite de hecho la solución fáctica, avalada incluso por la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia. Esto es consecuencia directa del sistema partidocrático, que ha impedido en todos los casos mencionados la utilización del juicio político, único remedio previsto en la Constitución.

Cabe destacar, que en el dictamen del Consejo para la Consolidación de la Democracia (7-10-86), creado para procurar el perfeccionamiento de las estructuras políticas, y que sirvió de base para la reforma constitucional de 1994, no se incluyó ninguna propuesta destinada a facilitar una solución institucional en las coyunturas analizadas. Es que el gobierno de entonces, había iniciado una maniobra, continuada por sus sucesores, destinada a evitar para siempre el peligro de golpe de Estado, mediante un recurso drástico: la destrucción de las Fuerzas Armadas. Ello se consiguió, a través de: a) la disminución paulatina del presupuesto militar, que impide el cumplimiento de la misión de las tres fuerzas, y congeló los sueldos del personal; b) la supresión por ley del servicio militar obligatorio; c) el descabezamiento reiterado de los mandos superiores, lo que dificulta un trabajo programado, y desarticula la carrera profesional basada en el mérito.

Se ha señalado [6] que no puede existir un Estado, propiamente dicho, sin Fuerzas Armadas, que constituyen una institución fundacional de la República, y simbolizan la unidad del pueblo, y la capacidad coercitiva que corresponde a la soberanía del poder estatal. Aquellas, han mutado a una Guardia Pretoriana, disponible para ejecutar las órdenes del gobernante de turno, al margen de cualquier código de honor. Del Estado, ya inexistente, sólo resta el gobierno, hipertrofiado en un poder político personalizado carente de todo límite.

Se ha logrado, entonces, el objetivo: impedir que las Fuerzas Armadas puedan actuar en el futuro como recurso extraordinario en situaciones límites, no solucionables por medio de las normas vigentes, de modo de garantizar la continuidad de la República.

Córdoba (Argentina), marzo 21 de 2006.-
Mario Meneghini

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[1] Iribarne, Miguel Ángel. El rescate de la República; Buenos Aires, Emecé, 1978, p. 11.
[2] Conferencia Episcopal Argentina, 15-3-06.
[3] Ámbito Financiero, 20-3-06.
[4] Fraga, Rosendo. La Nación, 19-3-06.
[5] Bidat Campos, Germán. Manual de Derecho Constitucional Argentino; Buenos Aires, EDIAR, 1972, pgs. 695/697.
[6] Sánchez Sorondo, Marcelo. La Argentina no tiene Estado, sólo gobiernos; en Revista Militar, Nº 728, 1993, pgs. 13/17.

lunes, 25 de marzo de 2019

RESPUESTA A UNA CRÍTICA


Referida a un artículo sobre el Papa Francisco


Comentario publicado en “losprincipios.org”, de Córdoba, 24-3-2019

Estimado Luis: el artículo que comentas en tu periódico, no fue publicado en mi blog “Foro Azul y Blanco”, sino en el blog “Ateneo de Estudios Nacionales”, con la etiqueta opiniones. No se trata de un panfleto (anónimo) sino de un artículo firmado por Gianni Valente, periodista italiano, y el contenido es la opinión de su autor. 

Como es de tu conocimiento, el Papa sólo es infalible cuando se expresa “desde la Cátedra”; cosa que ocurrió sólo en dos oportunidades, en los  últimos dos siglos. Sobre toda otra cuestión de la gestión del Sumo Pontífice, los laicos estamos autorizados por el Código de Derecho Canónico (212.3, 227) a manifestar nuestra opinión, discrepando con decisiones o actitudes, guardando el debido respeto. En este caso, lo único que hice fue difundir el artículo para su análisis, sin emitir ningún comentario. 

No me considero un "gran erudito y preclaro político", como has escrito; simplemente me preocupa la grave situación de nuestra Iglesia, que también aflige a eminentes teólogos y varios cardenales que se han expedido en los últimos años.

Mario Meneghini


ACERCA DE LA IDEA DE UN PAPADO FALLIDO

Los Principios, EDITORIALES, Sábado 23 de Marzo de 2019

Esta es una nota en contestación al artículo publicado en www.ateneo-estudiosnacionales.blogspot.com/2019/03/papado-fallido.html  (Blog Azul y Blanco), dirigido por Mario Meneghini (cuya lectura no recomendamos por buena, sino para que se entienda ésta); y que analiza una nota aparecida en la revista Vatican Insider, perteneciente al periódico La Stampa, supuestamente un medio oficioso del Vaticano.

Todas las afirmaciones del comienzo de la nota, no pasan de ser apreciaciones subjetivas, que tienen sólo el valor de una opinión que apareja una gran confusión entre los fieles católicos de todo el mundo.
No se puede probar objetivamente que La Stampa o Vatican Insider sean “francisquistas” (como la califica); ni que siquiera que exista un llamado “francisquismo”. La nota sigue alimentando el ataque injusto contra el Representante de Cristo en la tierra, que iniciara la masonería desde su fundación (1717) y que se replica con toda su fuerza en la actualidad. ¿Porqué será? Posiblemente, como refiere la nota pero en otro sentido: por que estamos viviendo la ‘gran apostasía’ indicativa del final de una época.
Creemos que es el error permanente de analizar las conductas del Papa Francisco, de acuerdo a determinadas ideologías políticas o sectarismos materialistas. De esa forma, se tergiversa la realidad y se induce al error, pues el análisis se efectúa desde la posición ideológica-partidista-sectario de su autor.

Nos parece que debe darse a cada cosa su lugar. Pero, partiendo desde la religión, la dimensión de la relación con la política, resulta totalmente inversa: No es que el Papa sea “peronista de izquierda”, sino más bien que el “peronismo” se encuentra basado en la Doctrina Social de la Iglesia, iniciada con la Rerum Novarum del augusto Pontífice León XIII (el mismo que condena magistralmente a la masonería en su Encíclica Humanum Genum). Conocemos que Mario Meneghini ha impartido cursos sobre Doctrina Social de la Iglesia y de allí nuestra extrañeza por el contenido de la nota.
Dice la nota que “ambos –la revista y el periodista- han comenzado a reconocer que el papado de Francisco ha fracasado… Basta ver la plaza de San Pedro casi vacía durante las audiencias de los miércoles.” Es decir que Valente y Meneghini, consideran fracasado al Papa Francisco por una cuestión de conteo de asistentes a la Plaza de San Pedro ‘durante la audiencia de los miércoles’ (la foto los desmiente), pues ello nada tiene que ver con la calidad de las enseñanzas que imparte en las catequesis. Por otra parte, se olvida de contar los MILLONES de ‘asistentes’ virtuales en todo el mundo, a través de la radio y televisión. ¿Cual es el número de asistentes para considerarlo 'exitoso'?

Es que no puede aplicarse la concepción de la famosa ‘democracia’ (‘mayorías’ o ‘minorías’) para legitimar la calificación de 'gestión' fallida la del Papa Francisco. Realmente un infantilismo que no tiene fundamentos serios y comprobables.
Realmente causa indignación el subjetivismo malsano del ‘opinólogo’ que, utilizando la famosa herramienta de cambiar los tiempos de los verbos y mezclar los sustantivos, se atreve a perfilar una ‘verdad’ que no es tal, objetivamente, elevándose así a la categoría de 'profeta' indiscutible.
No es cierto, como dice, que el Papa Francisco esté pensando en ser aplaudido por el mundo, como hacen los políticos. Sobradas muestras ha dado, lo que dolosamente esconde este aparentemente prestigioso periodista.
Se olvida de las críticas a la mafia italiana, a la corrupción política, al hedonismo, al consumismo, a la masonería, al liberalismo, etc. Se olvida, también, del Año Santo de la Misericordia y, especialmente, del MILLÓN de jóvenes que se congregó en Río de Janeiro. Los efectos, pueden verse en la Adoración al Santísimo de semejante e irrepetible cantidad de juventud reunida en un mismo lugar, y que su silencio y concentración, permitía oír el ruido de las olas del mar. ¡Que olvidadizos! ¡Penosamente olvidadizos diría yo!

Un sínodo bochornoso e inservible
Pero también es bochornoso que trate de famoso e inservible el Sínodo convocado en Febrero por los abusos a menores, a la cual tratan de ‘cumbre’. Parece que no es tan sabiondo con relación a las cosas de la Iglesia.
Es curioso cómo los infiltrados ofenden descaradamente a la Iglesia y al Papa, buscando demoler sus prestigios o ascendientes sobre las personas de todo el mundo. Un verdadero católico nunca se daría ese lujo, pues sabe que Francisco es el símbolo de la unidad de los cristianos (en el amplio sentido de la palabra) y la esperanza de un cambio real en el alma de las personas.

Desde mi punto de vista, que estimo de igual jerarquía que el de Meneghini, me parece que el Papa Francisco es un Gran Vicario y brillante político, que ha sabido pegarle a los enemigos de la Iglesia, en el centro de sus negros corazones… y por eso tanta inquina y tantas palabras ofensivas.
Por que sabe, con claridad meridiana, que el peor castigo para ellos, es hablarle a la gente de los sacrificios personales (que incluyen un límite al consumismo), dar misericordia a los necesitados (declaró un Año Santo) y a los más pobres y, sobre todo, hablar de Dios como un Padre Bueno que entregó a su Hijo para que pudiéramos salvarnos.

Supina ignorancia
Solamente un ignorante –ampliamente ignorante- en las cuestiones eclesiales, puede asegurar que los Papas tienen –como los políticos de la política corrupta- un ‘programa’ de Gobierno y que no ‘sabía que hacer’ cuando llegó a la máxima jerarquía dentro de nuestra Iglesia.
El Papa no es perfecto. No hace falta demasiada sapiencia para darse cuenta que es humano y, por lo tanto pecador como nosotros. El problema de Meneghini es, por el contrario, que cree que conoce mejor a Francisco mejor que él mismo y puede pontificar sobre él, valga la parodia. Dice que lo fagocita un ansia de poder pecaminosa, pero no pasa de ser una mediocre y maldiciente apreciación subjetiva, de una persona que también está convencido de que es un gran erudito y preclaro político. Es la soberbia que exudan muchos hermanos tres puntos.

Muy por el contrario a este criterio, existen millones de católicos en el mundo que miran a Francisco de una manera totalmente distinta, sabiendo que él es sólo un representante del Cristo adorado, a quien trata de imitar. Bergoglio siempre supo el alcance de las palabras de Nuestro Señor cuando dijo: “Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.” (Mt 11,25-27)
Todos estos ‘sabios y entendidos’, además, se manifiestan presuntuosos y llenos de sentencias que consideran verdaderos dogmas, lo mismo de lo que nos acusan a los católicos.
Las fuentes que cita Meneghini, realmente no resultan confiables. Diego Genoud (autor de un libro sobre Bergoglio), es periodista del Diario La Nación, que todos sabemos fue fundado por el gran maestre de la masonería Bartolomé Mitre; y continuado por su descendencia. No es un observador objetivo que pueda citarse para demostrar que el Papa haya ‘fallado’ en su Misión Apostólica (por que no entiende nada de eso) o sea un ‘fracaso’ que engañó a todos.
Sólo cito, para terminar, las enormes contradicciones de la nota en cuestión: Por un lado trata al Sínodo de Obispos sobre abusos sexuales (o ‘cumbre’ como despectivamente lo llama) de “famosa e inservible”; y por el otro, dos o tres párrafos más abajo, dice incomprensiblemente que el Papa Francisco, que fue el que convocó al Sínodo de Obispos de todo el mundo, “que no hizo nada”. O es ignorante o sólo quiere denostar al Papa.

Como yo, habría que preguntarse ¿por qué tanto ataque? Lo mismo que cuando nos preguntamos sobre la masonería, los iluminati o el nuevo orden mundial. La primera respuesta que surge es: “por sus frutos los conocerán” (Mt. 7, 20); la que habría que complementar con otro aviso de Nuestro Señor: “Tengan cuidado de los falsos profetas” (Mt. 7, 15)
Una última reflexión personal: los distintos movimientos nacionalistas de Nuestra Patria, se encuentran totalmente infiltrados por las sectas secretas que responden a las grandes logias de Inglaterra y EEUU; y por ello, saltan iglesias ‘tradicionalistas’ que apuntan a descabezar a la verdadera Iglesia de Cristo. Es una espina clavada en sus oscuros designios y que no los deja apoderarse, finalmente, de la Creación, para sumirnos en las tinieblas de la desesperanza y la increencia.

 Autor: Dr. LUIS FERREYRA VIRAMONTE, laico - Director



viernes, 22 de marzo de 2019

DIPLOMATURA EN PENSAMIENTO SOCIAL CRISTIANO



UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CÓRDOBA


Diseñado y organizado por la Facultad de Teología

Dirigido a: Profesionales interesados en profundizar en una mirada cristiana de los problemas sociales y búsqueda de una respuesta a los mismos desde la Doctrina Social de la Iglesia.

Descripción: La Doctrina Social de la Iglesia propone, especialmente a los laicos católicos, los principios ideales actuales como criterios de juicio y construcción social: la dignidad de la persona, la subsidiaridad como tarea de la propia libertad y la solidaridad como expresión de la caridad. Por otro lado, ofrece una especie de programa que no es negociable, tendiente a la defensa de la vida como don, la protección de la verdad y liberad. Debemos estar convencidos de que la Doctrina Social de la Iglesia es apta para resolver los problemas sociales, y ello no se da si no se desarrolla una formación verdadera y eficaz. No es una última vía de solución, sino que tiene categoría propia; no pertenece al ámbito de la ideología sino al de la teología, siendo lo suficiente amplia para adaptarse y aplicarse a las variables de los tiempos sin negar sus principios inmutables y permanentes, siendo expresión de la vida de los miembros de la Iglesia, conteniendo los fundamentos teóricos para contribuir a un desarrollo social integral.

Inicio: 04/05/2019

Duración: 14 encuentros cada quince días | Sábados de 9 a 13 hs.
| 4 y 18 de mayo | 1, 15 y 29 de junio | 27 de julio | 10 y 24 de agosto | 7 y 21 de septiembre | 5 y 19 de octubre | 2 y 16 de noviembre | complemento virtual I100 hs. totales

Director: Abog. Scarpino, Silvana

Docentes:

Dr. Azpeteguía, Hernán Patricio Dr. Bianchi, Enrique Carlos Dr. Brain, Daniel Horacio,  Dr. Meneghini, Mario Albino,  Dr. Reyna, Santiago Maria, Dr. Villagra, Angel, Master Aliaga, Diego Enrique, Mons. Torres, Pedro Javier, Ab. Sonzini Astudillo, Sixto José.

Coordinadores: Giordano, Mariana Andrea - Zanvettor, María Laura

Informes:

Fundación Jean Sonet - info@fjs.ucc.edu.ar 

(0351) 4938000 Int. 183/184/186 (de 8 a 16h)